Los demonios no son otra cosa que los ángeles caídos, cuyo propósito es ejecutar los planes y maquinaciones de Satanás, y que están conscientes de que serán echados en el lago de fuego y azufre siendo atormentados día y noche por la eternidad.
Su misión esencial es influenciar a los humanos para que no alcancen el conocimiento de Dios a través de todos los recursos del mundo que puedan usar.
Estos seres perversos, manipulan a las personas para que actúen y promuevan los planes de su líder. Influyen en la mente de los individuos, atacan las emociones y dirigen sus acciones a través de pensamientos que parecen naturales pero que realmente son insertados para lograr fines específicos.
Según la escritura en Efesios 6:12, el Apóstol Pablo expone una jerarquía de demonios que está integrada por: principados, potestades, gobernadores y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, es decir los aires.
Principados: Son autoridades de maldad que dominan un territorio o naciones específicas.
Potestades y gobernadores: Su nombre se refiere a su nivel o grado angélico y dominan sobre determinada jurisdicción.
Huestes: Niveles menores de demonios que tienen la función de obstaculizar la obra de Jesucristo y luchar contra sus soldados en la fe.
Los demonios generalmente son invisibles, pero pueden ser audibles. Son seres con personalidad e intelecto, emociones y voluntad.
Atacan a los humanos de varias maneras trayéndoles: enfermedad física, discapacidad mental, la difusión de la falsa doctrina, guerra espiritual, posesión, maldiciones, ataduras, vicios, divisiones, contiendas, confusión, tormento, entre otras.
Jesucristo, quien vino a destruir las obras del diablo y que con su sacrificio en la cruz lo derrotó para librar a la humanidad de su poder, a menudo enseñó en su ministerio acerca de los demonios y sus actividades.
Además, los enfrentó y demostró su poder ante ellos, echándolos fuera de personas poseídas, y otorgó poder a sus discípulos para echarlos fuera.
Por medio del Espíritu Santo que Cristo envío luego de su ascensión, prometió: «El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre» (Juan 14:12).
Mediante el nombre de Jesús se práctica hoy en día liberación de demonios y en su nombre salen de las víctimas. Los demonios tiemblan ante el nombre de Dios.
(todo según la biblia)