Capítulo 6: El tejado

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El ruido proveniente de fuera le hizo abrir los ojos. No podía creerse que ya tan de madrugada su novio estuviera intentando arreglar el dichoso tejado. Miró hacia la ventana para darse cuenta de que pese a que no había sol y el cielo estaba nublado, no llovía y eso era toda una ventaja para poder arreglar los problemas estructurales de la casa.

Aun así, Minato, que había elevado la cabeza para mirar hacia la ventana, la dejó caer nuevamente. ¡Estaba agotado! Pero debía levantarse y tratar de quitarle de la cabeza a su novio esa estúpida y peligrosa idea de subir al tejado. Cerró los ojos, pensando que "cinco minutos más no le haría daño a nadie" y entonces, escuchó ese fuerte ruido que auguraba que algo se había roto en el piso inferior.

Resopló y se puso en pie. El otro lado de la cama estaba vacío, lo que le indicaba que su novio ya se había puesto en marcha. ¡Añoraba un poco el sexo! Desde que se habían mudado sólo habían discutido y trabajado, nada más. ¡Era un gran cambio! Así quería verlo Minato, un cambio al que todos debían acostumbrarse y quizá, sólo era duro el inicio pero luego... tenía esperanza en que su relación fuera a mejor.

Buscó la ropa junto a la silla, pensando en todo lo que había cambiado en su vida cuando la camisa de cuadros estuvo en su mano. Antes vestía con elegantes trajes a medida, era un reconocido enólogo y ahora... criaba caballos en un lugar perdido de la mano de Dios.

Vestido, abrió la puerta de la habitación golpeándose contra un cubo metálico en mitad del pasillo. Dejó escapar una maldición por no recordar los problemas de las dichosas goteras. Su espinilla se resentía ahora y parte del agua se había volcado tras el golpe.

- Joder – se quejó Minato aguantando el dolor.

Le tomó unos segundos reponerse, pero enseguida volvió a caminar nuevamente y bajó a la cocina. Allí estaba Naruto, recogiendo un vaso que se le había caído al suelo haciéndose añicos. ¡Se alarmó! Era cierto que Tobirama siempre le repetía que era demasiado sobreprotector pero... ¿Cómo no serlo? Era su niño, lo único que le quedaba y por lo que daría cualquier cosa.

- Naruto, déjame a mí.

- Yo puedo, papá.

- No quiero que te cortes. Te prepararé el desayuno en un momento, siéntate a la mesa.

Recogió los cristales y buscó una escoba para recoger los que no pudiera ver. Odiaba que se rompiera el cristal, siempre saltaba por todos lados y acababan apareciendo trozos hasta en lugares lejanos donde no debería haber. ¡Era un peligro! Pero sólo podía intentar recoger todo lo mejor posible.

- ¿Qué es ese ruido? – preguntó Minato mientras buscaba una sartén.

- Tu novio quiere subir al tejado.

- Oh, ¡Dios! – se quejó Minato, ya se había olvidado de eso o al menos, quería creer que no lo haría tan temprano – dame un segundo, Naruto.

Dejó la sartén en la encimera y salió hacia el porche. Su hijo le siguió al instante, no quería perderse aquello y sabía el mal carácter que podía tener su padre cuando se enfadaba, pese a que pocas veces lo hacía.

- ¿Tobirama? – preguntó Minato cuando descendió las escalerillas del porche, teniendo el río frente a él y la gran explanada.

- Aquí arriba – sonrió Tobirama.

Minato se giró y miró al tejado de donde provenía la voz. ¡Estaba allí arriba! Había subido con una vieja y destartalada escalera de la que él ni se habría fiado. Aun así, no fue aquello lo que le preocupó, sino el verlo caminar como si nada entre las tejas. Abrió los ojos incrédulo y gritó para que le escuchase.

Tormentas de verano (Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora