Capítulo XXII: "No quiero perderte"

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Layna.

Rami y yo fuimos al hospital lo antes posible, en donde nos permitieron primero ver a Seb, el cual ya había sido atendido y estaba bien. Mientras que a mi hermana la revisaban algunos médicos, y cuando estos terminaran, podríamos pasar a verla.

Al pararme en la puerta de la habitación, miré a Seb sentado sobre una camilla, con una bata blanca, el rostro algo golpeado y su brazo izquierdo enyesado. El giró la cabeza un poco a su derecha y me miró, me extendió su mano y yo me acerque a abrazarlo con delicadeza.

-¿Dónde demonios estabas?-grité molesta y le jale el pezón, como comúnmente lo hacía cuando estaba molesta.

-¡Ah, deja mi pezón!-gritó-Yo no te lo jale así ninguna vez-dice con naturalidad, como si nuestros encuentros sexuales siguieran siendo tan normales para él-No estuve en ninguna parte. Él día que me fui me quede en la playa hasta la noche, pensando, luego volví a casa y no había nadie. Decidí hacer una prueba de sangre y tome ADN de mi padre, lo deje en un laboratorio, y cuando salí con los resultados, un imbécil me chocó-explicó-Lo admito, fue mi culpa, iba muy rápido a buscarte para contarte la noticia, otro secreto más de nuestra familia-me tomó de la mano-Mi padre no es mi padre, sino el tuyo, y quien fue tu padre era mi padre.

-¿Qué?-exclame anonadada.

-Sí, al parecer nuestros padres hicieron intercambio de pareja o algo así-se rio-Lo mejor de todo es que no somos hermanos, y podemos estar juntos-sonríe-¿No te da gusto?-preguntó al ver que no reaccionaba.

-Por supuesto que sí-sonreí con lágrimas en mis ojos y nos abrazamos.

-Aún hay otra buena noticia para ustedes-dice mi padre apareciendo en la habitación, me giré hacia él y ambos lo miramos-Sebastián resultó compatible con tu hermana. Así que todo está listo para el trasplante-explicó.

-No lo puedo creer-masculle mirándolo-Salvarás a mi hermana-lloré.

-Haría eso por ti y más-acaricio mi cabello y luego me besó.

-¿Puedo verla antes de la operación?-pregunté hacia el doctor y el asintió sonriendo. Me despedí de Seb y atravesé el pasillo hasta el fondo, llegando a la habitación señalada, donde mi hermana se hallaba sentada, recargada en la cama y mi madre de pie junto a ella.

-Layna-exclama Crystal con alegría y lágrimas comienzan a caer por su rostro. Me aproxime a ella y le di un fuerte abrazo.

-No sabes cuánto lo lamento-sollozó en mi hombro.

-Descuida, aún nos tenemos, tenemos otra oportunidad para estar juntas y hacerlo bien-dije, intentando tranquilizarla, sin embargo, ella continúo llorando a mares.

Unos diez minutos después, los doctores se dispusieron a prepararla para entrar en seguida al quirófano. Cuando salí al pasillo, ya trasladaban a Seb también hacia allá.

-Iré a casa a traerte algo de ropa. Volveré antes de que salgan-le dije.

-Gracias, cariño. Todo estará bien. Te amo-asentí y me besó de nuevo.

Una vez que ellos desaparecieron por un extremo del pasillo, al girarme, Rami se encontraba del otro lado, y caminaba hacia la salida. Lo perseguí a paso apresurado hasta que lo alcance afuera.

-¿Vas a irte sin despedirte?-hablé y él se detuvo.

-Sé lo que está pasando-contestó-Y sé lo que pasará después-me quedé en silencio-Yo sabía que Sebastián no era tu hermano-lo miré confundida-Mi hermana me lo confesó una noche, hace años. Y ahora que él va a salvar a tu hermana tu... tienes que estar con él. Aunque no lo ames, solo por gratitud, y lealtad crees que serás capaz de amarlo algún día.

Vestida de azúcar 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora