El color de sus ojos era realmente hermoso. Parecían ser dos grandes esferas de agua cristalina, con un azul oceánico perdiendose en lo profundo. Una pena que alguien le haya arrebatado su brillo.
Tapó su cara con la sábana y cerró el refrigerador. La jornada en la morgue había acabado.
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Cuentos Sin Final Feliz. O Algo Así ©
Terror¿Te llama la atención el título? ¿Eres valiente? ¿Te gustan los relatos de terror? Entonces, adelante. «Portada provisoria»