Una bola de papel golpeó su cabeza, pero Diego Ortega ni siquiera hizo un gesto.
-¡Diego, carajo! -reclamó Melissa desde su cama.
-¡¿Qué quieres?!? Estoy ocupado.
Puso los ojos en blanco.
-Estás loco. Y celoso.
Desde el encuentro con Aristóteles, Diego no había parado de buscar información sobre algún Aristóteles Castañeda. Pero no encontraba absolutamente nada, era como si el sujeto no existiera.
-¿Pero quién demonios es? ¿Qué es es un fantasma o qué?
La chica rodó los ojos.
-Estás exagerando, tal vez tiene todo en privado. Y ya.
-¿De verdad? Lo conoció en un bar al otro extremo de la ciudad ¿y hoy lo vuelve a encontrar aquí?
Bueno, sí era raro, pero solo era Diego y su celopatía.
-Dijo que estaba buscando un libro...
Él se giró en la silla y se inclinó sobre ella como si la fuera a besar.
-De texto, que pudo haber conseguido hasta en una puta escuela, Mely. Está muy raro.
Frunció el ceño.
-Sí, pero da igual. Diego, Temo te ama, él solo te quiere a ti, no hay necesidad de que hagas todo esto.
Diego golpeó la mesa emocionado.
-Ya lo encontré. Publica en Quinta Sinfonía como Aris Castañeda.
-¿La revista de música?
Claro que conocía esa revista, ella la leía cada semana, pero no checaba los autores.
-Pero no lo encuentro a ningún Aristóteles ni Aris Castañeda en Facebook ni Twitter ni Instagram ni en ningún lado, y tampoco da sus contactos en la página.
Melissa suspiró exasperada, sabía que hostigando a Temo no iba a recuperarlo y eso no era bueno para nadie.
-¿Y? Tal vez es celoso de su vida personal, ya deja al tipo en paz y ve a buscar a Temo, carajo, tienes un par de cagadas que arreglar, Diego.
-Si escribes para una revista internacional mínimo tienes Twitter. Es ley.
Mely iba a reclamar pero su celular comenzó a sonar.
-Mira, es Temo. ¿Hola? Que bueno que...
-Dejen a Aristóteles en paz. Y dile a Diego que deje de hacer el ridículo, no son mis padres ni mis niñeros, así que déjenme en paz.
Colgó y ella se quedó mirando su celular como si fuera tecnología alienígena.
Diego se mordió el labio.
-¿Qué, qué te dijo?
-¿Qué le dijiste? Me dijo que lo dejemos en paz. Y a Aristóteles.
-Le acabo de enviar un mensaje, para decirle que no aparece nada sobre él.
Melissa saltó de la cama y se fue hacia la puerta.
-Eres un idiota.
.*.*.*.
Prendió la portátil bostezando. Escuchó los pasitos de su hermano en la escalera y se cercioró de que la puerta estuviera cerrada.
Pocos segundos después, escuchó la voz del pequeño fuera.
-¡Aris! Dice mamá que vayas a comer.
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Asesino enamorado || Aristemo
FanficEl asesino a sueldo Aristóteles Córcega ha tenido una vida difícil, rechazado por su padre y forzado desde niño a ver por su madre y a su hermano, ha tomado las oportunidades que la vida le ha dado sin remordimientos: solo está sobreviviendo. Sin e...