La Boda, Otra Historia Continua

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Los días se hicieron semana, y el tiempo no se detuvo, diciembre llego sorpresivamente sin mucho entusiasmo como en años anteriores, no había la misma felicidad que se respiraba en el ambiente por los días festivos, al menos para cuatro personas que estaban en un momento decisivo.

Pansy cumplió su promesa y no le conto a nadie el plan que tenían, ni Adán ni Draco sabían nada de lo que estuvieron haciendo en estos dias las dos chicas, con último intento para solucionar las cosas.

Ya se había llevado el primer partido de quidditch de la temporada entre Ravenclaw y de Hufflepuff, ganando por 170 a 40 puntos los Ravenclaw, pasadas las fiestas se esperaba el partido entre los leones y las serpientes. Pero para Harry y Ron no era lo mismo de los años anteriores, amaban el quiddith pero le dolía ver la angustia reflejada en el rostro de Hermione, no podían mantenerse indiferentes ante la tristeza de su amiga. En últimas fechas se desaparecía con frecuencia sin decir nada, pasaba interminables horas en la biblioteca o simplemente desaparecía sin dejar rastro, en otras ocasiones salía de noche de la sala común, le pedía el mapa y la capa a Harry, siempre la interrogaban preocupados sus amigos, pero ella solo le decía que debían confiar en ella.

Hoy la mayoría de los alumnos regresarían a sus hogares para pasar navidad con sus familias, solo algunos alumnos se quedarían en el colegio a pasar las fiestas, tal era el caso de Harry, Ron y Hermione.

Inevitablemente había llegado el día del compromiso en la noche de navidad se llevaría acabo la celebración formal de dicho acto. Se efectuaría dentro de la gran mansión de los Malfoy, ya todo estaba preparado.

Muy a pesar de Draco, los testigos para el compromiso serian el padre de Nott y la madre de Zabini, ya que eran de las pocas familias de magos de sangre pura que mantenía una relación con los Malfoy después de la guerra. Por lo tanto Theodore Nott y Zabini Blaise estaría presentes para empeorar aun más la situación.

Draco hablo con su madre para informarle que no realizaría la promesa inquebrantable, pero daba su palabra de que se llevaría a cabo el compromiso y cumpliría con sus obligaciones.

La Señora Malfoy estaba sumamente triste por Draco, no podía evitar sentirse culpable, mas aun porque no podía revelarle a su hijo que utilizarían las alianzas eternas para sellar de manera definitiva el compromiso, temía que si le decía se negaría y eso pondría en riesgo todo lo que tenían planeado. Quería liberar a su marido de Azcabar, porque a pesar de todos sus errores y faltas ella lo quería, ya fuera por la costumbre o el trato diario pero a lo largo de los años había aprendido a quererlo, incluso amarlo, deseaba con todas sus fuerzas que Draco lograra sentir algún día eso por Pansy, para que fuera feliz. Ese pensamiento era lo único a lo que se aferraba para continuar con el plan de Lucius.

Pansy estaba en su habitación, esperando que sus padres la llamaran para ir a la mansión de los Malfoy, había escogido un bonito vestido en color negro que le quedaba estupendo, estaba sentada frente al espejo del tocador y se peinaba de manera compulsiva su largo cabello negro intentando calmarse un poco. El día de hoy cambiaria su vida para siempre, renunciaría en gran medida a sus sueños, después de todo terminaría siendo la señora Malfoy al terminar la escuela. Eso era parte del compromiso, pero no se sentía lista, aun no estaba preparada para dar ese gran paso. Pero quizás el conflicto más grande era saber que no era la persona indicada a la que uniría de manera definitiva su vida.

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Draco ya estaba listo en su habitación, se sentía de alguna manera como un condenado a muerte esperando la hora de su ejecución, estaba recostado en su cama con las manos tras su nuca, no le preocupaba arrugar el fino y elegante traje negro que vestía para la ocasión. Su cuerpo estaba ahí, pero su mente estaba muy lejos, al igual que su corazón. Su rostro no demostraba expresión alguna era como una máscara sin nota de sentimientos, sin embargo, por dentro cada sentimiento lo consumía lentamente causando una prolongada agonía, de no ser un Malfoy estaría llorando como un niño perdido, gritando a todo pulmón su desesperación, maldiciendo su vida y su destino, ahora era una maldición ser de sangre pura, como deseaba en ese momento ser como cualquier otro de sangre no pura para que no lo obligaran a unir su vida a alguien que no amaba. Se sentía desecho muerto por dentro pero como buen Malfoy, siguiendo sus costumbres, nunca demostraría sus sentimientos a los demás, su rostro se mantendría impasible, indiferente e inescrutable como tenía que ser, como le habían enseñado desde niño.

Salvaste Mi Vida De Muchas Maneras, Hermione.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora