episodio 20.

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¿Que son esos molestos ruidos en el techo?.

         Fui abriendo los ojos ,después de tallarlos con mis manos y de dar un par de bostezos. Me levante quedándome sentada en la cama ,meditando si debía o no levantarme mientras miraba hacia la nada.

        —¡FRIDA DEJA DE COMERTE ESO! ,no,no Saltes. ¡Ven aquí! —escuchaba cierta voz familiar  viniendo del techo de mi habitación y después un golpe acompañado de una queja de dolor.

      Salí y al encontrar el origen de tanto escándalo no sabia si reírme o ayudarlo.

       —creo que no salio bien —Imari estaba literalmente colgando del techo con los brazos estirados y los pies los tenia atorados en alguna cosa. —ya riete.

     Solté la carcajada mas escandalosa que pude.

       —¿que demonios? —aclare mi garganta y tosi un par de veces —Imari ¿como acabaste ahí?

        —Hoy maduraron el resto de los duraznos de tu árbol.

          —y eso que ,mi  tío es quien los baja ,ya que el árbol es de el y mi papá.

        —uno me hizo ojitos desde la vista de mi habitación —cerro los ojos —se me antojo uno ok.

     Me reí otro poco y se quejo.

    
       —tu lo haces ver tan fácil ,¿como es que no te caes? ¿Tienes injerto de chango o que?.

        —oyeme baboso nadie me dice chango —y no dejaba de luchar y retorcerse para liberarse.

         —si te sigues moviendo así solo te enredaras mas —y de pronto se quedo quieto.

        —¿entonces como me liberó de estas cosas?

        —eres un desesperado de primera.

         —no me gusta estar así ,me recuerda cuando atraparon a...—se callo de golpe y me miro. Como si hubiera estado apunto de decirme un secreto muy importante para él.

         —¿a quien?, ¿atraparon a alguien de tu familia?

        —dejalo no importa ,ahora ayudame.

      —no lo haré hasta que me digas.

        —que no ,es un secreto ¿tu no tienes o que?.

         —no —mentirosa ,mentirosa.

       —solo ayudame quieres.

       
        —no, no quiero —decía como niña malcriada de brazos cruzados.

          —¡Nela! —gruño ya bastante enojado, pero no iba a ceder fácil.

          —habla ahora o rompete el hocico —decía imitando el tono de voz de los sacerdotes al decir: "hable ahora o calle para siempre".

          —Nela...

          —uno....

         —basta.

        —si no hablas no ayudo —usaba el tono retador y entonces, estalló.

         —¡cuando pescaron a mi madre! ¿Contenta? —de pronto la burlona sonrisa ,se desvaneció de mi rostro al oírlo decir eso.

        Sin hacerla mas de emoción, me acerque y como pude le fui ayudando.

        —esta ,muy enredada. Te dije que no te movieras —le reprochaba al querer deshacer el nudo que se había hecho con sus pies. Entonces vi en el piso el cúter de mi padre.

El principe del océano en peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora