En primera fila

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Fijó sus ojos en una joven. Muy hermosa. Parecía estar esperando a alguien.
La escaneó en un parpadeo. Definitivamente, preciosa.
Entre miradas por parte de aquel sujeto y tragos haciendo mella en su organismo, llegaron a un motel.
En bien la puerta se cerró, la espalda de ella chocó abruptamente con la misma, y sus labios fueron atacados ansiosamente por los de su acompañante. Arañó desesperadamente sus hombros mientras se retorcía bajo la presión que ese hombre ejercía.
Él bajó el cierre de aquel vestido, rozando las yemas de sus dedos por el camino de piel que iba quedando expuesta. La prenda cayó al suelo silenciosamente, y él la sujetó rodeando ambos brazos alrededor de los de aquella joven. La llevó hasta la cama y la dejó allí sin dejar de observarla mientras se quitaba la camisa y el pantalón.
Como un león hambriento, se posicionó arriba de ella, mientras las palmas de la muchacha se encontraban en el pecho de él con fuerza. Desabrochó el sostén y unos pechos redondos quedaron a su merced. Lujurioso enterró la cara allí, y comenzó a jugar con su lengua de a uno. Unos gritos retumbaron entre aquellas paredes.
Las últimas prendas que quedaban, volaron en cuestión de segundos después y no perdió tiempo en follarla. Los gritos fueron sustituidos por lágrimas de impotencia, dolor y desesperación.

Con la mirada perdida, se levantó y paseó por toda la habitación hasta poder hallar algo que le sirviera, mientras lágrimas de dolor bañaban sus mejillas.

La muerte presenció en primera fila, como un hombre de cuarenta y siete años, completamente borracho, sufría varias heridas en su cuerpo, provocadas con una botella de vidrio rota por aquella joven de diecinueve, que había vivido la peor noche de su vida.

Cuentos Sin Final Feliz. O Algo Así ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora