La Mujer de Mi Hermano -NH-

¿Por que él y yo no?

El aire se volvió pesado y parecía no llegar a sus pulmones. Todo parecía ser parte de su imaginación, pero no era así. Allí estaba la mujer a la que había amado toda su vida, anunciando su compromiso con su hermano.

¡Su hermano!

Por un impulso comenzó a caminar hacia el jardín tratando de buscar aire fresco. Una salida, algo que pudiera aliviar el dolor que sentía en su corazón.

¡Maldicion! ¡Maldita sea!

Una vez más. Otra vez volvía a sentir el mismo dolor de hace algunos años. Se maldijo una y otra vez por aún sentir algo por ella, por esa mujer.

–¿Naruto?

Respiro hondo y se dio la vuelta para encarar a su hermano. Forzó una sonrisa y se acercó a él.

–Hermano mío, muchas felicidades– le dijo mientras lo abrazaba.

–Gracias, ven te presentaré a Hinata.

Naruto volvió a forzar otra sonrisa y lo siguió. Sería una noche larga y pesada, ya podía verse a sí mismo buscando alguna excusa para retirarse temprano.

–Hinata querida, te presento a Naruto mi hermano.

Hinata mostró una sonrisa despampanante, como si no le incomodaba la situación.

–Un placer Naruto, me da gusto volver a verte.

–Como, ¿Ya se conocían?– preguntó Menma algo confundido.

–Estudiamos en la misma escuela– respondió Naruto secamente.

–De hecho nos graduamos de la superior juntos– recalcó Hinata.

Maldita.

–Así es hermano.

– Me alegra escuchar eso. También te hubieses graduado conmigo si papá no hubiese insistido en la escuela militar.

Naruto observó como Menma pasaba su mano por las curvas de aquella maldita y bella mujer. Sintió envidia, necesitaba buscar alguna excusa para no permanecer allí. Vio como Hinata seguía sonriendo y eso hizo hervir su sangre.

– Si me disculpan...

–¿ A donde vas Naruto?– pregunto su hermano.

–Creo que algo me ha caído mal, me retiraré temprano– pensaba retirarse más tarde pero no podía soportarlo más. Verla allí tan hermosa y en los brazos de otro lo hacía arder en celos.– Nuevamente, felicidades– logró decir entre dientes para luego marcharse.

–No me habías mencionado que conocías a Naruto.

–¿De verdad? Creo que se me ha pasado– contesto Hinata con una sonrisa encantadora.

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Había sido una noche larga, pero por fin todos se habían marchado. La fiesta acabó a eso de las doce de la noche. Debía sentirse aliviado pero no era así. A solo tres puertas de su cuarto dormía aquella  mujer. Esa mujer que aún le hacía latir su corazón. Esa mujer que le arrebató noches de sueño.