JAY
—Jay... Jay, por favor...—Sus palabras se ahogaron con un jadeo, y me frotó más rápido. Gemio, retiró la lengua solo para hundirla de nuevo. Todo su cuerpo comenzó a tensarse, luego tembló.—Voy a hacerte venir, IVy, —gruñó. —Y quiero que sigas rogando por mí.
Su orgasmo era inminente, corriendo hacia mí a una velocidad imparable. Le tapé la boca con las manos, ahogando sus gritos de “por favor, por favor, por favor”, mientras el placer se convertía en una tortura bajo mi sádica lengua.
Su clítoris latía bajo mis dedos, y mi lengua fue tan profunda que su vagina espasmódica se apretó alrededor de mí. Sus gritos se ahogaron en su garganta y todo lo que pudo hacer fue tratar de respirar y de alguna manera evitar que su alma abandonara su cuerpo.
—Qué buena chica. —Me bajó y me queda mareada en la cama, con los ojos desenfocados. Le limpió las gotas de mi semen de la barbilla y me lamió los dedos para limpiarlos.
Luego me paró sobre ella, desabotonándome los jeans y deslizando por mi cremallera. Me quitó los bóxeres negros y si, la vista de mi pene duro disipó todas las dudas. Su cabeza gruesa tenía dos crestas adicionales detrás y una hinchazón en la parte inferior, lo que hacía que su circunferencia fuera aterradora. Lo agarró en su mano, escupió en el eje y acarició mientras me mostraba los dientes.
Con una risa oscura, susurre: —Intenta correr.
Me encantaba la lucha. Estaba desatando mis deseos más oscuros uno por uno. Me sentí lenta y drogada de placer, pero aun así trato de levantarse, como si realmente pudiera escapar. Se arrastro no más de unos pocos centímetros antes de que le agarrara y la inmovilizara.
—Patético. —Sus dientes mordieron mi oreja mientras susurraba. Presionó mi cabeza contra la hierba fresca, su palma caliente en mi mejilla, y con su otra mano levantó mis caderas para levantar mi trasero, listo para él.
—¿Lo quieres, Ivy? —Su voz era una caricia, tan oscura y peligrosa como el roce de las escamas de una serpiente. Su polla se movió sobre mí, resbaladiza por mi excitación. —¿Quieres que destroce tu pequeña vagina?
—Sí, —mi respuesta fue un gemido, tenso por la anticipación y el temblor. —Sí, por favor...
Su cabeza estriada presionó contra su entrada, luego adentro, cada centímetro estirándola con fuerza a su alrededor. Me inclinó sobre ella y arrastró sus uñas por mi espalda mientras comenzaba a empujar. Cuando dije que la destrozaría, carajo, lo decía en serio. El dolor y el estiramiento mientras la follaba la hubieran tenido luchando por mantener su posición si yo no la hubiera mantenido en su lugar.
Inclinada, cara contra la cama, caderas sostenidas en su lugar por mis manos fuertes de las que sabía que no había escapatoria, estaba absolutamente goteando por ello.
Nunca había tenido problemas para hablar, pero, Dios, sonaba patética. Gimiendo con cada embestida, en algún lugar entre las palabras y los gritos animales. La había follado todo lo humano y le había dejado solo un juguete tembloroso y necesitado para que él lo usara.
—¿Cómo se siente, muñeca? —Sus dedos se enredaron en mi cabello, garras rascando mi cuero cabelludo. —Usa tu voz, vamos ahora. ¿O puedes siquiera hablar más?
—Tan bien, joder, duele tan bien. —Mi lengua tropezó con esas palabras. El lenguaje era demasiado difícil. Mi mente se hundía rápidamente en un espacio de oscuridad ardiente y sofocante, pero estaba perfectamente feliz de asfixiarme allí, feliz de ahogarme en el éxtasis. —Arqueé la espalda, inclinándome hacia él a pesar del dolor. La sensación de su polla era diferente a todo lo que había experimentado, surcada e hinchada donde ningún hombre podría estar, de modo que cada embestida era impactante.
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ENTRE TU Y YO NADA SERÁ IGUAL EDITANDO ©️✔️
RomanceMIS HISTORIAS SON ORIGINALES NO SON PLAGIADAS CUALQUIER COSA QUE OCURRA ESTÁN SOMETIDAS A DERECHOS DE AUTOR Sinopsis Ivy. Aquí estoy, pensaba en disfrutar mis mejores años en la universidad, pero cuando mi madre me comunica que se casaría con un h...