La lluvia había cesado hace un par de horas, las calles poseian grandes charcos. Sigilosamente salió de su escondite en el callejón y continuó su rumbo. Debía llegar a la estación y ahí subiría al primer tren que la llevara lo más lejos posible.
Podia sentir esa libertad añorada por años, lo iba a ser. Después de tanto sufrimiento, intentos por mantenerse viva dentro de esas cuatro paredes, lo iba a lograr.El auto derrapó fuertemente en una calle solitaria y desconocida. Jamás había estado por aquel lado de la ciudad, aunque en su estado de ebriedad no podría saberlo a ciencia cierta. Un olor conocido, se le hizo familiar. Era ella. Su perfume. Esa perra pagaría por irse así. Bajó estrepitosamente de aquel vehículo y sumergido en sus pensamientos, no vio ni escuchó el auto que venía en sentido contrario tocando desesperandamente la bocina.
Las luces de patrullas de policía y una ambulancia, llegaron hasta el último metro cuadrado de aquel callejón.
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Cuentos Sin Final Feliz. O Algo Así ©
Terror¿Te llama la atención el título? ¿Eres valiente? ¿Te gustan los relatos de terror? Entonces, adelante. «Portada provisoria»