Capítulo 5

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Idiota

— Luca, ¡devolveme eso! — grité

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— Luca, ¡devolveme eso! — grité

— A ver si lo alcanzas — alzó el brazo, mientras yo saltaba para alcanzar el aparato.

Por si no están entendiendo esta situación, estaba persiguiendo a mi hermano por toda la playa para obtener las oreos que me quitó. Literalmente, parecía una loca. Pero no importa, las oreos son eternamente sagradas.

Se mantuvo quieto con las masitas en el aire hasta que decidió correr otra vez, después de un rato, logré alcanzarlo. No me pregunten cómo fue que lo hice, pero de un momento a otro, salté sobre su espalda para poder alcanzar a mis bebés. Nos caímos. Le arrebaté de las manos el paquete y salí disparada hacia donde se encontraban nuestros padres.

Miré para atrás para ver si Luca me perseguía, lo cual, así era. De pronto siento que choco contra el pecho de alguien. Alzo la vista y me encuentro con él. Jayden. Me miró de manera indiferente.

— ¿Por qué no te fijas por dónde vas? — me apartó bruscamente de él.

— ¿Por qué no dejas ser un estorbo? — le respondí con otra pregunta.

¿Qué mierda le pasa?, ayer estaba todo bien, pensé que la habíamos pasado, de alguna manera, agradable.

Me fulminó con la mirada:— A mi me bajas el tono — me apuntó con su dedo índice.

— A mi no me decis lo que tengo que hacer — aparto su mano para pasar por su costado — idiota.

Seguí mi camino. Al llegar me encontré con los Jones.

— Ali — me abrazó Luciana

— Hola Luciana — le sonreí.

— ¿Cómo estás? — preguntó Robert.

— Bien, gracias por preguntar — Me dí cuenta de que estaban acompañados de una niña — ¿Cómo te llamas?

— Mackenzie — dijo un poco bajo

— Encantada de conocerte — le sonreí, ella me devolvió la sonrisa — sos muy linda — dije mientras me acostaba en una de las reposeras de allí.

— Gracias — me respondió la nena.

Hubo un instante de silencio.

— Te noto feliz — dice papá, justo cuando Jayden llega, para situarse a un lado de tus padres y su hermana, sin dirigirme una mirada — ¿Por qué?

— Adivina — sonreí, mostrándole el paquete que contenía mis galletitas favoritas.

— ¿Qué hiciste? — preguntó divertido.

— Me subí a su espalda, lo hice caer y se las quité, para después salir corriendo — reí.

— ¡Esa es mi hija! — extendió su mano para que choque los cinco.

Ese verano- ¿te animas a enamorarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora