En la cueva todo se fue calmando. Solo era perturbado por los lamentos de Sistian. Tianan miraba a Ilushia, o por lo menos lo que había quedado de ella. Mejor así, no seguiría sufriendo. Pensaba. La tormenta del Klutka, era su poder. Ella tenía la semilla de él. Aunque ahora se viera tan indefenso. Tianan se fijó en Hail. Era bello. Su cabello limpio y brillante. Su piel. Sus piernas fuertes, igual que su pecho y sus brazos. Su boca sensual. Pero era mas joven de lo que le había parecido. Kaiat le había dicho que se había disfrazado para despistar a los demás. Ahora mostraba su forma real y con esa forma habría sido suya de cualquier manera, aun sin profecía. Miraba con odio a Sistian. Fue un buen castigo. Tal vez no lo mató porque lo necesita todavía. Pero quedará lisiado. Inútil para seguir dañando a otra joven.
La fecundación hizo caer a Hail en una especie de coma. La tormenta comenzó a disolverse no sin antes haber dejado estragos en la población de las sombras a mas de ciento ochenta kilómetros a la redonda, se habían liberado casi quinientos megatones de energía. El sismo y las erupciones habían producido maremotos en las costas del océano de Estador a miles de kilómetros de distancia, que habían sido magnificados por las mareas producidas por la alineación. Alrededor del cráter habían emergido lanzas de roca que apenas hacían posible el tránsito a pie por la ruta que antes habían seguido los secuaces de Sardoc.
Las ciudades de la luz habían sobrevivido. Con muchos daños. Pero no había pérdidas humanas. Tal vez la única vida de la Luz en peligro era, precisamente, la de Hail.
Los sensores enviaban las lecturas. Hail había fecundado. Por lo menos las lecturas mostraban el incremento de enzimas y hormonas necesarias para la fecundación, en un humano de las tribus de la luz. Antes de eso Hail estaba muy débil y después peor. No estaba claro cómo habían hecho esas personas, para lograr desencadenar todos los procesos necesarios para conseguir la fecundación de manera involuntaria. Pero estaba claro que conocían la profecía o por lo menos parte de ella y habían producido los cambios en el cuerpo de Hail para producir semen fertil...
Los de la Casta Magnos, estudiaban los efectos de la tormenta, el sismo y la alineación en los territorios de las sombras. Debían tener la información de los movimientos de las sombras para poder colocar a los de Megalus. El desastre favorecía la intromisión de extraños que pudieran espiar a las sombras en los templos de los Antiguos. Pero debían tener cuidado. Por experiencia sabían que después de hechos naturales, las sombras se basaban en sacrificios humanos para "calmar" a los dioses. Esto era aprovechado por las clases dominantes para deshacerse de cualquier oposición.
En la sala de monitoreo, los médicos estudiaban la forma de ayudar a Hail. Había pocas posibilidades. El debía salir del coma. Si enviaban solamente ondas mentales, corrían el peligro de crear un colapso neuronal y dañar el delicado equilibrio entre la razón y la perturbación. Tenían que conseguir un medio para despertarlo. No podían ir a prestarle ayuda. Todavía los efectos de la tormenta tenían a los aeródromos cercanos muy dañados para viajes de largo alcance y por otra parte no llegarían a tiempo para evitar el daño.
§ Qué se puede hacer? – Preguntó Támises de Magnos a los que estudiaban las posibilidades
§ Hay una posibilidad, señor – Se volvió uno de los médicos – Pero necesitamos al Consejo...
Támises oyó la propuesta. Era arriesgada, pero era la única posibilidad. Mandó a convocar al Consejo. Cada minuto alejaba la posibilidad de despertar a Hail.
El Consejo llegó.
§ Tal vez podamos despertarlo... – Dijo – Pero los necesitamos a todos
Se miraron
§ Adelante – Dijo Calem de Endor por todos
Kaiat miraba a Hail. Rumiaba lo que le diría cuando despertara. Podría echar la culpa a Sistian, si veía que estaba enojado. Si no, se tomaría el crédito. Era un joven tan lozano. Tan fuerte. Tan viril. Se acercaba a el. Había sentido la fuerza de la fecundación. Habría querido ser Tianan. Pero no importa. Ella estaría allí. Estaría cerca de él. Tal vez la recompensaría. La anciana miró a Tianan con envidia.
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Albion
Science FictionLa Federación Interplanetaria, que protege las formas de vida humanoide, plantó la vida en aquel planeta. Pero entre sus reglas está el que cada planeta debe generar su propia cultura. Su propia decisión, su propia estructura social de acuerdo a los...