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Me encontraba sentada al lado de mi esposo, en camino a la cita con el ginecólogo.

Ayer, la reunión terminó un poco tarde, y me quedé dormida en uno de los sofás de la oficina sin darme cuenta. Chris decidió cargarme en brazos hacia el auto, no queriendo que me "fatigara".

Iba mirando la ventana en total silencio, sintiendo las caricias suaves que dejaba mi esposo en mi mano. Una que otra vez sonreía como estúpida al sentir que dejaba besos en el dorso de ella.

- Vas muy callada, ¿te encuentras bien? - Decidí mirar a mi esposo y sonreí lo mejor que pude.

- Lo estoy, amor. Sólo estoy algo nerviosa. - Él sonrió, acercándose a mí.

- Pues estaré a tu lado para ayudarte a superar lo que venga. - Sonreí, acomodando mi cabeza en su hombro, suspirando con felicidad.

Luego de un recorrido, bastante, largo, llegamos a la clínica donde me harían el chequeo. Bajamos del auto, y sentí la mano de Christopher apoyándose en mi cintura, dándome un leve apretón, queriendo darme ánimo y fuerza. Sonreí más para mí, observando el lugar desde mi posición, no queriendo quedarme pegada al suelo por permanecer tan quieta.

- Vamos, pequeña, estarás bien. - Vi por la periferia de mi ojo que, Chris, observaba su reloj. - La cita es en cinco minutos.

Asentí en silencio, sintiendo sus labios sobre mi cabello, llevándome con él hacia adentro.

Al entrar, mis ojos se abrieron con algo de ansiedad al ver varias mujeres solas en aquel lugar, acariciando sus, ya, abultados vientres o, algunos, pequeños bultos todavía. Muchas de ellas fijaban sus ojos en mi esposo, mostrando algo de sorpresa ante su presencia.

Chris nos ubicó en uno de los asientos más lejanos del lugar, tomando mi mano entre la suya, dejando leves caricias sobre el dorso, haciéndome sonreír.

Ambos sonreímos al ver una joven acercarse a nosotros, ubicándose a mi lado izquierdo con una pequeña sonrisa, acariciando su vientre.

- ¿Primera vez? - Sonreí con algo de vergüenza.

- ¿Tan obvia? - Ella ríe, negando en silencio.

- Supongo que, no todos los días, vemos a una linda pareja aquí. - Sus ojos viajan al rostro de mi esposo y niega con un suspiro. - Ojalá todos fueran así.

La observo algo extrañada, acomodándome en el asiento, queriendo saber más sobre aquello.

- ¿Por qué lo dices? - Ella sonríe con algo de tristeza, asintiendo en silencio.

- La mayoría, de las que estamos aquí, hemos venido solas desde el inicio. - Levanto mis cejas con algo de sorpresa ante aquello. - Quizás, hoy en día, se interesen más en hacerlos que en criarlos.

Ella ríe con suavidad mientras, yo, sonrío con algo de incomodidad y cierta tristeza.

- ¿Señores Coleman? - Giro mi rostro con suavidad, viendo a una enfermera en la puerta, esperando por una respuesta.

- Vamos, pequeña. - Asiento en silencio, dándole una sonrisa de despedida a la chica que estaba a mi lado, quien responde por igual.

Nos levantamos de nuestros lugares, acercándonos a la enfermera, quien nos hace ir tras una puerta de madera, caminar por aquel pasillo blanco y solitario, llegando al consultorio de quien atenderá mi embarazo. Según tengo entendido, es alguien que, mis padres, conocen.

- La doctora Cummings los está esperando. - La enfermera nos dio una leve sonrisa y se alejó de nosotros.

- Tranquila; todo estará bien. - Inhalé todo el aire que pude, queriendo hallar calma dentro de mí. Ni siquiera sé porqué estoy tan nerviosa.

¿Sueños Quebrados? (Terminada Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora