No había algo más asombroso que batallar, porque las adversidades no podían caber en los recientes momentos felices que tenía Gingka. El pasajero sentido de pesadumbre se marchó por fin, dejando que la emoción inundara nuevamente.
Desde que Battle Bladers se anunció, los entusiasmados jóvenes saltaron a la aventura en busca de cincuenta mil puntos bey, solo con sus espíritus y las agallas de aquellos luchadores, el inicio de recolectar esa cantidad fue la noticia del año. Los retos en cada ciudad eran dignas de presenciar. El torneo nacional, junto al primer puesto del mejor blader del mundo no pasó por alto, convirtiéndose en un objetivo durante los tres meses que se asignó para conseguir lo acordado.
Entre duelos y rivalidades, la queridísima búsqueda de esos puntos era lo único plasmado en muchas mentes. Gingka se consideraba parte de ello, porque después del desafío de supervivencia ese chico se hallaba con los ánimos más allá de lo imaginado. Ryuga y Dark Nebula amenazaban con sus planes de aniquilar las esperanzas de un mundo mejor con el Beyblade; fue suficiente combustible para él. Así que decidido estaba.
—¡Por fin! ¡Tengo tanta hambre! —El pelirrojo salía con una bolsa llena de hamburguesas, además de una ferviente sonrisa.
Indagando por nuevos retos que le patentaran más puntos, Gingka yacía lejos de sus amigos, en la ciudad de Shinjuku. Había terminado un enfrentamiento, entonces tomó un pequeño rato para almorzar.
—Qué delicia —Comentó a lo bajo mientras paseaba a través de las aceras y se deleitaba con sus hamburguesas.
Recordó en el camino las cosas que sucedieron desde entonces. Las miles de batallas que en recompensa dieron a sus actuales amigos; Hikaru, Benkei, se podría decir que Kyoya igual. Además de haber mejorado en las técnicas de Pegasus, y claro está, su confianza volvió a brillar una vez tomó palabras alentadoras. No podía quejarse, ya que las bajas solo fueron una piedrita en su camino. Ahora no podía dejar de sonreír por todo ello.
—Me pregunto cómo estarán los chicos... —Pensó en cuanto se detuvo a ver un duelo de Hyoma en una pantalla grande. El mismo fue anunciado como el ganador al rato— Todos ellos hacen un gran trabajo... No me espero la hora de poder enfrentarlos.
Por una parte se sentía preocupado al no tener los suficientes puntos que debería. Continuó mirando al gran televisor que informaba de otras ciudades, repitiendo la imagen en su mente de su bey-pointer siendo aplastado por Phoenix. Esas duras palabras que atentaron contra su valor de seguir, reproduciéndose tantas veces al igual que un tormentoso disco rayado. Esa derrota fue una bomba que estalló en el chico, no negaría que eso dolió.
"¿Cómo te atreves a sonreír incluso cuando pierdes?, ¿porque tu amigo ganó?, ¿porque lograste pasar un rato agradable?, ¿o porque encontraste algo por lo cual seguir luchando?"
Esa voz gruesa seguía enmarcando con el fuego de Fireblaze cosas repelentes de él. ¿Debía ver el mundo con la realidad que siempre estuvo allí? Pero es que a veces podía ser muy sombría y la tristeza andaba saludando en todas partes, cosa que Gingka jamás pudo soportar. Con un poco de determinación movería una montaña y volvería a recuperar esos puntos. ¡No podía dejarse ganar!
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Arcoíris Sin Color
Fanfic▶Historia alternativa de "El beyblade no es mi única pasión"; OC×Cannon◀ Gingka tenía la vida resuelta hasta que esa odiosa chica llegó y complicó su calma. Aprendiendo de lo cometido, tendrá que disculparse por las cosas más pequeñas y grandes, mie...