Quien....

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Cumplieron con los trámites de identificación, eran distribuidos en las unidades habitacionales de acuerdo a los territorios de donde venían. Hail se separó de Oliv cuando este le dijo que iría a buscarlo a su habitación, después de pedir audiencia con el Gran Jerarca, que estaba allí en ese momento.

Hail, comenzó a sentirse extraño nuevamente. Atendió a las instrucciones casi mecánicamente. Sabía que no debía estar allí. Sus amigos bromeaban. La ceremonia de juramentación sería en dos días. Primero, descansarían unas horas y se acomodarían, luego conocerían la ciudad. Para después ir a la sala de ceremonias a saber cómo se comportarían en la juramentación.

Hail no hablaba. No desempacó. Esperó. Cerró los ojos. Buscó a su familia. Sintió a su padre venir. Oliv ¿Qué pasá?. Pensó...

Oliv, fue a su habitación. Se cambió. Vistió sus ropas de Vigilante. Hacía tiempo que no las vestía. Casi desde que partió con la orden de ayudar y guiar a Hail.

Subió sin ceremonia, al templo del Dragón y buscó a Larius. Lo encontró en el gran salón del Templo del Dragón. Era un edificio alto e iluminado, con grandes ventanas a modo de vitrales con espejos azules. La estructura era de color parecido al marfil. Los símbolos de la Escuela de la Casta Dragón se iluminaban de un modo especial en la cumbre. El Gran Salón tenía formas simples, elegantes y majestuosas. Con elementos de fuego y agua. Espejos, cristales de cuarzo, prismas, colores tenues, paredes de mármol y otras cubiertas de hiedra con pie de agua que corría elegantemente por canales. Había espejos y estanques con bordes donde se podía meditar. Larius, estaba ante una ventana desde donde se divisaba la ciudad completa. No habló.

§  Cómo está? - Preguntó Larius sin voltear

§  Tiene más sensibilidad de la que halla visto en nadie. Siente la perturbación a su alrededor. Está expectante. – Dijo Oliv, sin mostrar emoción

§  Tú que crees?

§  Es poderoso. No tiene idea de su poder. Sintió la matanza de la nación Itos.

La nación Itos. Una de las tribus de las sombras que quería acercarse a la luz o por lo menos uno de sus sacerdotes quería hacerlo. Desde la división, nadie de las sombras se había comunicado con la luz. Algunos de ellos comenzaron a desarrollar sus sentidos, comenzaron a oír. En los templos de los antiguos que estaban en su territorio, pudieron descifrar algunas enseñanzas. Y alguno de sus miembros había sentido la profecía. Un guerrero de la luz se acercaría a las mujeres de Itos y las fecundaría. Sería el final de las sombras. La única oportunidad era acercarse a la luz y salvar a la nación Itos.

Las etnias de Galador y su emperador Sardoc, tenía informantes en todas las tribus y naciones de las sombras. Al enterarse de que Itos podía tener el conocimiento que tanto ansiaba, lo quiso poseer. Los sacerdotes de Itos se negaron a revelar el conocimiento y uno a uno fueron mutilados y vieron como toda la nación ardió a manos de Sardoc en una noche...

Los templos fueron derribados buscando los escritos. Las escuelas de la luz, no sabían si los habían obtenido. Tampoco encontraron sobrevivientes.

§  Supo lo que pasó?. - Volviéndose con las manos atrás lentamente. Sin emoción.

§  No lo sé. Ni su padre ni yo podemos sentirlo si el no quiere, o por lo menos no siendo consiente de que deseamos saberlo.

§  Tú lo conoces. Háblame de él. –Mirando a Oliv fijamente.

§  Es un buen muchacho. Con principios sólidos. Pero está confuso y quiere verte. No se inmutó cuando le dije que te conocería. A veces, es el mismo chico de siempre. Otras, parece mayor que yo. - Todo lo dijo con emoción disimulada, como dudando de la profecía, por lo menos de una parte...

§  Lo quieres, verdad? - Le preguntó Larius tocando su hombro.

§  Su padre viene en camino. - Derrumbándose, aceptando. - ¿Tiene él que estar aquí?. - Interrogó

§  Nadie lo debe seguir y nadie detendría a un padre que solo quiere salvar a su hijo. Si, amigo, el debe estar aquí. -Suspirando- Te ordeno que te retires a la escuela del norte una vez que Hail entre en esta sala. Tu transporte está listo. Si te sientes tentado a venir, díselo a  Harcher, el sabrá que hacer.

§  Dudas de mi?. - Lo miró.

Larius se volvió violentamente. Lo tomó de las vestiduras y lo llevó a una pared. Le habló marcando cada palabra.

§  Has estado catorce años con ese niño. Te estoy pidiendo que lo veas llorar sangre y le des la espalda. No, amigo, no dudo de ti. Estoy seguro que darás tu vida por él. Pero no quiero tu vida. No sirve de nada, ni la tuya, ni la mía, ni la de su padre. Solo sirve SU sangre. La de nadie más. - Lo soltó.

§  El tomará la decisión final.  - Dijo Larius dándole la espalda.

§  Le dirás todo?. – Preguntó, por último Oliv, destruido.

§  Solo lo que necesita saber ahora. - Respondió

Hail, sintió a Oliv. Sintió rabia. Sintió pérdida. Una profunda tristeza. Respiró fuerte. Se levantó. Buscó las ropas que usaría en la ceremonia de juramentación. Las quemó al tocarlas. Esperó.

Los amigos llegaron de su paseo por la ciudad. Hail se había quedado a propósito. El estaba en el balcón de la habitación de su grupo. Sentado, con las piernas cruzadas en la baranda. Los oyó. Uno de ellos, llegó al balcón a contarle, se detuvo. Sintió calor. Se acercó a Hail para ver cómo estaba. Al verlo mejor, observó un halo de luz violeta alrededor de su cuerpo y que levitaba muy cerca del borde. Se erizó. Se fijó en las plantas que estaban alrededor de él y vio como lentamente se alejaban de su piel. Sintió escalofríos y comenzó a alejarse de allí, sin habla. Cuando comenzaba a caminar tropezó con Oliv.

Oliv miró al chico asustado, sorprendido, temblando y luego a Hail. Lo separó.

§  Sal de aquí y llévate a tus compañeros. El Maestro Dan está en la puerta, dile que venga. Corre!!.

Se acercó poco a poco al balcón. Observó a Hail con cuidado. Estaba envuelto en una nube de energía. Ya era inevitable. Debe saber quien es. Le habló suavemente.

§  Hail. Te encuentras bien? Ya estoy aquí. – Dijo suavemente..

§  Sabes toda la energía que hay en este lugar? La paz, la fuerza. Yo no soy de aquí. - Se volvió. Una l'grima cruzaba su mejilla- Por qué no me dijiste que nunca lo sería?.

Sus lágrimas corrían. Su cabello parecía haber crecido, se movia con las ondas de energía. Su camisa estaba abierta dejando ver su pecho bien formado. Se levantó, no se dio cuenta que no tocaba el suelo.

§  Qué pretendías poniendo en mí esperanzas?. – Hablo fuerte, sin gritar, pero fuerte

Los objetos de la habitación comenzaron a vibrar. Comenzaba a sentirse un viento fuerte.

§  No tuviste compasión jamás. Cumplí, por tu satisfacción y la de mi familia. Me esforcé como nadie. – Marcaba las palabras. Sus ojos brillaban. Se veían mas claros. Su mandíbula temblaba en un pequeño tic que mostraba su angustia

No gritaba, pero su voz golpeaba. Oliv resistía la energía. Tenía que tocarlo para equilibrarlo. No debía asustarlo. La vibración aumentaba. Llegó Dan, que apenas se podía mantener de pié por las oleadas de energía que Hail emitía. Oliv lo detuvo con un gesto de la mano. Le habló suavemente

§  Hail, es hora de hablar. Debemos ir con el Jerarca. Dame la mano.- Le tendió la mano.

§  Ten cuidado Oliv. - Le dijo Dan.

Hail, se volvió. Sólo quería estar con Oliv. Vete de aquí Maestro. Pensó. Dan salió despedido con tanta fuerza que quedó inconsciente y un hilo de sangre empezó a correr desde su oido. Hail se heló. Corrió hacia él y cayó. Todo se cayó. Entonces se dio cuenta de lo que había pasado. Yo lo provoque!!!. Pensó. Se aterró mirando el brillo de su cuerpo. Cayó en la inconsciencia, solo gobernó su sentimiento....

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