Celos

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Era un patan sin escrúpulos. Un descarado... mujeriego, podía nombrar un sin número de adjetivos para describirlo. ¿Como se atrevía a coquetear con esa mujer en su cara?

Hinata estaba que botaba humo por las orejas. Naruto se había pasado la noche del brazo del Delta. Bailando con ella, dedicándole sus sonrisas. Se odio a si misma por sentir tantos celos, pero no lo podía evitar. Le comenzó a doler la cabeza y a sentirse algo cansada. Todas sus energías habían sido consumidas por culpa de Naruto y su descaro.

Que bien Hinata, ahora él es el descarado y tú la infiel.

Se tocó la frente tratando de aliviar el dolor de cabeza pero fue inútil. Tenía que salir de allí y tomar algo de aire fresco para poder relajarse. Era muy temprano como para retirarse y eso llamaría la atención de todos, así que aprovechó que Menma estaba algo distraído con algunos amigos, y decidió salir a caminar por el jardín.

La Luz de la luna estaba resplandeciente y la noche muy serena. Comenzó a sentirse más tranquila. Camino muy adentro del jardín y se sentó en un pequeño banco que estaba alejado de la mansión.

Lejos de las personas, del ruido y de Naruto, comenzó a sentirse más aliviada.

–¿Buscando paz, Hinata?

Aquella maldita voz que hizo que su pulso comenzara acelerarse. No podía verlo, pues estaba de pie tras ella, pero podía oler su fragancia a sándalo.

–¿Acaso me has seguido?– Pregunto sin tan siquiera darse la vuelta.

Naruto se quedó de pie a su espalda. No quería mirarla a los ojos. Estaba tan hermosa esa noche. A pesar de sus coqueteos con Delta, no le había quitado los ojos de encima en toda la noche. Lucia hermosa con aquel vestido azul royal, y con su hermosa y larga cabellera cayéndole hasta su cintura. No cabía duda de que Hinata era la mujer mas hermosa de aquella fiesta.

–La fiesta se puso algo pesada y quise tomar aire fresco, no sabía que te encontraría aquí– mintió. La había visto escaparse de la fiesta hacia el jardín, y como parte de un embrujo quiso seguirla. También quería alejarse un poco de Delta, la verdad es que lo tenía algo cansado con su exageradas expresiones e insinuantes comentarios.

–Si, por eso he salido. ¿Donde dejaste a tu amiguita?– Pregunto, sin poder evitar sentir celos.

Naruto sonrió ladinamente. Ahí estaba el motivo por el que ella había salido de la fiesta. Con mucha elegancia, rodeó el banco y se sentó a su lado, tiro la espalda hacia atrás y cruzo una pierna sobre la otra.

–Mi amiga, o mejor dicho mi prima segunda, prefirió quedarse adentro. No le gusta el sereno– noto, en medio de la poca luz de la noche, como a Hinata se le enrojecían las mejillas.

–¿Es tu prima?– Pregunto mirándolo por fin a la cara.

Naruto se limitó a asentir con la cabeza.

Hinata soltó un suspiro que a Naruto le pareció de alivio, pero luego la vio fruncir el ceño.

–Vaya forma de tratarse entre  primos.

Naruto volvió a sonreír esta vez con descaro.

– Somos primos lejanos, no veo cuál fuera el problema.

–Me das asco– soltó Hinata bruscamente y se puso de pie.

Aquel comentario hizo que Naruto se molestara.

–¿Asco? Habla la mujer de mi Hermano que casi me abre las piernas.

Naruto solo sintió el terrible ardor en su mejillas. Hinata le había proporcionado un cachetada.

–Eres despreciable– soltó ella al borde de la lagrimas, pero las evitó. No lloraría frente a él.

Naruto se puso de pie, aún sobando su mejilla, y se acercó a ella.

–Mide tus palabras Hinata, aquí la zorra eres tú.

Otra vez, y otra vez, lo cacheteo varias veces hasta que las palmas se cerraron y entonces se convirtieron en puños. Comenzó a golpearlo con más rabia y esta vez no pudo evitar sentir las lágrimas caer por sus mejillas.

Naruto le sostuvo las manos para detenerla. Ella bajo la cabeza haciendo que su cabello cubriera parte de su rostro.

–Suéltame...– dijo casi como un susurro.

Naruto la observó y por un momento se odio a si mismo. Al parecer había herido sus sentimiento, pero que más da. Ella lo había destrozado años  atrás y el había sobrevivido.

–¿Por que lloras Hinata?

La voz de Menma a sus espaldas los alertó. Naruto la soltó y se alejó de ella.

–¿Que está pasando aquí?– exigió Menma.

–No es nada, al parecer Hinata se puso algo tensa y nerviosa. Tanta gente en la casa la alteró un poco. La vi salir y la seguí para asegurarme de que estuviera bien.

Menma se acercó a Hinata y comenzó a a secar  las lágrimas.

–Perdóname querida, te he descuidado esta noche.

–No te preocupes, creo que lo mejor será que me marche– respondió ella terminando de secarse las lágrimas.

–Estaba pensando que te quedarás a dormir conmigo esta noche.

Aquellas palabras fueron como una daga al corazón de Naruto. Esa era la realidad. Hinata y su hermano eran pareja. Ellos habían dormido juntos y seguirían durmiendo juntos. Aquello lo hizo enloquecer, así que sin despedirse se alejó de ellos a grandes zancadas.

Hinata fue la única en darse cuenta de la actitud de Naruto. Ella más que nadie sabía lo mucho que dolía la realidad. Pero mejor así, Naruto tenía que entender que ella jamás sería suya, aunque cada célula de su cuerpo le dijera lo contrario.

–Será mejor que me vaya Menma, de verdad no me siento bien.

Menma arrugó el rostro y se alejó unos centímetros de ella.

–¿Hay algo que quieras decirme?

Hinata sintió un poco de pánico ante su expresión, pero logró serenarse y contestar.

–No, no lo hay,¿Por que preguntas?

–No hemos tenido sexo en un mes, estoy loco por tenerte en mis brazos– diciendo esto rodeó sus caderas y la pegó a él.

–Menma, de verdad no me siento bien. Creo que será mejor si esperamos  a la luna De miel.

–¿Luna de miel?– la separó de él algo brusco– ¿Por quien me tomas? Se muy bien lo mucho que te gusta hacer el Amor, tanto como a mi. Así que dime que es lo que está pasando. ¿Hay alguien más?

Si, había alguien más. Alguien que había llegado como un intruso a interponerse en sus planes y en su corazón. Alguien que le había robado su aliento. Que con sus besos y caricias había despertado una pasión incontrolable, y ese era el problema. Que solo ese alguien era el único capaz de despertar en ella nuevamente la pasión.

Miró a Menma a los ojos tratando de ser lo más clara posible, temiendo que su embustero corazón la traicionara.

–No Menma, no hay nadie más. Ahora si me disculpas– diciendo esto comenzó a alejarse de vuelta a la mansión.

Menma sonrió con ironía. Había escuchado toda la conversación. La había visto salir y luego a su hermano detras. Le pareció algo extraño así que salió averiguar que pasaba.Ahora que sabía que había algo oculto, descubriría que mierda había pasado entre ella y Naruto. Si su hermano se había atrevido a tocar a su mujer, se encargaría  de hacerle pagar su traición, no solo a él, si no que también a ella.

Se secó la lagrima involuntaria, respiro hondo y camino devuelta a la mansión.









Continuará...

La Mujer de Mi Hermano -NH-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora