episodio 46 (segunda parte).

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Yareth

Me dolía el cuerpo, apenas sentía las piernas y la cabeza me punzaba horrible. Conforme fui reaccionando, escuchaba voces con mas claridad, eran voces que no reconocía. El ambiente olía a humo de madera y en mis rodillas podía sentir tierra y hojas secas.

         —¡hey!. El muchacho despertó —decía uno de ellos con voz imponente. Mi escasa vista logro distinguir que se había puesto de pie y avanzo alguien mas enfrente mio.

         —¿donde estoy? —fue lo único que pude preguntar en un hilo de voz. Aquel sujeto enfrente mio me hizo levantar la cara con la punta de una lanza para poder verlo... Y mi corazón se detuvo al ver su imagen.

   Edahi. Ese maldito me tenia como prisionero y a Alana la tenia de rehén. ¿Pero donde la tenia?. Él tenía la piel azul y los ojos negros.

            —creo que sabes quien soy a juzgar por tu mirada —comentó sombrío con una sádica sonrisa en su rostro.

            —¿que quieres de mi?, ¿donde esta Alana? —me quise abalanzar sobre el, pero el tirón de una fuerte soga atada a mis manos me hizo retroceder de golpe. El solo se río y me tomo del cabello obligándome a verlo a los ojos.

          —el sufrimiento de tu familia y todos los que la rodean eso quiero. En cuanto a tu peculiar noviecita, esta en aquella esquina. —mire hacia donde señalaba su mano llena de adornos y tatuajes, y ahí estaba. Atada de manos y piernas al igual que yo. Estaba ensangrentada y tenia el cabello recortado.

La furia y la cólera lleno de nuevo mi ser y quise avanzar de nuevo. Pero aquellas malditas sogas no me soltaban o se rompían, me sentía débil y cansado. Todos los presentes solo se reían de mis inútiles intentos por liberarme.

       —te esfuerzas en vano hermanito postizo —tomo mi cara para después soltarme bruscamente. Se acerco a Alana y le acaricio el cabello —ay estos Bonampak —decía negando con la cabeza —atesoran tantas cosas inútiles. ¿Que acaso se puso de moda en el reino, enamorarse de cualquier humana que les hable bonito?

          —¡TE VAS A MORIR PERRO INFELIZ! —grite lleno de ácido tirando de nuevo de las sogas que me tenían preso. Mas risas y carcajadas sonaron.

 

            —oye Balam ya encontré a tu perrito —replicó bufón a un sujeto cuyas características reconocí de inmediato. ¿Mayas? Creí que ya no existían pero  seguían aquí, y por lo que veo eran los secuaces de este maldito impostor. Todos alrededor rieron y yo solo podía gritar lo mucho que los odiaba.

          —Yareth por favor ya calmate —exclamó Alana del otro lado con lágrimas en los ojos. El simple hecho de verla en ese estado, fue lo que me hizo reaccionar y calmar mis acciones.

Todos se veían amenazantes. Incluso el tipo que se hace pasar por Edahi se miraba mas imponente y poderoso que cuando estaba en su disfraz de oveja.

Se enfoco de nuevo en mi, y esta vez tenia un semblante amenazante y perverso, que no me transmitió nada bueno. De forma automática mire a Alana y él río.

             —pareciera que me lees el pensamiento Yareth —mi pulso se detuvo y mis nervios aumentaron cuando lo escuche hablar de esa forma tan sombría. Los tipos a su alrededor se empezaron a reír bajo y a murmurar entre ellos cosas que no entendía. Edahi a paso lento se fue acercando a Alana y le pidió con una seña algo al tipo mas fuerte de los que se hallaban ahí.

Aquel hombre fue por detrás de un arbusto ,saco una caja de madera antigua y se la entregó a Edahi. El la tomo y desenvolvió algo que me congeló el alma y me hizo querer liberarme pronto.
    Aquella caja tenia dentro un cuchillo largo, con una punta muy afilada y el empuño tenía el rostro de un animal que no pude reconocer.

El principe del océano en peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora