Todo estaba mal. ¿Qué había hecho?
Lo iban a perseguir.
Lo iban a encontrar.
Lo torturarían hasta pagar por aquello.
No podía dejar que eso pase.
No.
La mejor opción era escapar. Sí. Había decidido bien. Era lo mejor.
Las ténues luces del auto no dejaban ver más allá del camino. La muerte asomaba desde lo más alto disfrazada de oscuridad.
Tenía que ir más rápido. Lo iban a perseguir. Lo iban a encontrar. Lo torturarían.
El conductor no pudo imaginar, que al doblar aquella curva, el auto y su vida terminarían en lo más profundo del barranco.
La muerte sonrió, satisfecha. Se había cobrado dos vidas. Una injustamente, y la otra, bien merecida.
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Cuentos Sin Final Feliz. O Algo Así ©
Horror¿Te llama la atención el título? ¿Eres valiente? ¿Te gustan los relatos de terror? Entonces, adelante. «Portada provisoria»