Capítulo 5.

377 28 2
                                    

Autora: Ayer no pude subir capítulo porque me quedé dormida al llegar del trabajo.  Lo siento, falté a mi promesa pero espero que no vuelva a suceder.

El día en que había tenido que conocer al famoso Stan, se habían reunido todos en la cancha donde solían practicar para tener una reunión con el entrenador.  Él les comentó en aquella ocasión que tenían que esforzarse pues más adelante podrían llegar a conseguir becas deportivas para la universidad y Harry siempre supo que ese era el principal propósito de Louis. El de ojos azules siempre se preocupaba por su madre ya que ella tenía que mantenerlo a él y a sus hermanas, así que quería conseguir esa beca para ayudarla.

Al estar en la platica con el entrenador, los ojos de Louis habían brillado de emoción. Lo pudo notar a pesar de no estar cerca de él. Recordó los planes que hicieron juntos para cuando estuvieran en la universidad, siempre hablaban de tener empleos de medio tiempo para poder vivir juntos en un pequeño apartamento, siempre estaban de acuerdo en que no buscarían lujos, simplemente tener algo propio. Todo eso salía en conversaciones triviales mientras se encontraban acostados en el suelo de la habitación de Louis, cuando miraban al techo como si fuera lo más interesante.

Esperaba que Stan apoyara esos sueños, de corazón lo deseaba porque Louis lo merecía. Deseaba que ese chico mejorara y que de repente empezara a comprar el jugo de manzana adecuado en lugar del de uva y el de mango que en otra ocasión le había dado. Era estupido, pero sólo era cuestión de que trabajara en ello.

Aquella mañana salió corriendo de su casa, se le había hecho tremendamente tarde, se había quedado dormido sumido en un sueño en el que pudo escuchar la risa de Louis. Últimamente era sonrisas tímidas y avergonzadas que no pertenecían a él, o al menos no al de ojos azules del que se había enamorado.

Condujo a toda velocidad y al llegar a la escuela se topó con que su lugar cotidiano ya había sido ocupado. Se maldijo mentalmente ya que ese podía ser el augurio de algo malo, pero después cambió de parecer pues tal vez significaba que todo empezaba a mejorar.

Bajó de su auto rápidamente con una manzana en mano a la que le dio una mordida mientras caminaba a paso apresurado hasta su aula. Estaba sorprendido de no haber muerto atragantado cuando llegó a su asiento.

Niall y Zyan se encontraban sumergidos en una conversación que parecía la más importante para ellos esa mañana y después de echarles una mirada, se dispuso a buscar su cuaderno de notas.

- Seguramente Gemma te está odiando – la voz de Louis se hizo presente.

Levantó la mirada y se topó con el chico sentado a su lado, la diversión de su rostro estaba intentando ser disimulada de una manera completamente penosa y a pesar de todo, lucía más cansado que nunca.

El frunció el entrecejo sin saber exactamente a qué se refería el chico con aquel comentario, pero cuando noto que sus ojos azules se dirigían a la manzana que estaba a dos mordidas de acabarse, todo fue más claro para él.
Normalmente su hermana era quien compraba las manzanas en casa y solía esconderlas pues Harry siempre se las acababa antes de que ella siquiera pudiese probarlas. Se ponía furiosa cada vez que lo acechaba robando alguna y armaba lo que era – desde el punto de vista de Harry – lo más parecido a una tercera guerra mundial.

- Mi suerte ha cambiado sin embargo – se encogió de hombros.
- ¿A que te refieres? – preguntó,  Louis, genuinamente confundido.
- A que ahora ella no tiene manera de llegar a mí.

Cuando sucedía algún problema entre ellos, Gemma siempre utilizaba a Louis de intermediario y el de ojos azules siempre se encargaba de solucionar los problemas entre los hermanos Styles, como por ejemplo, comprándole a Harry sus propias manzanas para que no tocara las de su hermano, pero eso se había acabado, a pesar de que eran gratos recuerdos.

Tres Otoños |Larry Stilinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora