🔹Este relato se puede leer de manera independiente pero está relacionado con "Las aventuras de un kwami llamado Plagg (vol.1)" así que si todavía no lo has leído te recomiendo darle un vistazo antes de empezar con este 😉.
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Todo un celestino
Una tarde cualquiera en la mansión Agreste...
Ya habían pasado un par de meses desde que Adrien y Plagg hicieron su primer trato.
El kwami de la mala suerte no se había equivocado con respecto a su elegido. A pesar de la pequeña trampa que Plagg le ocasionó aquella primera vez, al modelo no le había quedado más remedio que volver a recurrir a él en busca de más pistas para poder hallar a su amada Ladybug.
Muchos habían sido los tratos que habían hecho desde entonces y mucha era la información sesgada que el kwami negro le dio intencionadamente a su portador durante esos días.
Cada vez que Adrien le entregaba una bandeja de quesos a Plagg, el rubio enseguida apuntaba cada una de las palabras exactas que la criatura en forma de gato le decía sobre la identidad civil de la heroína en una pequeña libreta que había comprado exclusivamente para ese fin; como si de un detective privado o periodista de investigación se tratase. Una vez anotada la nueva pista, se dirigía hacia el sofá de su dormitorio y se sentaba en él durante horas mientras meditaba, en actitud muy seria y concentrada, todo lo que tenía escrito en ese cuadernillo haciendo sus esquemas y sus suposiciones.
Sin embargo, el modelo parecía ser incapaz de lograr su objetivo y comenzaba a sentirse frustrado y desesperado.
Tan agobiado se puso con ese tema, que llegó un momento en que Adrien comenzó a presionar a Plagg para que le dijera el nombre real de Ladybug de modo que al kwami no le quedó más remedio que demostrarle a su portador la veracidad de sus palabras cuando le decía que un hechizo ancestral realizado por la propia Orden de los Guardianes se lo impedía desde hacia siglos.
Plagg se había visto forzado a intentar decir el maldito nombre como unas mil veces y siempre obteniendo el mismo resultado... las dichosas burbujas verdes saliendo de su boca.
Aquello había sido bochornoso para el pobre kwami pero, al menos, Adrien había aceptado su derrota dándose cuenta que la única manera de descubrirlo era por sí mismo.
No obstante, al rubio aún le quedaba la esperanza de que podía contar con la ayuda de las pistas que su kwami le iba proporcionando; siempre y cuando le siguiera recompensando con un gran surtido de quesos en el que no podía faltar su amado camembert.
Era obvio que Plagg había sabido aprovecharse de la situación con creces. Durante esos meses había sentido el éxtasis de la felicidad al haberse deleitado con tal cantidad de su preciado manjar; pero a estas alturas, incluso para el kwami empezaba a ser cansino.
No era que aborreciera su querido queso, no por favor... ¡eso jamás ocurriría ni en un millón de años!
El problema estaba en ver a su portador histérico, refunfuñando y lamentándose durante todo el día por no encontrar a su misterioso amor. Aquello era lo que empezaba a ser verdaderamente estresante.
Las pistas que el kwami de la destrucción le había proporcionado al modelo eran muchas y Adrien aún no se enteraba que su Lady se encontraba justo detrás de su asiento en la clase del Françoise Dupont.
"Adrien Cegato Agreste... así es como deberían llamarle" pensó Plagg rodando los ojos y cruzando las patas con fastidio.
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Relatos [MLB]
FanfictionRelatos cortos sobre distintos ships y personajes de la serie. Aunque, ahora me doy cuenta que varios tienen de protagonista a Chloé Bourgeois y Plagg... qué puedo decir, ellos me inspiran xD Aquí encontrarás de todo: tragedia, comedia, amor, drama...