Capítulo XVI: "Miedo"

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Layna.

Besar a Seb se sentía tan extraño y bien a la vez. Era algo que a nuestra edad nunca espere que pasaría de nuevo.

Cuando fuimos adolescentes intentamos ser novios, fue más por la presión social. Hacíamos todo junto, íbamos a la escuela, paseabamos en bici, comíamos en la misma mesa, nadábamos, incuso nos bañábamos juntos, y cuando comenzamos a sentir atracción por nuestros sexos opuestos, decidimos experimentar nosotros mismos.

Fue un desastre, nuestro primer beso, nuestra primera cita, tomados de la mano, todo aquello fue embarazoso, y fue entonces que solo una semana después terminamos, porque pensamos que por ser amigos de toda la vida, todo nos había salido mal, no obstante, más tarde nos dimos cuenta, que así sucede en todas las primeras veces y que no era que no encajáramos, simplemente, no teníamos la experiencia.

Lo siguiente que sucedió, fue que él tuvo novia y toda la presión desapareció. Olvidamos aquella dura etapa y regresamos a ser inseparables. Claro que nos peleábamos más y nos decíamos cosas más duras, pero siempre volvíamos a ser los mismos, y nunca, hasta hace unos días, imaginaria que él estuviese enamorado de mí. Tal y como me lo había confesado hace unos minutos.

Ese no era el problema, en absoluto, el problema fue que yo también sentía cosas por él, cariño de amigos y una atracción física a la que podía resistirme, pero a quien no podía resistirme era a su tío. Después de pasar una noche con él, y mandar aquel audio a mi amigo me hizo sentir tan culpable. Yo me había enamorado de él mientras jugaba a una tonta apuesta de besar chicos, ¿eso en que me convertía?

Mentirle a Rami me hacía sentir tan sucia, que de un segundo a otro decidí decirle la verdad.

—Necesito tomar aire—le dije a mi amigo y salí casi corriendo de la habitación, baje las escaleras y al abrir la puerta, Rami se encontraba de espaldas a ella.

*****

Pasaron algunos días desde que Rami se marchó y que mi hermana sigue esperando un donador. Al día que despertó con su bebé muerto en brazos, cayó en un coma y no ha despertado. Mientras tanto, mi madre, Ashton y yo, tuvimos que enterrar al bebé.

La ceremonia fue muy breve y privada. Al volver a casa, mi madre estaba en shock todavía que se quedó en el auto, mirando hacia la nada como por media hora.

Yo en casa, trate de distraerme preparando algo de comer, aunque ninguno tuviera apetito era una buena forma de ocuparme en algo.

—¿Sabes que si tu hermana muere va a ser tu culpa?—dice Ashton detrás de mí. Lo miré con los ojos vidriosos y enojada.

—Eres despreciable, no sé cómo mi hermana estaba con alguien como tú—mis palabras parecieron enojarle.

—Tu eres tan inútil que no eres capaz de darle tu medula. Ella vale mucho más que tu—explota acercándose a mí.

—No es mi culpa no tener la misma sangre, imbécil, quizá si hubieras estudiado lo sabrías—estaba sacando todo lo que había contenido contra él durante meses.

—Te crees la gran cosa ¿no?—se río, pero era una de esas risas malévolas. Camino hacia la puerta y le metió el pestillo. Lo miré extraña—Demuéstralo—se abalanzó sobre mí y por instinto comencé a correr hacia la habitación. Él tenía más condición que yo, así que me alcanzó y me tiró sobre el piso.

—Ya no hay nadie que me detenga, Layna.

—¡Auxilio!

—Si esto se daba por las buenas iba a ser delicado, pero ahora quiero que sufras—solté un gritó al ver en sus ojos que lo que decía era en serio.

Paso sus manos por todo mi cuerpo mientras yo pataleaba y luchaba por quitármelo de encima.

—¡Layna!—gritó mi madre en la puerta mientras la golpeaba,

—¡Mamá!—Ashton se rio, él había puesto el seguro y se quedó con la única llave al momento que abrió para que entráramos.

Ashton levanto mi vestido y me quitó las medias de un jalón.

—¡No, no!—hice más fuerza y casi logre zafarme, entonces, tomo una almohada y la sujeto sobre mi cara. Más me resistí, y cuanto más gritaba más rápido me quedaba sin aire. Logre escuchar como Ashton se desabrochaba el cierre de su pantalón y entre en pánico total. Me faltaba el aire y estaba indefensa.

Al momento que logró entrar, se escuchó como un cristal se hizo añicos. Lo siguiente que pasó fue que Ashton se apartó de mí, la almohada se cayó de mi rostro. Tome la primer bocanada de aire y tosí, Me incorporé y me aleje lo más que pude hasta topar con la pared. Recogí mis piernas y comencé a llorar, al mismo tiempo que Seb golpeaba a Ashton en el suelo.

*****

Entre en un ataque de pánico profundo que no desapareció ni minutos después de que llegara una patrulla y una ambulancia. Me daba miedo moverme y me daba miedo sentir dolor. Me daba miedo intentar levantarme y no poder caminar. Tania vivo el recuerdo y la sensación de aquel pedazo de carne sobre mí, y aunque logró entrar solo por dos segundos, me lastimó.

Mi madre me hablaba, los paramédicos me hablaban y yo no respondía, hasta que Seb los aparto y se acercó a mí lentamente, lo abracé, y fue cuando me volví a sentir segura. El me levantó del suelo.

—Cariño—hablo mi madre tratando de acercarse.

—No—exclamé—No me llames así—la miré con enojo mientras lloraba—Ese fue el hombre que permitiste que viviera con nosotras y pagara nuestra comida—bajo la mirada con culpa—No quiero verte—jale Seb para que nos marcháramos. Fuera de la casa, la ambulancia aún estaba esperando, y uno de los paramédicos se acercó.

—Necesitan revisarte, estarás bien—dice Seb acariciando mi mano. La paramédico me da una sonrisa tranquilizadora y luego me subo en la ambulancia con ella. Me revisa rápido y me recomienda tomarme una pastilla por si acaso y hacerme exámenes de ETS también por si acaso. Afortunadamente, le había tomado aquella pastilla a mi hermana y luego de que estuviera en el hospital, tome toda la caja y la guarde. 

Vestida de azúcar 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora