Faceta

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¿Y si no lo quería? ¿Qué iba él hacer con su corazón siendo rechazado?
No podía permitirlo. Ella era suya. Se lo había repetido millones de veces, y ella sonreía en respuesta. Se le reía en su cara. Si será zorra. Seguro tenía a otro. Esa hija de puta. Lo engañaba. Sí. Por eso, cuando iba de compras no dejaba que la acompañara. No quería que descubriera a su amante. Hija de puta.

Salió exahusta del trabajo. Cuando llegó a su hogar abrió la puerta y todo se encontraba en penumbras. Aquello la extrañó. Su marido debería ya haber llegado. ¿Y si le ocurrió algo? No. Debería de haberse enterado de alguna manera. Subió hasta su habitación y allí lo encontró. Sentado en el sofá al pie de la cama. Suspiró tranquila.

«Hola amor» le había dicho mientras se acercaba a él a darle un tierno beso en los labios. Por el contrario, él le corrió la cara a un lado.

«¿Con quién estabas? ¡Eh!»

¿Qué le sucedía? ¿Qué estaba diciendo?

«No seas hija de puta. Eres una zorra» le repetía agresivo. 

Angustiada por lo que oía y extrañada por su actitud, retrocedió unos pasos. Él no era así. ¿Qué pasaba? No entendía nada.

«Eres mía. Pero eres una zorra. ¿Te pensaste que no me iba a dar cuenta, hija de puta?»

«¿Pero q... »

No tuvo el tiempo suficiente de terminar de hablar ni de comprender, que un dolor agudo la hizo retorcerse en el suelo. Una bala. Él le había disparado. Su marido, el padre de su futuro hijo que crecía en su vientre de apenas dos meses, le había baleado. Ocho años de su vida dedicándoselos. A él. Para que toda esa faceta que jamás conoció salga a la superficie. 
Cerró los ojos y abrazó su vientre. Al menos no lo dejaría en sus manos.

Cuentos Sin Final Feliz. O Algo Así ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora