Capítulo 6

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Grito y pataleo para que el sujeto me suelte, pero es imposible. Es muy fuerte. Camina unos minutos más y por fin me baja.

-Al fin- digo mirándolo- para tu información, puedo caminar sola Emilio. No tienes que cargarme.

-Sé que no ibas a caminar si yo te lo decía, Laurita- dice con la rosa que me dio Marlon en sus manos.

-Ah! Dámela- digo saltando para que me la dé, ya que él es más alto que yo y subió su brazo para que no la alcance- Emilio, dame la rosa ¡ya!

-Si no te la doy ¿qué me harás?- dice parándose de puntas.

-Solo dámela, ¿tanto te cuesta?- digo parándome de puntas, al igual que él.

-Te la daré si me das un beso- dice acercándose a mi cara, mejor dicho, a mis labios.

-Suéñalo- digo mientras le piso el pie.

-¡Ay!- dice mientras suelta la rosa para sobarse el pie.

-Gracias y adiós- digo corriendo.

Corro lo más rápido que puedo y guardo la rosa en el bolsillo de mi sudadera, de nuevo. Cuando llego al parque, veo a John arriba de Marlon, golpeándolo como si su vida dependiera de eso. Me asusto y recojo una piedra para tirársela a John en la cara. Y con mi excelente puntería, lo logro.

John se soba la cara, que tiene un poco de sangre y me ve súper enojado. Se quita de encima de Marlon y viene en mi dirección hecho una furia. No me muevo, no voy a demostrarle miedo. Me quedo ahí mismo, parada esperando a que él llegue a donde estoy. Cuando se acerca más, me empieza a dar miedo, pero no me muevo. No sé si porque estoy en shock o porque no quiero demostrarle miedo, a decir verdad, creo que por ambas.

Cuando John llega y se para frente a mí, siento que se suaviza un poco, solo un poco. Me mira fijamente y luego, voltea a ver a Marlon que está en el suelo levantándose. Me preocupe porque Marlon no es tan fuerte como John, pero al menos está vivo. Me alegra. Cuando John vuelve a mirarme, lo golpeo, lo golpeo fuerte y comienzo a llorar. Él se queda quieto recibiendo mis golpes y no me detiene. Cuando termino de golpearlo, corro hacia Marlon, que se está limpiando la sangre que sale de su cara.

-Marlon... perdón. Todo esto es mi culpa. Yo... lo siento.

Él solo se ríe. ¿Acaso está loco? Está lastimado y ¿se ríe?

-No es tu culpa, es mía. Al parecer a estos chicos no les gusto que te diera una rosa.

-Esos chicos están locos. Es mejor que no te metas con ellos. Son problemáticos.

-Creo que ya lo noté- dice riéndose.

-Mejor vamos a un hospital, tienen que revisarte.

-No hace falta. Solo son unos golpes que se curaran- me dice queriendo dar a entender que está bien.

-Sigo creyendo que es mejor ir al hospital y no sé tú, pero yo ya los llamé.

Marlon volteó a verme como diciendo no tenías que hacerlo, pero lo hecho, hecho está. A los pocos minutos, llega una ambulancia y revisan a Marlon en una camilla. 

Pasa el tiempo y dicen que no tiene nada roto, solo unos golpes y unas aberturas, pero que las coserán y listo.

Cuando está listo, nos advierten que no tenemos que andar buscando peleas y así no terminar lastimados. Asentimos, aunque sabemos que nos fue nuestra culpa, pero discutir no tiene sentido.

Caminamos sin rumbo fijo por mucho tiempo. Y ninguno de los dos establece una conversación. Hay un silencio profundo, no es cómodo ni incómodo. Caminamos por más horas o minutos, no lo sé y veo que está oscureciendo. 

-Creo que ya deberías ir a mi casa, se está haciendo muy tarde- dice Marlon mirándo al frente.

-Sí, creo que sí- digo mirándo mis zapatos.

-Bueno... espero verte otro día.

-Igual, adiós- digo mientras me doy la vuelta para verlo a los ojos y luego, irme corriendo.

Llego a mi casa y cuando abro la puerta, escucho a mi hermano discutiendo  con alguien. Me acerco más y se oye como la voz de una mujer. Me acerco y paso al lado de la pared que distancia la puerta de la sala y veo a mi tía discutiendo con mi hermano. Ambos voltean a verme y yo me quedo ahí parada, sin saber que hacer. Mi hermano corre hacia donde yo estoy y se para frente a mí, extendiendo sus brazos, como para cubrirme de mi tía.

-No se hará lo que dices- dice enojado- no decidirás su futuro NUNCA.

-Sebástian, debes entender que es por el bien de todos- dice seria con los brazos cruzados sobre su pecho.

-Quiero que te largues de esta casa, no eres bienvenida a partir de hoy. ¿Entendiste?

-Sebástian, esos modales- dice haciendose la sufrida.

-Largo- señalando la puerta.

-Bien- dando la vuelta y recogiendo sus cosas- no me rendiré Sebástian, que te quede claro.

Bueno, para que conozcan un poco a mi tía les diré que ella nunca, nunca ha sido una mujer admirable. Siempre depende de los demás, sea por las buenas o por las malas. Cuando eramos pequeños, mi tía quiso que mi padre dejara a mi madre y se casara con ella y como no lo logro, lucho para que mi madre perdiera el trabajo y que su fama bajara. Cuando vio que mi padre siempre la apoyaba en todo, trato de matar a mi madre disparándole en el hombro. Mi padre la demando, ella gano y no fue a la cárcel ¿por qué? por su dinero, obvio. Ha tenido 12 esposos y tres novios en toda su vida. Todos con mucho dinero. Muchos han sido narcos, ladrones, traficantes, etc. Pero a ella no le importo eso, solo le importo el dinero. No sé a que habrá venido y no sé porque hizo que mi hermano se enojara tanto. Él solo se enoja por cosas importantes o por cosas que no le parecen.

-Sebástian ¿puedes decirme que paso?

-No es nada, solo olvida lo que viste o escuchaste.

-¿Estás seguro? Te veías muy molesto y...

-Laura, dije que no es nada- dice sin mirarme- sube a tu habitación y cámbiate. Saldremos a comer.

-Bien, ya regreso.

Subo a mi habitación y me ducho, me cambio. Me pongo un pantalon blanco y una blusa negra holgada. Bajo y mi hermano está sentado en el sofa con sus manos en su cabeza y las llaves de la moto a su lado. Quiero saber qué fue lo que le dijo mi tía que lo hizo enojar tanto. 

-Estoy lista.

-Se da la vuelta y me ve- bien, vamos.

Me acerco a él y me da mi casco. Vamos a su moto y me subo en la parte trasera. Maneja por mucho tiempo y veo que salimos a carretera, a mi hermano no le gusta salir a carreteras, nunca le ha gustado. 

-¿A dónde vamos?- le pregunto,  aunque no sé si me oye.

-No te preocupes, te gustara. Disfruta del paisaje.

No respondo y me agarro más fuerte de él. Tengo un poco de miedo, ya que nunca he salido a carreteras, me mantengo solo en casa o en el instituto. Pasan unos minutos y llegamos a un hermoso restaurante en una colina. 

-Bien, llegamos- dice mientras se quita su casco en modo cool.


LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora