Epílogo

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Bueno ya llegamos al final de la historia ,disculpen las faltas de ortografía y espero que les allá gustado la adaptación. Y sin más el momento del fin jaja. Gracias.


Seis meses más tarde Naru salió a la galería del rancho y sintió el calor del sol en la piel.
La vista desde allí siempre le había encantado,y echando la cabeza hacia atrás, se pasó una mano desde la garganta hasta la suave curva de su vientre. A pesar de algunas náuseas por las mañanas,nunca se había sentido mejor. Y nunca había sido más feliz.
   Oyó un sonido a su espalda y volvió la cabeza.
Era Sasuke,que sonrió al verlo.
–Te echaba de menos– dijo él besándole el hombro y apretándolo de espaldas contra su cuerpo firme y musculoso–. Es muy pronto para levantarse.¿Por qué no vuelves a la cama?
  Naru levantó el hombro con delicadeza y dijo:
–¿ No crees que deberías ponerte algo de ropa?
–Sería una pérdida de tiempo– respondió él con la voz pastosa–. Porque tendría que volver a quitársela.
   Como le estaba empezando a quitar a el la bata por los hombros para poder besarlo mejor.
–No tienes vergüenza– río el.
–Gracias a ti– dijo él–. A ti y a Emma.
  Naru suspiró con satisfacción.
–Espero que esté bien– dijo.

Emma estaba pasando unos días con los padres de Sasuke en Río de Janeiro, encantada de ser el centro de atención de sus nuevos abuelos.
– Caterina y ella se llevan estupendamente– dijo Sasuke–. Creo que la idea de que se parezcan tanto las tiene muy intrigadas a las dos– añadió, y le tomó el lóbulo de la oreja entre los labios, mordisqueándole  lentamente y sumergiéndolo en un mar de placer.
   Después lo volvió hacia él y lo besó en la boca y por un momento Naru se olvidó de lo que le quería decir. Hasta que notó su erección en el vientre y recuperó el sentido.
–¡Pueden vernos!
– Que nos vean– dijo él terminando de quitarle la bata y deslizando las palmas por el cuerpo desnudo–. Dios, no creía que fuera posible amar a alguien tanto como te amo a ti,amor mío. Por eso estar contigo es como un milagro– dijo él alzándole la cara para mirarlo a los ojos–. Has cambiado totalmente mi vida.
– Y tú la mía– susurró el.
Cuando él lo besó de nuevo,Naru se rindió por completo al placer y la felicidad que le embargaba cada vez que estaba en sus brazos.
  Sasuke lo tomó de la mano y lo llevó de nuevo al dormitorio. Allí lo tendió sobre la cama y cubrió el cuerpo con el suyo.
    Naruto se arqueó bajo él y rodeándolo la cadera con las piernas se abrió para él. Con un gemido de placer, Sasuke lo penetró con su  fuerza  y su pasión,creando una necesidad similar en el. Entre ellos era así, pensó Naru, una pasión descontrolada a la que ninguno de los dos se podía resistir.
   Después, cuando Sasuke dormitaba a su lado, Naru murmuró en voz baja:
– Dime qué dijeron los médicos sobre que no podías tener más hijos.
–¿Ahora?– protestó él abriendo los ojos y mirándolo con expresión suplicante –. Pregúntamelo  otro rato.
– No, quiero saberlo ahora– insistió el–. Porque no parece que interfiera en absoluto con tu libido.
–¡Gracias a Dios!– exclamó él fervientemente–. Aunque eso ya lo sabías.
–Lo acabo de volver a comprobar– rió el provocador acariciándole el pecho con el dedo–. No, no estaba preocupado por eso. Te lo pregunto por otra cosa. Venga ,¿qué te dijeron?
   Sasuke suspiró y se incorporó ligeramente, apoyándose de costado sobre un codo.
–Dijeron que tenía algunas lesiones internas que podían interferir con la producción de esperma viable– dijo–. Pero no importa, te tengo a ti y a Emma.
–¿Tú crees?
–Claro que ,si quieres que probemos otras alternativas...
  Naruto sonrió.
– Me temo que no será necesario. Porque si todo va bien, nuestro segundo hijo nacerá dentro de cinco meses.
    La expresión del rostro masculino se alteró por completo. Primero con incredulidad, después con perplejidad y por fin con júbilo.
–¿Lo dices en serio?
–Claro que sí. Vamos a tener un hijo– declaró el con orgullo–. Me temo que los médicos se equivocaron contigo.

Su hijo nació cinco meses después en la casa que Sasuke compró para ellos en el distrito de Santa Teresa, en Río de Janeiro. Una espaciosa mansión de treinta habitaciones con unas magníficas panorámicas de la Bahía de Guanabana y que a Naru le encantaba.
    Era su hogar, un hogar donde concebir hijos y criar una familia. Aunque Sasuke continuaba teniendo el control de la empresa familiar, era su hermano quién llevaba la gestión diaria para que él pudiera pasar más tiempo con su familia.
   Emma estaba encantada con su nueva vida en Brasil. Aunque todavía no llamaba <<papá>> a Sasuke, entendía que éste jugaba un importante papel en su vida. Sobre todo desde el embarazo de Naru los dos se habían hecho muy amigos, y la niña no dejaba de preguntar cuándo nacería su hermanito.
   Sasuke estuvo presente en el nacimiento de su hijo, y fue quien lo puso en brazos de su Papi después del alumbramiento.
–¿Lo ves? Es guapísimo.
– Como su padre.
–Y su Papi– Sasuke le acarició la frente y le apartó algunos mechones sudorosos–. ¿Cómo estás? Para mí es lo más importante.
   Naru sonrió una vez más.
–Estoy perfectamente– dijo el–. Ha sido todo muy fácil. No tienes que preocuparte. Soy más fuerte de lo que parece.
  Sasuke no podía imaginar su vida sin el.
– Tendrás que llamar a tu madre y a mis tíos– dijo Naru tras un momento.
  Emma estaba con los padres de Sasuke y sus tíos Sam y Olivia tenían planificado llegar unos días más tarde para pasar unas semanas con ellos.
– Creo que su esposo debe descansar, señor– dijo el doctor Fernández, el médico que lo había asistido en el parto con la ayuda de una comadrona y una enfermera–. El señor Uchiha debe dormir un rato.
   Sasuke titubeó un momento, pero Naru le tomó la mano y la apretó.
–Creo que será blog mejor, cariño– le dijo–. Y no te olvides de llamar a Anita. No me gustaría que se enterara por otra persona.
–Ah, qué considerado eres– dijo Sasuke.
–Últimamente  conmigo ha sido muy amable– le recordó Naru.
–Sí, porque se ha dado cuenta de lo bonito que es tener un niño dando vueltas por la casa– dijo Sasuke.
  Era cierto. Desde que Anita conoció bajo Emma, había cambiado de forma espectacular. Aunque cierto era que la pequeña se ganaba el corazón de cualquiera con su inteligencia y su simpatía.
–Será mejor que te vayas– dijo Naru, consciente  de la expresión seria del doctor Fernández–. Pero vuelve pronto. No creo que vaya a dormir mucho rato.
   Pero Sasuke no tenía ninguna prisa para separarse de el. Inclinando la cabeza lo besó largamente en la boca. Su familia, pensó con asombro.
Era un hombre muy afortunado. En realidad, era el hombre más afortunado del mundo.

        Fin.



Espero y lo Allan disfrutado en leer gracias a todos sus comentarios . Gracias

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