¿Alguna vez han sentido ese placer de estar tirada sobre una cama tan cómoda, con el cuerpo tan relajado, y pensar en que no tienes razón para levantarte? ¿Que nadie te espera o te esta presionando y sientes que eres libre para dormir unas cinco horas más aunque ya haya salido el sol?
Así me sentía en este momento, podrían pensar que cualquier persona lo ha sentido la mayoría del tiempo, pero no yo. Mi vida era una montaña rusa en constante movimientos, rapidos, lentos, subidas y bajadas de golpe. Hoy después de una alocada fiesta me levantaba más tranquila con cero resaca a mi parecer. Erguí mi cuerpo sobre la cama y me coloque la primer playera que encontré tirada en el suelo de la habitación.
Moría de sed, mi boca y mis labios pedían a gritos hidratación. Caminé hasta la puerta y crucé por el pasillo como sonámbula, y aunque esta no era mi casa, conocía cada rincón a la perfección, pasé la gran parte de mi infancia corriendo por estos pasillos detrás de un desquiciado niño que se hace llamar mi mejor amigo.
Bajé las escaleras sin problema y cuando di una vuelta para entrar en la cocina, algo impactó contra mi cabeza haciéndome caer al suelo completamente. Mi mano fue directamente a la zona del impacto, cuando unas manos desconocidas me sujetaron de los brazos.
-Por Dios, ¿Estás bien? Lo lamento tanto-suplicó la voz de un hombre y me extrañé. Los sábados en la mañana no había nadie en esta casa, incluyendo a mi amigo, el cual salía a correr incluso después de una noche tremenda como la de ayer.
La persona que me golpeó en seguida me levanto y me sentó en un taburete de la cocina. Me queje del dolor frenéticamente sin abrir mis ojos del todo.
-Creo que tu frente se está hinchando- dijo el hombre y al momento de abrir mis ojos el colocó tan fuerte una bolsa de guisantes congelados sobre mi frente. Me quejé nuevamente.
-Lo lamento—pidió de nuevo. Abrí mis ojos poco a poco y al enfocar mi vista, descubrí un par de ojos azules enormes y llenos de preocupación que me observaban directamente. Un hombre moreno, de cabello negro, y sin camisa que nunca había visto ,se hallaba justo frente a mi.
-¿Quién eres tú?- logré articular.
-Soy Rami, ¿y tú eres…?-me miró un largo rato queriendo decifrar quien era yo. Quizá pensaba que era una chica cualquiera que había dormido con mi mejor amigo después de una borrachera.
-Soy Layna.
-¿Eres novia de Sebastián?-preguntó refiriéndose a mi mejor amigo.
-No, su mejor amiga, ¿y tú…?
-Soy su tío-no lo comprendía, tenía congelado en cerebro en este momento. Este hombre me parecía tan familiar.
-¿Con qué me golpeaste?
-Tenia la puerta de la nevera abierta y creo que no la viste y te golpeaste, muy fuerte de hecho-mencionó y me quitó la bolsa congelada-Oh, creo que quedara inflamado, buscare una pomada-dejo la bolsa sobre la encimera y se giró buscando sobre los cajones alguna pomada.
Lo observe con detenimiento, vaya que tenia buen cuerpo y un porte muy elegante. Su voz era muy masculina y creo que la recordaba de algún lugar. Al girarse y volver a mirar su rostro, supe quien era, y tuve que luchar conmigo misma para no gritar. Poco me duraría ese esfuerzo cuando se acerco y me huntó una suave pomada en mi frente. Su rostro estaba tan concentrado en el golpe que no notó lo cerca que estuvo pronto de mi. En seguida, la puerta principal de la casa se abrió y Sebastián apareció en escena, con ropa deportiva sudada, al vernos se quitó los auriculares de sus oídos y me miró un tanto extraño.
-Buenos días ¿resaca?-dijo y cruzó la cocina tomando una jarra de jugo de la nevera y sirviéndose en un vaso de cristal.
-En realidad fue un accidente, me golpee la cabeza con la nevera-expliqué. Sebastián miró a su tío con algo de recelo y sentí el ambiente muy tenso de repente.
-¿No deberías tener una camisa?
-Claro, lo siento. No sabia que tenias visitas. Hice wafles por si gustan desayunar—masculla su tío-Ha sido un gusto conlcerte, Layna y lamento el golpe, de nuevo-yo solo sonreí y el se marcho hacia las escaleras.
Cuando estuvimos solos, me levante y pellizque a mi amigo.
-¡Ah, suelta mi pezón!—gritó.
-¿Por qué no me dijiste que Rami Malek es tu tío?
-Porque ibas a ponerte así de loca y pervertida.
-Por Dios, conoces mi serie favorita. La vemos cada sábado.
-La cual es un asco y te lo he dicho- se gira y se sirve wafles en un plato.
-Justo ahora estoy dudando de nuestra amistad—dije imitando su acción para desayunar.
-Él no es relevante en mi familia por eso nunca hablo de él, la ultima vez que vino fue en navidad cuando tenía cinco, y cuando mi madre lo necesitó estaba bastante ocupado-reclamó sin mirarme-Solo vino por remordimiento y porque ahora es millonario-me lanza una mirada-¿Eso es lo que te excita más, verdad?
-¡Cállate!-grité y lo golpee con la palma de mi mano en la espalda. Él se quejo y me lleno de crema batida la cara. Ambos nos reímos.
-Solo te digo que si quieres un suggar daddy, no será él-bromeó.
-¿Por qué no? Yo tengo lo mío-conteste a modo de broma subiendo mis piernas en su regazo. Él responde aplastando la hinchazón de mi frente la cual produce un dolor horrible.
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Vestida de azúcar 《Rami Malek》
FanfictionLayna nunca imaginó, que su actor favorito fuera el tío de su mejor amigo. Tampoco imaginó que una simple apuesta generara tantos problemas un triángulo amoroso, una ex novia tóxica y un gran secreto, no prometen terminar nada bien.