Despierto un poco perdida, al escuchar unos golpes en mi puerta que me hacen sentir confundida. Giro mi rostro levemente, mirando el reloj de la mesa de noche, viendo que marca las seis de la mañana. Me siento en la cama con lentitud, pasando mis manos sobre mi rostro, escuchando aquellos golpes de nuevo, haciendo que me levante de la cama y me acerque a la puerta para abrirla.
Mis ojos se abren, levemente, por la sorpresa de ver a Christopher frente a mi puerta totalmente vestido con ropa deportiva, trayendo una bandeja entre sus manos, llena de comida.
Observo la bandeja y luego a él, viendo cómo observa mi cuerpo ante el uso diminuto de mi pijama de seda bastante cómoda. Carraspeo con suavidad, causando que regrese sus ojos a mí; asiente en silencio, extendiendo la bandeja.
- Preparé tu desayuno; come y, apenas estés lista, te acompañaré a tu trabajo. - Recibo la bandeja, todavía sorprendida.
- Gracias, no debiste... - Él asiente, negando en silencio al mismo tiempo.
- Quise hacerlo y no me cuesta. - Se acerca a mí, dejando que su aroma me golpee con fuerza, causando que cierre mis ojos. - Prometí que te haría olvidar los malos tragos y, - se acerca a mi oído, causando estragos dentro de mí - pienso cumplir mi promesa.
Siento cómo sus labios suaves, rozan por mi mandíbula y mejilla, dejando un casto y tierno beso en ella, haciéndome suspirar en silencio. Veo que se separa de mí, sonriendo con cierto encanto; sonrío de vuelta con algo de pena ante su mirada.
- Alístate; vuelvo en un rato. - Asiento ante sus palabras, viéndolo acercarse al mesón, tomar mis llaves entre sus manos y salir del apartamento sin decir nada más.
Vuelvo mis ojos a la bandeja unos segundos después, viendo lo que preparó: tostadas, café, frutas y huevo. Sonrío ante eso, saliendo de la habitación, sentándome en una de las sillas del mesón, comiendo con una sonrisa de estúpida y una lentitud deliberada.
Al terminar, recojo el desorden, limpiando lo que está sucio, dejando todo en el respectivo orden, limpiando, a mi paso, lo que encuentro.
No me doy cuenta de que el tiempo se ha ido, sino cuando escucho que la puerta es abierta y me detengo en seco al ver el cuerpo de Christopher, de pie, en la entrada de la sala, observándome en silencio y con una sonrisa extraña; puedo ver que su respiración es un poco acelerada y que, su cuerpo, se encuentra algo sudoroso.
- Estuviste corriendo. - Él sonríe, asintiendo levemente, acercándose a mí, dejando las llaves sobre el mesón. - ¿Por qué?
- ¿Por qué no? - Me mira de una manera extraña, haciendo que sonría. - Quizás necesitaba ésto.
- Me parece justo. - Asiento, dándole la espalda, dirigiéndome a mi habitación para alistarme cuando siento que, su mano en mi brazo izquierdo, me detiene. Lo miro con curiosidad. - ¿Sucede algo?
Niega en silencio, acercándose a mí, causando un incremento en mi pulso cardíaco. Aunque su cuerpo se encuentra lavado en sudor, el aroma que desprende su piel es todo lo contrario a su apariencia. Me siento hipnotizada por él.
- ¿Puedo besarte? - Su pregunta me descoloca por unos segundos pero, en mi indecisión, asiento, no muy segura de a dónde quiero llegar.
Siento que su mano me atrae a su cuerpo, haciendo que deje reposar las mías sobre su pecho húmedo. Suelta mi brazo para dejar su mano en mi cuello mientras, la otra, se posa en mi cintura, cortando distancias entre los dos. Se acerca con lentitud, y algo de sigilo, a mis labios, haciéndome sentir nerviosa, ansiosa, casi desesperada; siento que sus labios rozan los míos, causando que cierre mis ojos por pura inercia, dejándome llevar por el momento.
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¿Sueños Quebrados? (Terminada Y Corregida)
Novela Juvenil¿Se quebrará todo aquello que se construyó? ¿Sobrevivirán a las tormentas? ¿Habrá algún arcoíris al final de la tempestad? ¿O sólo habrán vestigios de, lo que alguna vez, fue perfecto y hermoso? Quizá, la esperanza, sea algo que nunca acabe. Sí, q...