Adelante

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Los días pasaban, Lexa solo venía veía a la niña y se iba, hablábamos muy poco, por no decir que nada.

Trabajar desde casa, Ontari había venido a revisar su empresa y sabía que no tardaría en regresar a París, las cosas con Roan no iban de lo mejor desde que la pequeña Darla había nacido, Ontari me había contado que tal vez el invierta en su empresa.

El ser gerente general del departamento de proyectos de la empresa y estar en los primeros días de ser mamá no pintaban muy bien, había miles de planos que tenía que hacer, revisar maquetas, contratar personal y demás, los pasantes estaba por terminar todo estaba para el carajo.

Eso sin contar que mi vieja ropa no me quedaba, mis pechos me dolían, no dormía lo suficiente y tener a mi madre todo el dia en casa me estaba alterando lo nervios, Bellamy venía cuando su turno terminaba, sabía que no estaba sola en esto, pero no era suficiente ayuda.

...

Veintidós días habían pasado desde que Darla había llegado a mi vida, había crecido dos o tres centímetros más, Bell me había dado de alta por completo así que podía regresar a trabajar, mi madre me ayudaría a cuidarla medio día y antes de que ella se fuera pasaría a dejarla en la oficina, parecía que todo se me comenzaba a acomodar a mi antojo y necesidad.

De pasar de ver a Roan todos los días, ahora lo veía una vez a la semana, su pretexto era por que yo no tenía tiempo para el, o que su trabajo estaba teniendo demasiado movimiento y que por ello necesitaba estar concentrado en el.

Ya pasaban de las diez de la noche y yo seguía leyendo los contratos con las nuevas empresas a las cuales les haríamos algún proyecto básico de una nueva bodega o ampliación, la pequeña estaba mas que dormida en su cuna cuando la puerta se abrió, dejando ver a un Roan con el rostro cansado, tal vez con unas copas de más, temo negar que se veía tan atractivo cuando traia esas camisas a cuadros y los vaqueros.

- Octavia siempre que llegó tu pequeño rostro está metido en algo -

Cerró la puerta tras de el, regalandome esa jodida sonrisa que dejaba ver su dentadura perfecta

- Trabajar en casa se le dice Roan -

Contesté mientras cerraba la carpeta, no sé si era yo o mis hormonas que salían por todo mi cuerpo, pensando bien tenía bastante que no sentía a este cuero de hombre perfecto sobre el mío, sus ojos me miraron de arriba a  abajo, yo traía el Pans que solía usar cuando iba de guardia a la estación de bomberos, una blusa de tirantes sin ningún rastro de sostén, una coleta alta no era una imagen de la sensualidad pero me sentía cómoda

- Octavia Blacke desde que te conocí hasta ahora me has tenido a tu merced pero mujer desde que Darla nació esquivas  el tema y yo, muero por que seas mía, por que lleves mi apellido y no tu sigues en tus planos y maquetas -

Me sorprendió aquella confesión, una leve sonrisa se me escapó sin poder detenerla, me levanté casi de inmediato de donde me encontraba, caminado y analizando a Roan

- Puedo ser tuya y no hay necesidad de que un papel o un juez lo dicté -

Al llegar a él puse mis manos sobre su cuello, bese su mejilla, el olor a whiskey le penetraba hasta en la barba, el puso sus manos sobre mi cintura, dejando escapar un beso sobre mi cuello

- Quiero que seas mía, que el maldito de Lincoln entienda que eres mía, que el jodido mundo te respete por ser mía -

Sin soltarlo me hice un poco para atrás, dejando ver mi rostro y el de el, viendo con que seriedad lo decía, sin dejarme hablar o al menos poder poner alguna resistencia, me besó, mordiendo con suavidad mi labio inferior, sus manos sujetaron con mayor fuerza mi cadera, mis manos comenzaron a jugar con su cabello, el sabor del whiskey se sentía tan presente en nuestra boca.

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