Capítulo 2.

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- Qué maduro, amigo – la voz de Zayn sonó después de un silencio corto.

Después de aquella clase había encontrado un momento a solas con su amigo y le había narrado detalle a detalle acerca de esa nota que Louis le había hecho llegar. Zayn le había escuchado con completa atención sin hacer ningún comentario y sin siquiera interrumpirlo, hasta ese momento.

- ¿A qué te refieres? – preguntó desconcertado.

Zayn respiró profundamente antes de voltear a mirar al rizado que lo miraba expectante. Las voces de otros estudiantes se escuchaban un tanto alejadas mientras el viento soplaba suave, revolviendo su cabello que jamás había podido controlar del todo. Aquella mañana, estando en lo más alto de las gradas de la cancha de futbol, los ojos verdes de su amigo lucían apagados, pero a pesar de eso, el de cabello oscuro sabía que aún había esperanza.

Aún no lograba entender del todo la manera de actuar de Louis. Él siempre había sido el punto intermedio, quien empujó a Harry a cada acción que les llevó a terminar en una relación y quien aconsejó a Louis para que al final, igualmente, se dejara vencer por el amor. Era ridículo cómo había terminado.

- A Louis – se encogió de hombros – No entiendo su forma de proceder. Pero creo que para entender, hay que preguntar.
- Eso quiere decir que…
- Espero que vayas y que lo enfrentes – soltó – sólo de esa manera lograrás aclarar tu mente.
- Lo que menos necesito es tener a Louis cerca.
- Aún nos queda un año aquí, así que tendrás que tenerlo cerca.

La mirada de Harry se posó en unos chicos que corrían detrás de un balón torpemente. Igualmente él y sus amigos estaban en el equipo de soccer de la escuela del que Louis Tomlinson era capitán, eran entrenamientos con los que iba a tener que lidiar igualmente.

- Estoy jodido.
- Así es, amigo – le dio la razón Zayn, como si supiera exactamente lo que había pasado por su mente.
- Aún tengo quince minutos para prepararme mentalmente.
- ¿Dónde lo verás? – preguntó, curioso.
- El árbol en el que solíamos sentarnos que está casi saliendo de la escuela.
- Maldito árbol.

Aquel comentario le hizo soltar una pequeña risa que les tomó por sorpresa a ambos, pero después de un momento, siguieron tranquilamente observando a esos chicos que seguramente serían aspirantes al equipo dentro de poco tiempo.

Los minutos volaron y cuando menos lo esperó, se encontraba corriendo por los pasillos hacia su casillero para tomar las cosas que iba a necesitar para realizar sus tareas esa tarde, que a pesar de ser sólo el primer día, eran demasiadas. Guardó todo en su bolso y cuando se encontró listo se encaminó a la salida.

Hubiese sido mentira el decir que no se encontraba nervioso, porque sus manos sudaban y le hacían parecer como el más grande de los perdedores en la tierra, pero eso nadie tenía que siquiera saberlo más que él. Por momentos aceleraba y desaceleraba el paso con temor a llegar tarde o estar ahí demasiado temprano.

Cuando miró el árbol a lo lejos, pudo ver a Louis sonriéndole a la pantalla de su móvil, cosa que le pareció de lo más extraña, pero al final de cuentas, él ya no era nadie para preguntarle la razón de su sonrisa.

Luis notó su presencia rápidamente, claramente lo hizo, puesto que alejó el móvil de su vista para enfocarla en él, parpadeando un par de veces como si apenas pudiese creer que se encontraba ahí. La sonrisa se había borrado de su rostro rápidamente y el corazón del rizado había comenzado a latir con esa misma velocidad.

- Harry, que bueno que llegaste – soltó el de ojos azules cuando se encontraba lo suficientemente cerca como para escucharlo.

¿Qué debía de responder a eso? No se encontraba feliz por estar ahí, pero tampoco podía decir que se encontraba al borde de la miseria ya que muy en el fondo había un “qué tal si…” que le daba un poco de esperanza.

Tres Otoños |Larry Stilinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora