Capitulo 20

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Ya sabía lo que dijo Steven en la cueva, de quien era la voz que me ayudó a salir del pasado y de una muerte muy dolorosa, ya no tenía mas opción que arriesgarme e ir a abrir la puerta que estaba en la cueva. Solo había un problema con todo esto, la canción, no podía decir las palabras sin dormirme. Tenía que idear algo para poder abrirla sin dormirme y quedarme ahí tirada en el suelo, la única que podía hacer eso era Emma así que tenía que ir a buscarla por todo el mundo si era necesario para poder abrir la puerta de la cueva de una vez.

Busqué las cosas necesarias para hacer el hechizo de localización, era uno de los hechizos mas poderosos que existían en el mundo.

-Cariño- dijo mi madre detrás de la puerta- me voy de vacaciones, solo quería despedirme.

-Adiós mamá- dije.

Sentí como su cara se entristeció detrás de la puerta.

-Suerte- dije.

Seguí con mi hechizo, solo necesitaba arena;que representaba el mundo, un pétalo de rosa amarilla; que representaba a la persona. Conseguí las cosas necesarias en menos de una hora sin interrupción así que realicé el hechizo. Dije la palabras mágicas necesarias para hacerlo y entonces la arena empezó a moverse poniendo forma de el planeta en el que se encontraba, la tierra, y el pétalo se colocó justo en la ciudad en la que estaba yo, exactamente en el bar.

Fui al bar donde supuestamente estaba Emma y la busqué por todas partes pero nada.

-¿Me buscabas?- dijo Emma.

-Estoy preparada- dije.

-¿Para qué?- dijo ella con duda.

-La reencarnación- dije con decición.

-¿Segura?

-Si.

Empezó a cantar la canción que hacía que no pudiera controlarme, caí al suelo con sueño y sin despertarme por un largo rato. Al despertar estaba parada frente a la cueva sin saber como llegué allí ni quien me llevó. No había ninguna puerta abierta en su interior solo estaba la cueva.

-Tendrás que cantarla tu- dijo Emma.

-Me dormiré- dije.

-Si puedes controlar la canción que controla tu mente podrás abrir la puerta.

-No puedo- dije.

-La canción es tan solo algo que se grabó en tu cerebro a la fuerza como un chip, si consigues controlarlo podrás hacerlo.

Emma desapareció de donde se encontraba, avancé hacia el interior de la cueva con la esperanza de que funcionara.

Empecé a cantar sin sentir nada, ni un poco de sueña, pensé que lo estaba consiguiendo.

-Duerme que estarás a salvo conmigo y en la tierra de los muertos te quedarás obedeciendo castigada por tu traición- canté mientras me daba cuenta de que no me daba sueño- Duerme que estarás a salvo conmigo...- mis ojos se empezaron a cerrar si poder controlar el sueño caí al suelo arrodillándome- Duerme que estarás a salvo conmigo y en la tierra...- seguía cantando y cada vez mis ojos se cerraban mas y mas, me caía mas al suelo, pero apoyé mis manos- Duerme que estarás a salvo...- creyendo que no iba a aguantar mas pausé observando donde tenía que estar la puerta. Ahí había una luz cegadora que me daba mas sueño todavía, estaba apunto de abrirse así que con las pocas fuerzas que me quedaban volví a cantar la canción pero con mas fuerza todavía, gritando y dejando salir toda la magia que estaba dentro de mi y que tantas personas serían capaz de matar por un poco de ella.

-Duerme que estarás a salvo conmigo y en la tierra de los muertos te quedarás obedeciendo castigada por tu traición- repetí con tanta fuerza que una luz blanca salió de mi cuerpo iluminando el interior de la cueva y su al rededor. Mis ojos se enrojecieron por usar tanta magia y tanta fuerza.

Vi como la puerta que estaba en la cueva se abría poco a poco y cuando por fin se abrió entré en su interior observando como todo se ennegrecía.

Vi a una mujer tan hermosa que cualquier hombre se enamoraría de ella, su hermoso cabello daba luz al lugar y sus ojos verdes daban esperanza a quien los observaba.

-Dame tu mano- dijo esa mujer extendiendo su mano mientras me observaba con sus ojos que parecían hechizarme.

Sin poder negarme me acerqué a ella lentamente extendiendo mi mano juntándola con la suya. Del interior de nuestras manos, cuando por fin estaban juntas, salió una luz blanca que iluminó toda la oscuridad de ese lugar haciendo que caiga en un profundo sueño.

Recuerdos del único amor I: HerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora