Desperté temprano, saliendo de la habitación para traer el desayuno a la cama; Christopher no logró dormir mucho anoche, debido a todo lo que recorría por su mente, atosigando su existencia.
Llevo una bandeja en mano mientras, Nana, me ayuda con la otra, dirigiéndome a la habitación; al estar frente a ella, abro con cuidado, encontrándome a Christopher, sentado en la cama, apoyado en el espaldar de ésta, mirando a la nada. Al verme, sonríe levemente, recibiendo una de las bandejas en sus manos.
- Gracias, pequeña. - Sonrío levemente, acercándome a él, dejando un beso pequeño en sus labios. - Buenos días, Nana.
- Buenos días, mi niño. Espero puedan descansar un poco. - Ambos asentimos hacia Nana, viéndola salir de la habitación, dejándonos solos.
- Lo siento. - Observo a Christopher en silencio, mirándolo con confusión. - Sé que no te he dejado dormir, que has tenido que pasar por tantas cosas y yo... - Coloco una de mis manos sobre sus labios, deteniendo su avance nuevamente.
Suspiro en silencio, negando de la misma manera, sentándome a un lado, dejando en libertad sus labios para poder acariciar su rostro con ternura.
- Deja de lamentarte, Christopher Coleman. - Sonríe levemente al escucharme, tomando mi mano para dejar un beso en la palma. - No estoy sufriendo ni en desventaja. Sólo quiero que estemos bien y que, sea lo que suceda, estemos juntos. Siempre.
- De acuerdo, pequeña. - Me atrae a él con cuidado, dejando un beso en mis labios, haciéndome sonreír. - Comamos; debo ir a la empresa a solucionar algunos contratos.
Asiento y me separo de él, sentándome del otro lado, comiendo entre sonrisas y charlas bastante tranquilas.
Al terminar, recojo todo, dejándolo a un lado, permitiendo que Christopher se dé un baño mientras, yo, organizo la habitación; al terminar, veo que sale del baño, dándome la oportunidad de darme una buena ducha. Lo hago sin vacilación.
Al sentirme bien, salgo del baño, alistándome con rapidez, recogiendo todas mis cosas, bajando a la sala; Christopher se encuentra en ella, hablando con mis padres.
Los saludo y me despido de ellos, con rapidez, ya que llamaron a mi esposo por una reunión de último momento; parece algo importante y apremiante. Salimos de la casa, saludando a Jerry en el proceso, subiendo al auto, emprendiendo la marcha a la empresa.
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Me encuentro sentada al lado de mi esposo, en la mesa ejecutiva de la sala de reuniones, junto a nuestros socios. Todos discuten debido a ciertas incongruencias en algunos contratos con cierta compañía de renombre.
- No puede esperar, señor Coleman, que no nos angustiemos si, ellos, nos dejan preocupados. - Veo a uno de los socios señalar a mi esposo con seriedad. - Según tenemos entendido, desean quitar y remover parte de la empresa de sus manos, ¿acaso es posible?
Christopher suspira con cansancio, acariciando su frente con dos de sus dedos, mirando hacia abajo. Coloco una de mis manos sobre su pierna, dando un suave apretón, haciendo que me mire; asiento con suavidad hacia él, dándole todo mi apoyo, volviendo nuestra vista hacia todos ellos.
- No, señor Keaton, no es posible. - Siento que coloca una de sus manos sobre la mía, entrelazando nuestros dedos; sonrío levemente. - Soy el dueño de ésta empresa pero, por querer curarme en salud, todo lo dejé a nombre de mi esposa. - Veo que todos los ojos de los presentes recaen sobre mí, haciéndome sentir un poco ansiosa. - Nadie sabía sobre ésto, hasta éste momento en particular.
- ¿Por qué decidió hacerlo así? - Observo a otro de los socios, esperando la respuesta de Christopher.
- Tenía ciertas sospechas en aquel momento; no me confío de nadie. - Todos asienten, comprendiendo algo que, yo, no logro entender. - Decidí hacer aquel traspaso por si algo sucedía; no me arrepiento de haberlo hecho. Como les dije: sigo siendo el dueño de la empresa y no cambiará.
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¿Sueños Quebrados? (Terminada Y Corregida)
Teen Fiction¿Se quebrará todo aquello que se construyó? ¿Sobrevivirán a las tormentas? ¿Habrá algún arcoíris al final de la tempestad? ¿O sólo habrán vestigios de, lo que alguna vez, fue perfecto y hermoso? Quizá, la esperanza, sea algo que nunca acabe. Sí, q...