Capítulo 10.

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Autora: Cuéntenme qué se necesita para ganar en los Wattys porque yo no tengo ni idea y díganle a sus amigos y los amigos de sus amigos de "Tres otoños" para que igual lean este gran desastre de dolor absoluto.

Todos se encontraban sentados alrededor de la mesa de centro de la sala de estar de Niall. Tenían sus vasos de cerveza sobre ella y reían de vez en cuando por sus ocurrencias. Al principio el rubio enloqueció al notar que el agua que escurría de las botellas de cerveza frías dejaba un círculo en la mesa que seguramente la estropearía y apostaba a que sus padres lo matarían si sucedía aquello por lo que les obligó a ponerlas en el suelo, pero con el paso de las horas eso pareció dejar de importarle. Incluso él dejaba que su cerveza dejara grandes charcos de agua sobre la fina madera como si nada.

Harry en ocasiones se preguntaba si esas situaciones eran adecuadas para su edad. Su educación le hacía dudarlo, pero al final de cuentas seguían jóvenes y continuaban siendo los mejores amigos así que dejaba todo aquello que le habían enseñado de lado y continuaba divirtiéndose en cada ocasión.

Se podía decir que se encontraban en el ambiente perfecto, la comida que era lo más importante según el rubio no faltaba y el alcohol sobraba, pero aquello no era lo único que estaba de sobra en ese lugar, también se encontraba el nuevo y bien parecido novio de Louis con ellos que había llegado, según Liam, de sorpresa.

Cuando Harry vio a aquel sujeto alrededor de la mesa con sus amigos al llegar, sintió una sensación tan extraña que lo único que quería era acercarse a él, tomarlo del cuello de su camisa blanca de abotonar – innecesaria para tan casual ocasión – y arrastrarlo hasta la salida para poder empezar a disfrutar de todo de la manera apropiada, pero aquello sólo podía ser posible en su imaginación.

- Pienso mucho acerca de cómo seremos en la universidad – dijo, Zayn.

Ese no era un tema nuevo, siempre que tenían oportunidad hablaban sobre cómo sería y cuánto cambiaría, todos con miedo a alejarse, a dejar todo atrás en cierto punto. Dejar de verse y después cruzarse sin saber exactamente qué decir como le sucedía a muchas personas, o simplemente seguir como si no se conocieran después de todo lo vivido.

A él le aterraba aquello también, tal vez un poco más de lo que le aterraba en el pasado el poder llegar a un punto en el que no tuviese a Louis a su lado, porque en aquel tiempo lo sentía tan seguro que ni siquiera era una posibilidad desde su punto de vista. Afrontar la realidad le dolía como nunca nada le había dolido, pero estaban ellos haciendo todo un poco más llevadero, pero sin ellos ese eterno otoño de hojas caídas que representaban sus planes con Louis, se convertiría en el más frío invierno de la historia. Tampoco quería perderlos.

- Viviremos cerca – aseguró, Liam – Todos cerca los unos de los otros.
- Yo haré las grandes fiestas de universitarios de las que debemos ser protagonistas.
- ¿Y si no sale de acuerdo a lo planeado? – preguntó, dándole un sorbo a la botella de cerveza después, intentando esconder de esa manera el miedo que sabía que era latente en su voz.
- Amigo, nada puede salir mal – le animó, el rubio.
- ¿Ya eligieron que estudiarán y dónde lo harán? – la voz odiosa de Stan se hizo escuchar.
- No realmente- Louis le contestó distraídamente mientras intentaba quitar la etiqueta de su cerveza sin dejar ningún rastro de papel en el acto.

Siempre hacía eso con cada botella y siempre le tocaba a él limpiar el desastre que dejaba, esos pequeños pedazos esparcidos de etiqueta que arrancaba a la fuerza ya que no salían con el resto del papel, como si tuviesen más pegamento que lo demás.

- Yo creo que iré a Estados Unidos – su tono presuntuoso le dio ganas de vomitar – Ya saben, altos estándares.

Zayn rodó los ojos con fastidio ante su comentario innecesario y él tuvo que apretar los labios para no dejar escapar la risa que aquello le había causado.

Tres Otoños |Larry Stilinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora