Capitulo 12

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Aún sufriendo por la separación de mis padres, sin salir de mi casa y sin ningún contacto con el exterior, todo el tiempo viendo películas tristes, o al menos para mi lo eran, todas de una familia feliz que afrontaba todo. Solo me recordaba que la mía se había roto para siempre.

-Tienes que ir al colegio- dijo mi madre.

-No quiero salir.

Me sacó de la cama tras súplicas y explicaciones de que aún amaba a mi padre pero lo había para que esté bien. Para escapar de ahí y evitar que me siga hablando de él acepté ir al colegio.

Iba caminando por la calle cuando vi a una mujer, de aspecto familiar que se dirigía hacia a mi, intenté acercarme a ella para ver de que me resultaba familiar pero nada, seguí mi camino como si nada e intenté olvidarlo.

-¿Cómo llevas lo de tus padres?- dijo Steven.

-Digamos que...- pausé- no muy bien.

-Lo siento por habértelo recordado.

-No importa, tu haces que no duela tanto- sonreí.

Volvió esa mujer y se acercó a Steven separándolo de mi como si nada y llevándolo a otro lugar fuera de mi vista. Pasaron horas y Steven no aparecía y empecé a preocuparme por él, que le hubieran hecho algo pero entonces Steven apareció.

-¿Qué quería esa mujer?- le dije.

-¿Qué mujer?- su voz pareció como si de verdad no supiera nada.

-La que te llevó hacer horas- dije.

-No me he separado de ti en ningún momento- rió.

-¿Qué es lo que recuerdas?

-Me dijiste que yo hacia que no te duela tanto lo de tus padres.

-Han pasado cinco horas desde eso- dije mientras le mostraba el reloj.

-No me acuerdo de nada- de pronto pausó y empezó a gritar como si le estuviesen clavando mil cuchillos en el estómago, se empezó a tocar la cabeza con gesto de dolor mientras se tiraba al suelo arrodillándose.

-¿Steven? ¿qué te pasa?- dije agarrándole las manos intentando oír respuestas pero no oí ninguna. Steven dejó de gritar y sus músculos se relajaron y calló al suelo, parecía estar muerto. Me acerqué a él con motivo de ayudarle, pero entonces reaccionó y cogió mi brazo con tanta fuerza que sentí como sus dedos atravesaban mi brazo.

-Debes ir con Julieta- dijo mientras le observaba sus ojos blancos con terror. De pronto se desplomó en el suelo, lo llevé al sótano de mi casa, atándole con cadenas de oro por si intentaba algo mas.

Vi como se despertaba observando el al rededor, era la primera vez que no era yo quien estaba atada con cadenas y me dio un enorme alivio.

-¿Dónde estamos?- dijo Steven.

-En el sótano de mi casa- le respondí.

Steven intentó levantarse moviendo sus manos pero entonces se dio cuenta de que estaba atado.

-¿Por qué estoy atado?- dijo.

-Me atacaste Steven- dije asustada.

-Nunca te haría daño.

Le mostré el brazo y como me había quedado y vi su cara de sorpresa, lo que me hacia pensar que no lo hizo intencionadamente.

-No me acuerdo- dijo con tono de terror.

-Algo me dice que esa mujer te hizo algo.

-Intento acordarme pero no me acuerdo de nada- me miró- ¿te dije algo?

Recuerdos del único amor I: HerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora