Capítulo XIX: "La verdad"

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Layna.

Los días pasaron aún más lentamente desde que Seb supo lo que pasó entre Rami y yo. Obviamente negué lo que sentía por él, no tenía otra opción, mi amigo ya estaba muy lastimado, y aceptarlo sería la última bala directo a su corazón.

Él pareció ser muy distante los siguientes dos días, asistió a clases todo el día y no volvió hasta muy tarde, por lo que tuve que estar todo el día con mi hermana.

Por la mañana me iba hacia el hospital con el padre de Seb en su auto, donde teníamos tiempo para charlar. Noté que era diferente, y se comportaba distinto conmigo, era como más cuidadoso, y más atento, como un padre. Si necesitaba algo podía llamarle y pedirle cualquier cosa. Era acogedor su gesto, pero no me llenaba tanto como Seb, o como Rami podría hacerlo.

Pensaba muy a menudo en Rami y me preguntaba si sabía o se preocupaba por saber cómo iban nuestras vidas, más específicamente, la mía.

Por la tarde, tengo que volver a casa en el autobús. Cuando camino por la entrada, veo que la puerta de la casa se abre desde mi distancia, y Lily sale por ella. La miro un tanto confundía mientras ella me fulmina con los ojos.

-Trepadora-murmura cuando pasa por mi lado. Sin tomarle tanta importancia, entre en la casa, encontrándome con Seb, en la cocina lavando platos.

-¿Qué hacía Lily aquí?

-Solo vino a saludar-contesta sin voltear a verme.

-¿Y la dejaste pasar?-me acerqué-¿Incluso le hiciste de comer?-deja los platos en el estirador y se seca las manos con una toalla mientras me observa sin expresión alguna.

-Tenía hambre-contestó después de unos segundos. Dejó la toalla, me pasó por un costado y se marcharon escaleras arriba.

Apreté los labios conteniendo mis ganas de llorar. Una vez más, me fui al sofá y dormí toda la noche en él.

A la mañana siguiente, me despertó el sonido incesable de las notificaciones de mi teléfono. Lo tome deprisa con el pensamiento de que eran noticias sobre mi hermana, pero al desbloquearlo, me di cuenta que eran menciones y etiquetas en facebook, donde había una compilación de fotos mías besándome con el profesor, con el chico de la fiesta y el chico del pasillo, incluso había una de Seb y yo. Por debajo de esas fotos había miles de comentarios obscenos y ofensivos hacia mí.

En seguida traté de averiguar quién las había subido, pero varias personas las habían compartido e incluso guardado y subido desde su propia cuenta. No quería pensar que habia sido Seb en algún arranque incontrolable de enojo, pero después, caí en la cuenta que si pudo haberlo hecho por eso. Cuando se arrepintió y lo borró, fue demasiado tarde, ya muchos las habían guardado. Aun así estaba enojada.

Me levanté, me duche y me cambié. Tome un taxi hacía la universidad y lo busque por los pasillos mientas murmuraban al verme pasar. Al encontrarlo, lo empuje contra la pared llamando su atención.

-¡¿Es en serio?!-Grité soltando las lágrimas que había retenido-Sabes por lo que estoy pasando ¿y me haces esto?

-Yo no hice eso-explica aparentando preocupación-Layna-me nombra y me toma del brazo.

-¡No me toques!-me jalé-Eras la única persona con la que me sentía segura, y amada, y ahora no dejo de pensar que solo te aprovechaste de mi situación para acostarte conmigo.

-¡No fue así, Layna!-gritó y yo lo empuje de nuevo.

-¡No me hables más, no quiero volver a verte! ¡te odio!-me di la vuelta y salí corriendo.

-¡Layna, espera!-me siguió. Saliendo del edificio él me alcanzó y me rodeo de la cintura por detrás.

-¡Suéltame, Sebastián!-comencé a patalear y a golpearlo hasta que caímos al suelo y el me aprisionó entre su cuerpo y el césped.

-Yo no me aproveche de nada-mascullo sin aire-Te amo, Layna, de verdad lo hago-rodé los ojos-Yo no subí las fotos, Lily lo hizo-lo volví a mirar y lo golpee en las pantorrillas.

-¿Y por qué las tenía ellas?-se quejó del dolor.

-Ayer robo mi teléfono de la habitación. Yo no la invité a cenar, fue mi madre, pero se fue justo cuando tú entraste, no estuvimos solos y yo no cocine.

-Eres un imbécil. Quítate-me retorcí bajo él.

-Ya la obligue a bajar las fotos. La amenace con demandarla si no lo hacía y quitaba las demás que subían los otros.

-Pues aún están ahí.

-Apenas lo está haciendo-dejé de forcejear y lloré de nuevo.

-Lo lamento-mencioné. Seb me soltó de su agarre-Lamento haberme metido con tu tío. Fue un error y me arrepiento. Te necesito, Seb, solo a ti-lo sujete del rostro y lo besé.

****

Después de aquella escena, volvimos a casa más calmados. Al entrar, nos dimos cuenta, al escuchar unas voces en la sala, que no estábamos solos.

-Ella no está aquí-decía el padre de Seb.

-No quiero que continúe aquí, no es sano-le contestó mi madre.

-Ha pasado aquí momentos felices de su vida, ¿Por qué no dejas que continúe así? Está pasando por un mal momento.

-La necesito en casa. Estoy sola y si está aquí corre peligro la verdad.

-En algún momento tienes que decírselo, y si no lo haces tú lo hare yo.

-¿Me estas amenazando?

-No.

-Porque yo puedo demandarte por secuestro, ¿entiendes?

-Sabes que eso no te beneficiaria, ni a ti ni a ella.

-¿Cómo sabes lo que nos beneficia a nosotras? Tú nos abandonaste, cuando dijiste que escapáramos, yo tenía todo listo y me dejaste.

-No podía irme, tenía que hacerme cargo de mi hijo. Pero si tan solo me hubieras dicho la verdad-se lamentó.

-¿Qué hubiera cambiado? Siempre la preferiste a ella.

-¡Todo hubiera cambiado!

-¡Y una mierda! Si Layna no llega a casa esta noche, te denunciaré, y contaré de las cosas asquerosas que suceden en esta casa.

-¡Por Dios, Nora! ¡Ella también es mi hija!

-¿Qué?-exclamó Seb acercándose a ellos. Ambos voltearon hacia nosotros, con asombro-¿Layna es tu hija, papá?-yo di dos pasos hacia atrás, como queriendo escapar de aquello. Mi madre tapo su rostro y sollozó.

-Sí, hijo-contestó su padre-Ella es tu hermana-concluye mirándome. Entre abrí la boca de asombro y las lágrimas brotaron por mis mejillas.

Seb se dio la vuelta y salió corriendo del lugar.

-¡Hijo!-gritó y fue tras él, dejándome sola con mi madre.

Vestida de azúcar 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora