El Transporte

9 2 0
                                    

Yon, Alissa y Yelí se despedirían en casa. Sus Padres irían con Hail a la estación. Allí estaría Oliv esperando a su grupo.

Cargaron las cosas en el vehículo. Abrazó fuertemente a cada una de sus hermanas.

§  Vamos, no te vas de este mundo. - Dijo Alissa con los ojos húmedos

§  Te amo. - Dijo Yelí,  escondiéndose en sus brazos. Entonces Yon dijo:

§  Oye enano!, pórtate bien. Nada de travesuras, no rompas nada y mantén limpia a la casa Calos. Esta bien? – Dándole un golpe en el hombro y abrazándolo.

§  Trataré. - Respondió al abrazo.

Subieron al vehículo y se marcharon. Llegaron a un edificio con diseño oblongo, donde salían las naves de transporte de largo alcance. Las aeronaves se basaban en sistemas de transporte magnético. Utilizaban fusión fría basada en la conversión de hidrógeno en agua y viceversa como energizante. Cada vehículo podía transportar cómodamente a 150 personas. Despegaban y aterrizaban verticalmente. Sus zumbidos eran fuertes, por lo que el edificio tenía sistemas de disipación y turbinas que captaban los vientos. Cada posibilidad de captar energía limpia era aprovechada al máximo. En todas partes.

Se utilizaban colores tranquilizadores, tonos malva, celestes, aguamarinas, obras artísticas ondulantes y cinéticas, cascadas, plantas. Eran un ambiente de grandes espacios, escaleras automáticas, cristales, bandas de transporte. Todo tranquilizador, y mucha gente. Estaban cerca del trópico, los atuendos eran simples, generalmente de líneas rectas, holgados, los hombres y mujeres utilizaban el pelo largo o corto, con estilos naturales y cortes que daban formas limpias.

Su madre, una mujer hermosa, delicada. De carácter templado, atlética. Se exigía una excelente forma física a los médicos del sistema de defensa. Cabello color miel, ojos café claro, de tez bronceada y regular. Podía ser muy dulce y extremadamente severa cuando lo requería. A veces debía ir a su trabajo para investigar tareas escolares, todos los chicos tenían acceso al lugar de labor de sus padres, y la observaba. Dirigía, tomaba decisiones, era uno de los médicos más exigentes con su equipo. Pero también, sabía agradecer una buena labor. Instaba a sus alumnos a aprender y no mediaba excusas para ayudar a alguien.

Había decidido tener a sus cuatro hijos. La reproducción era voluntaria, no la sexualidad, esta era libre. Una mujer debía prepararse para la maternidad y permitir la fecundación conscientemente. La selección natural del ambiente, había limitado la reproducción a aquellos a quienes realmente estaban preparados. Para tener un hijo, ambos miembros de la pareja debían tener una salud impecable y realizar ciertos preparativos a nivel mental. Su espíritu debía estar armónico. De lo contrario, las glándulas no emitían los productos necesarios para la concepción. Tanto en el hombre como en la mujer, debía existir una preparación específica que podía tardar hasta semanas en una pareja que ya se amaba, y a veces nunca podía ser cuando no existía comunión. Por esta razón, las familias eran sólidas. Pues todos los hijos costaban un proceso físico, mental y espiritual en donde no cabían dudas.

Él observaba a sus padres, percibía perfectamente su preocupación y lo lamentaba. Pero no podía hacer nada, no podía engañarlos. Ellos lo adivinaban, o eso creía.

Ya avisaban por los altavoces la partida del transporte. Hail no sabía que decir, además de que los amaba.

§  Te quiero mami. Por lo menos, dame una oportunidad si fallo. - La abrazó fuerte. Profundo.

§  No fallarás. No hay forma en que eso ocurra - Ella sintió a su hijo. Extrañamente tuvo la misma sensación que sintió cuando nació. Sintió que no era suyo. Sintió algo diferente que con los demás. Realmente sintió que la dejaba cuando se separó de ella. Sintió que se había roto algo.

AlbionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora