Capitulo 9

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Dejando atrás la pesadilla en la que Steven me torturaba sin piedad por enterarse de que era una bruja seguí con mi vida y decidí decirle la verdad a Steven antes de que se entere por otro lado y sea peor. Busqué a Steven para explicarle de una vez que era una bruja y que si no me aceptaba que lo entendería, yo lo amaba tanto que lo aceptaba pero no estaba segura de que él hiciera lo mismo. Lo busqué por todas partes pero nada, no lo encontraba, había desaparecido; lo primero que pensé fue “se enteró que soy una bruja por su cuenta y me dejó” pero me loo habría preguntado para confirmar.

-¿Has visto a Steven?- pregunté a Natalia.

-Fue a buscarte ¿no lo has visto?- preguntó asustada.

-¿Te pasa algo?- dije mientras observaba su mirada aterrada.

-No es nada – pausó- bueno Steven antes de irte a buscar, me dijo que vio alguien del pasado que le estaba observando- me miró aterrorizada- no le quise hacer caso.

-¿Eso es malo?- dije sin entender,

-No lo sé- me miró- ¿y si era un enemigo?

-¿Enemigo?- reí.

-Steven mató a muchas personas- pausó- ¿y si una volvió para hacer vengarse por su cuenta?

-No creo, eso fue hace mucho tiempo- le aclaré- ¿cómo era esa persona?

-Un hombre pelirrojo de ojos castaños, de estatura – pausó- como del porte de Steven.

-Voy a ver que averiguo.

Fui a casa de Steven teniendo la esperanza de que estuviera ahí y el hombre fuera tan solo uno mas que se cruzaba por ahí. Entré en sus casa que quedaba a la vuelta de la mía, parecía una casa antigua tanto por fuera y por dentro, al pisar se escuchaba a la madera crujir. Las paredes estaban desgastadas y sin ninguna foto ni ningún detalle que me diga que el viviera ahí, pensé que estaba metida en otra casa hasta que entré en una habitación, esta habitación destacaba de las demás, estaba bien pintada, había fotos mías y de Steven juntos y un armario vacío, es decir, no tenía ropa pero tenía montones de cuadernos viejos y churruscados. Agarré uno pensando que me daría una pista sobre el lugar en el que se encontraba Steven.

«7 Febrero 1946

Han pasado tres días desde que esa despreciable criatura me haya transformado en un igual. Tengo mucha, pero mucha hambre y lo único que me apetece es beber sangre humana, pero no puedo, no puedo quitar una vida para salvar la mía. La otra noche maté a un hombre, el me provocó y al enojarme me lancé sobre él y lo mordí hasta dejarlo seco de sangre, después me puse a pensar ¿y si tenía familia, hijos? Y yo lo maté solo por mi bien. Solo espero que este infierno acabe, que haya una cura para esta enfermedad, no quiero vivir matando gente. Samuel sigue desaparecido y no se por donde buscar»

Cayó una lágrima sobre la hoja al ver que terror había vivido Steven, por miedo de matar a alguien. Era un buen hombre con mala suerte. Seguí buscando respuestas sobre el hombre que vio Steven.

«12 Febrero 1946

Un hombre me amenazó, diciéndome que si buscaba a Samuel lo matarían a él y a toda mi familia. Tuve que arriesgarme porque si no lo buscaba, no solo el no me perdonaría sino que yo tampoco me perdonaría a mi mismo. Arriesgué mi vida buscándolo y cuando por fin lo encontré estaba inconsciente en una jaula de oro, al acercarme un poco sentí dolor, como si un veneno mortal recorriera mi cuerpo, entonces me alejé y volví a la normalidad. Sentí algo que atravesaba mi espalda y al mirar mi estómago había un trozo de madera. Al despertar estaba en mi casa, sin ninguna herida en mi estómago,en cambio, mi padre estaba tirado en suelo y al ir a socorrerlo, no reaccionaba y entonces la vi, la sangre, tenía tanta hambre que empecé a beber, aún oyendo las súplicas de mi padre no pude parar hasta que su corazón paró de latir»

Recuerdos del único amor I: HerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora