Capítulo 3.

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Unos golpes hicieron que saliera del país de los sueños en cuestión de segundos. Abrió los ojos sintiendo un fuerte dolor en el cuello por la posición en la que había dormido, miró a su alrededor y reconoció la sala de estar de Zayn. Se dio cuenta de que una manta cubría su cuerpo y la hizo a un lado para poder sentarse.

Segundos después de que el rizado salió de su estado somnoliento los golpes volvieron a sonar en la entrada principal de la casa. Haciendo que la idea de que el hecho de estar ahí fuese sólo un sueño desapareciera. Miró el reloj que se encontraba colgado en la pared y se dio cuenta de que sólo había estado durmiendo durante una hora.

- ¡Zayn! – gritó al no ver a su amigo por ninguna parte.

Los golpes sonaron por tercera vez en la entrada principal y con resignación se levantó del sofá. Caminó arrastrando los pies debido a que tenía muy pocas ganas de estar incluso despierto.

Al abrir se topó con lo peor, quería retroceder sus pasos pero era demasiado tarde al parecer.

- Hola – dijo, con su voz aguda, dibujando una pequeña sonrisa en su rostro.
- ¡Zayn! – volvió a gritar, ignorando al chico.

Miró al interior de la casa, buscando desesperadamente a su amigo que en definitiva no se encontraba en el lugar.

No tenía idea de lo que estaba sucediendo y no quería tampoco averiguar la razón por la que el chico de ojos azules se encontraba en ese momento mirando en su dirección.

- Estuviste llorando – aseguró, Louis.
- Estuve durmiendo – corrigió, con el entrecejo fruncido – maldita sea, ¡Zayn!

Después de ese grito se dio por vencido, estaba más que seguro de que el moreno no aparecería de la nada atravesando una de las paredes para salvarlo de ese momento así que sin más se encogió de hombros, tomó su abrigo del perchero que se encontraba a un lado de la entrada principal con rapidez y se encaminó hacia el exterior del hogar de Zayn.

- ¿Qué haces? – maldita voz.
- ¿No es claro? – preguntó, molesto por las ganas que tenía de abrazarlo – Me voy.
- Espera, Harry.
- Te quedas en tu casa, Louis – dijo sin detenerse – cuando Zayn llegue, le dices que me marché.

Siguió avanzando a pesar de que escuchó la puerta de la casa cerrarse, pero se detuvo completamente sorprendido cuando escuchó unos pasos detrás de él completamente apresurados intentando alcanzarlo.

- Tienes que escucharme – pidió, Louis.
- Te pedí tiempo – le recordó, volteando a mirarlo.

Louis agachó la mirada y él aprovechó para seguir andando.

- Mierda… - escuchó a Louis murmurar.

Caminó con rapidez hasta su auto y después de desbloquear las puertas se adentró con rapidez para poder marcharse lo antes posible de ese lugar. Empezaba a acomodarse el cinturón de seguridad cuando escuchó la puerta del copiloto cerrarse a su lado.

Volteó rápidamente y se topó con Louis sentado a su lado mirando a su dirección con ojos suplicantes.

- Necesito que escuches lo que tengo que decir, Harry – soltó, completamente serio.

Sabía a esas alturas que el de ojos azules no se encontraba en posición de discutir porque lo conocía a la perfección. Siempre usaba ese tono de voz cuando quería evitar cualquier encuentro desafortunado, pero no quería escucharlo, no podía hacerlo.
Cerró los ojos con fuerza porque no quedaban lágrimas para derramar, en realidad se sentía como si estuviese completamente seco y cansado.

- No bajarás del auto, ¿cierto?

Sabía la respuesta de la pregunta incluso antes de hacerla, porque sabía que Louis era extremadamente terco y también estaba seguro de que eso no terminaría a no ser que hiciera lo que el de ojos azules quería.

Tres Otoños |Larry Stilinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora