Sus padres habían muerto cuando ella apenas tenía tres años, y su tutela estuvo a cargo de su tío. Un hombre cariñoso, demasiado. La besaba y acariciaba siempre. Y él desde luego, pensaba terminar con el sufrimiento de aquella joven de dieciséis.
La muerte le susurró en el oído las instrucciones que debía llevar a cabo sobre aquel degenerado, pero con la condición de llevarse el crédito al final.La muchacha dormía plácidamente, y no se percató del intruso en su dormitorio. Éste la contempló con amor y ternura. La había conocido en el colegio, y en el instante que vislumbró sus ojos, percibió el tormento en su vida. Por ese motivo, se encontraba escondido entre las sombras, esperando a que aquel hombre hiciera acto de presencia. Acabaría con el hombre que le robó tanto a su mejor amiga.
Fue un buen trato con la muerte.
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Cuentos Sin Final Feliz. O Algo Así ©
Terror¿Te llama la atención el título? ¿Eres valiente? ¿Te gustan los relatos de terror? Entonces, adelante. «Portada provisoria»