Ya a Hail le tocaba hacer el voto de casta. Era un muchacho hermoso. Alto para sus 15 años, fuerte de contextura, de cabello castaño claro, ojos verdes, de porte algo desgarbado y ese detalle le daba cierta elegancia característica. De piel bronceada, igual que todos los de su edad. De ágil mente. Listo para salir de problemas y entrar en ellos. Con un gran corazón. Las chicas jugaban con el, por una marca parecida a una estrella que tenía en su espalda, a la altura del hombro. Era una mancha de nacimiento. Nadie sabía por qué estaba allí. Su madre le había hecho análisis y solo sabía que era un cambio de pigmentación.
Para Hail, todo era importante. Su mentor de casta, Oliv, decía que tanto sentimiento en alguien que se perfilaba con tanto poder, debería ser vigilado. La noche de su nacimiento hubo una tormenta estelar. El planeta pasaba por una nube de asteroides que presagiaba eventos magníficos, las luces polares se reflejaron hasta cerca de los trópicos. Hail llegó a la vida en un caldo magnético que cifró su mente y su vida....
El Gran Jerarca de la Casta Dragón, una de las Siete escuelas de la Luz, supo de este nacimiento, cuando leía las escrituras. Cuando leía el acuerdo de la casta Dragón con la Etnia de Galador que decía que uno de los hijos de la Casta Dragón sería entregado a Galador a cambio de la supervivencia de la sabiduría de la casta, en los tiempos de las guerras por Lampur.
La etnia Galador era una de las tribus de las sombras. En los principios de la civilización, las tribus se dividieron en dos grupos. Aquellos que estudiaban la naturaleza y sus efectos en el paisaje y sus vidas, y aquellos que les otorgaban poderes sobre naturales a los eventos. Los primeros creían en planificar el futuro. Los segundos en la imprevisibilidad del mismo, basados en que todo era producto de dioses que alterarían sus vidas. El castigo y el premio era lo que se esperaba de esos dioses. Estos eran llamados las tribus de las sombras.
Las escuelas de la luz, estudiaban los efectos naturales. La mente, el cuerpo, la interacción de su especie con las demás. De esta manera, sus poderes mentales se basaban en la selección natural que haría viables aquellos humanos que podían resistir los efectos magnéticos de su ambiente. La concentración que podía acercar a los humanos a la compresión de los eventos por venir de acuerdo a la actividad circundante. La naturaleza humana, sus alcances y posibilidades de supervivencia en los ambientes naturales.
La Casta Dragón no mataba, al igual que las demás castas. Nadie que perteneciera a una casta lo hacia. Sabían combatir, lo hacían con fuerza. Pero su mente debería poder más que la muerte. Su espíritu no se quebrantaría. No matarían conscientemente. Ese era el juramento del Dragón. No matarían a otro ser humano, ni siquiera de las sombras. A no ser que... Es posible que ...
Su nacimiento fue feliz, el segundo hijo de cuatro. El segundo varón de la casa Calos en la Décima Generación.
Hail estudiaba lo que todo ser humano debería saber para ser útil a los demás. Ya había culminado la academia. Antes de ir a la universidad o dedicarse a aprender lo que sería su labor en su vida adulta, debería pasar dos años en la Escuela de la Casta Dragón, aprendiendo la sabiduría de los antiguos y los nuevos conocimientos que lo enseñarían a dominar su mente, a entender la naturaleza, su cuerpo y a las demás especies habitantes del planeta para lograr la armonía total. Pero antes debía hacer el voto.
En toda la vida de Hail se le había inculcado el valor de la palabra, de la verdad, del conocimiento del mundo, de lo lejos que están las sombras de la armonía, de lo cerca que están del caos, de lo importante que es guardar el conocimiento de la mente y la naturaleza de las sombras pues de lo contrario, la luz estaría en riesgo. Si las sombras tuvieran las mismas armas que la luz, sin tener los mismos principios, sería el fin de la vida en Albión.
Todo su mundo comprendía su familia, sus amigos y maestros. Ahora ya estaba en capacidad de saber cómo poder comunicarse con otras personas cercanas, con su mente. De haber sabido esto antes, habría hecho trampa en la academia. Bueno, no tanto… Por lo menos no habría tenido que estudiar tanto.
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Albion
Science FictionLa Federación Interplanetaria, que protege las formas de vida humanoide, plantó la vida en aquel planeta. Pero entre sus reglas está el que cada planeta debe generar su propia cultura. Su propia decisión, su propia estructura social de acuerdo a los...