Capítulo 11

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Jungkook parpadeó abriendo sus soñolientos ojos y suspiró con satisfacción. El tiempo que pasó ayer con su amante había sido increíble. Habían hablado, reído, tallado una maravillosa calabaza y se habían acariciado en el sofá mientras veían películas de terror hasta altas horas de la noche. Pero, tanto como Jungkook amó pasar todo ese tiempo con YoonGi, lo que sobre todo apreció en todo momento fue el hacer el amor con su amante la noche anterior.  

Se acercó a su lado y se sorprendió cuando su mano se topó nada más que con la suave sábana. Se sentó, miró a su alrededor buscando a su guardián, y frunció el ceño cuando se dio cuenta que estaba solo en su dormitorio. Saltó de la cama y se estremeció ante el ligero dolor que provenía de su trasero dolorido. A pesar de que YoonGi lo había preparado deliciosamente, sentiría su entusiasmo por hacer el amor durante el resto del día.  

Entró en el cuarto de baño y vació su vejiga. Cuando Jungkook terminó, se acercó al lavabo, y comenzó a lavarse la cara y las manos. Después de asearse Jungkook estaba revitalizado, y se estiró para agarrar una de las toallas que colgaban en el toallero.

—¿Es esto lo que estás buscando? —una suave voz masculina le preguntó a sus espaldas. 

Jungkook dio un salto, sobresaltándose por la inesperada compañía del atractivo hombre que estaba viendo de pie junto a él. Jungkook se quedó con la boca abierta mientras miraba con los ojos abiertos a una hermosa criatura que estaba acercándole una gran suave y blanca toalla con sus delicadas manos.  

El desconocido era un magnífico hombre de baja estatura. Medía por lo menos cinco o seis centímetros menos que Jungkook. Su pelo rojo caía más allá de su cintura en gruesos y seductores rizos. Su aterciopelada y cremosa tez brillaba pletórica tanto como sus preciosos ojos de color azul aciano, mientras le observaba. Tenía cara de duendecillo, de una índole tan femenina que muchos hombres y mujeres podrían encontrar atractivo. Una sonrisa se formó en sus amplios y rosados labios.

 —¿Quién... quién es usted? —Su voz sonaba chillona a sus oídos. El hombre le dio una pequeña sonrisa que Jungkook podría haber jurado que iluminó toda la habitación. Tratando salir de su estupor, él cogió con cautela la toalla del hombre y rápidamente se limpió la cara.

¿No era otro de los hermanos de YoonGi?

—Me disculpo por haberte asustado, Jungkook... Tu nombre es Jungkook, ¿no? —preguntó el hombre a la ligera.

—Sí.

 El hombre extendió su elegante mano y le dio unas suaves palmaditas a Jungkook en el brazo. —Soy Némesis, el hermano de YoonGi. Me preguntaba si podría tener una o dos palabras contigo.

¿Este elegante y sorprendente hombre era del que YoonGi había hablado tan negativamente? Némesis era bajito y de frágil aspecto, si a Jungkook se le hizo difícil creer que este hombre pudiera levantar más de cinco kilos de peso, mucho menos patear el culo de alguien. 

Pero, cuando Jungkook miró profundamente a los grandes ojos de color azul aciano, se dio cuenta de una peligrosa y fría chispa que resonaba en el interior, estremeciendo a Jungkook.

Había algo más en esta inocente criatura que su inocente aspecto.

 Como no quería insultar a su hermano YoonGi, Jungkook trató de reunir una sonrisa amistosa. — Encantado de conocerte, Némesis. ¿Te importa si hablamos en la sala de estar? ¿Y a todo esto, donde esta Yoon? —Jungkook estaba particularmente orgulloso de que su voz no temblaba de los nervios.

Los hermanos de YoonGi eran un grupo de intimidadores y Jungkook no deseaba saborear la idea de hablar con alguno de ellos a solas, pero sabiendo que no podía rechazar la invitación de Némesis, siguió al hermano de su amante fuera del cuarto de baño hacia la sala de estar.  

Besado por la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora