Capítulo XX: "Apasionadamente"

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Las gotas de lluvia que se deslizaban por el cristal pronto llegaban a desvanecerse cuando se encontraban con el final de la ventana, eran muy parecidas a mis lágrimas cuando viajaban por mis mejillas hasta caer en mi regazo o las desaparecía con mi mano antes. El cielo del medio día estaba tan gris y negro como mi interior en la actualidad.

Después de aquella verdad revelada en casa de mi amigo, tuve que volver a la mía, incapaz de poner un pie en la habitación donde Ashton me ataco, me la pasaba sentada alado de la ventana de la sala de estar, viendo hacia lo más lejano que pudiera, deseando estar ahí, o en cualquier lugar, menos aquí.

Los únicos sonidos que se hacían presentes, eran el de la lluvia y mi madre cortando vegetales en una tabla de madera. Me observaba, lo sé, pero como siempre, fue incapaz de dedicarme algunas palabras de apoyo o de disculpa.

—Deberías ayudarme a hacer la cena—dijo en cambio.

—No tengo hombre—conteste sin voltear a verla. Ella no respondió—¿Por qué nunca me lo dijiste?—exclamé tratando de contener mi molestia.

—No estaba segura hasta ahora—nos miramos.

—Siempre lo sospechaste y nunca hiciste nada.

—Tuviste un padre, Layna. Un padre que te amo con todas sus fuerzas y hasta su último aliento.

—¿Y lo engañaste?—grité—Te ibas a ir con otro hombre y lo ibas a dejar solo con otra niña. Me culpaste toda la vida, siempre sentí que tenías algo contra mí, ¿fui yo la culpable de arruinar tus planes?

—Ya no hablaré más de ese tema.

—Arruinaste mi vida y nunca te lo voy a perdonar.

—Soy tu madre, Layna. Y hago cosas solo por tu bien—rodé los ojos y la ignoré—No necesitamos nunca de esa familia y no lo necesitamos ahora. Escúchame bien—pidió eufórica, por lo que volví a mirarla—No volverás a esa casa ni volverás a ver a esas personas, no quieres saber de lo que soy capaz, ¿entendiste?

—Sí—conteste, decidiendo darle por su lado para que se calme un poco, aunque sabemos que no le haré caso en absoluto.

—Y espero que todavía sigas yendo a la escuela.

—Por supuesto.

—Y también espero, Layna, que entre tú y Sebastián no haya pasado nada—la miré un momento.

—No, madre. Siempre fuimos solo amigos—mentí y volví mi vista a la lluvia.

*****

El día siguiente, fue domingo, por lo que mi madre se fue temprano a la iglesia y yo aproveche para prepararme algo decente de desayunar. Me duche y me cambie antes para comer más relajada, ya que anoche no pude dormir mucho y me sentía adolorida del cuerpo.

Cuando tenía poco de haberme sentado, alguien toco a la puerta, por lo que tuve que levantarme a abrir. Del otro lado, me encontré con el padre de Seb, que ahora sabia, también era mi padre.

Conocer aquel secreto fue muy traumaste para ambos, después de mantener la relación a escondidas que teníamos, saber que eremos medios hermanos nos hacía sentirnos extraños ante todo. Así era por mi parte, y me arrepentía de algunas cosas.

—Hola, ¿puedo pasar? Sé que tu madre no está así que podremos hablar tranquilos—asentí con la cabeza y lo deje entrar cerrando detrás de mí.

—¿Café?—ofrezco una vez se sienta en un taburete.

—No, gracias—sonríe. Tomo asiento delante de él, con la mesa entre nosotros.

—Escucha, Layna, sé que mereces una explicación mejor que la que creo tu madre te ha dado sobre esto—comenzó—Yo siempre te he visto como mi hija, porque eres la hija de mi mejor amigo, y tu amistad con Sebastián forzó aquel lazo—dio un suspiro—Tu madre y yo salimos cuando éramos jóvenes, pero nunca formalizamos. Cuando conoció a tu padre ella se enamoró y se quedó con él, y el antes salía con la que es mi esposa ahora y yo me enamoré de ella. Después de algunos años ella me buscó y dijo que no era feliz con su esposo, estuvimos saliendo hasta que yo paré todo aquello porque supimos de la existencia de mi hijo, y me dedique toda mi vida a él. Y luego nacieron ustedes dos casi al mismo tiempo, y por mi mente nunca cruzó que tú llegaras a ser mi hija, eras tan parecida a tu padre, pero ahora que lo sé, eres parecida a mí también—comencé a llorar en seguida.

—Esto no es lo que más me duele, sé que tuviste una vida muy hermosa con él, con tu padre—sonreí al recordarlo—Lo que me hace sentir culpable es que Sebastián te ama. Te ama de la forma en la que un hombre ama a una mujer; profunda y apasionadamente, lo hace desde que era un chiquillo, créeme, el piensa que no lo sé, pero siempre lo supe. Lo lamento tanto—se le escapan algunas lágrimas.

—Nada de esto es culpa suya—estreche nuestras manos—Sé que algún día Seb y yo podremos encontrar el amor en otra persona, pero...--trague saliva—hace dos años perdí a mi padre, era la única persona que me entendía, me aconsejaba, me cuidaba y me consentía tanto, ya no tenerlo ha sido el dolor más fuerte que he experimentado, pero ahora, siento que Dios me dio otra oportunidad, contigo. Me crio un hombre maravilloso, que nunca podré olvidar, pero, el que me dio la vida sigue aquí, y también es increíble—sonreí con nostalgia—¿Quién dice que no puedo quererlos a los dos?—él sonrió con tanta felicidad. Ambos nos paramos y nos dimos un abrazo fuerte y duradero.

Aquel encuentro con mi padre biológico fue como de película, y físicamente sentí como mi alma y la luz volvía a mi vida. Cuando más dura estuvo la tormenta, un pedazo de cielo se abrió entre las nubes y un rayo de sol brotó por ahí, dando paz y armonía a uno de los momentos más difíciles que estaba pasando, me dio esperanza y muchas ganas de seguir viviendo mucho más.

****

Por la tarde mi madre volvió a casa y preparó algo de cenar antes de irse al hospital a hacerle compañía a mi hermana, por suerte me quedaría sola toda la noche.

Pasé el resto de la tarde y parte de la noche llamando a Seb por teléfono, rechazaba todas mis llamadas, absolutamente todas, las quince en total que le hice, y los mensajes de desesperación solo los miraba pero tampoco los atendía,

"¿Qué estás pensando? ¿Dónde estás? Vuelve, por favor" eran algunos de los mensajes.

Agotada, me tiré sobre el sofá, rendida y dispuesta a dormir, no obstante, poco me duró el gusto, pues tocaron a la puerta y tuve que levantarme de nuevo. Al abrir, me encontré con la persona que menos esperaba en este momento pero a la que más había necesitado. 

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Chicas, es mi deber informales  ya solamente quedan tres capítulos para que la historia concluya, los cuales estaré subiendo uno por día. Gracias por todo! por sus comentarios y sus votos! las amo!!!

Vestida de azúcar 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora