Caminos distintos

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Capítulo 41: Caminos distintos

Selt

     La casa se cae a pedazos a nuestro alrededor, el fuego consume todo así como en el pasado. Mi hermana Nariel se ha ido, pero no de este mundo como hubiera
querido. Ha escapado, débil y herida pero con vida. Entre las llamas la silueta de dos personas se acerca desde el pasillo que da al fondo de la casa.
     —Frank saca a tu madre y a Nicol de aquí —escucho gritar a Sergio. Él ha levantado del suelo a Arcángel, y se dirige a la salida.
Las siluetas toman forma y veo a Sebastián ayudando a caminar a una mujer, el felino blanco. Intento contener el fuego naranja que ha creado mi hermana y que ahora
devora todo a su paso. Los ojos grises de esa mujer están perdidos, no miran a ningún lugar fijo.
     —Reichel tiene al niño —dice Sebastián exhausto—. Se han llevado al niño.
     —Salgan de aquí —les abro camino entre el fuego hacia la salida.
     Cat no se ha alejado del cuerpo de su madre, de Marian. No imagino como debe sentirse. Es su madre aunque no en esta vida, y fue la responsable de todas sus desgracias y pérdidas, ahora está muerta. La cuestión es si su muerte alivia realmente su dolor, o lo empeora.
     —Debemos salir Camila —presiono su hombro.
     Hemos pasado por tanto que te preguntas ¿Cuándo se acabara? ¿Cuándo será el día en que podamos estar tranquilas? sin pensar en los oscuros acechándonos a cada instante. Aunque justo en este momentos son menos.
     —Sí, salgamos de aquí —dice y se levanta, su mirada está perdida pero no es por Marian, es por la muerte de sus padres, por la muerte de sus padres en esta vida.
Esta desecha, un alma que ha visto morir a todos los que ama en cada una de sus vidas, a veces me pregunto ¿de dónde saca tanta fuerza para continuar?, yo en cambio me distancia prácticamente del mundo.
     No queda rastros del círculo de sangre solo los cuerpos de los caídos que en unos minutos solo serán cenizas entre los escombros.
     Paso mi brazo por encima de su hombro mientras abandonamos la casa, en un silencio que ambas comprendemos y necesitamos.
     La calle esta solitaria y propicia para lo que está sucediendo.
     —Siento que hemos vuelto al principio de todo —expreso desganada por la derrota que hemos tenido.
     —¿A cuál de tantos? —la voz de Cat es lejana, fría.
     Está ocultando su dolor, encerrándose en sí misma. Como lo hice yo tantos años.
     —Me refiero al primer círculo de sangre —mi mente viaja años atrás y se posiciona en esa noche oscura y siniestra. En ese pasado en el que fui tan débil e ingenua, con todas las señales en mis narices pero
haciéndome la ciega. El círculo de sangre que acabo con la vida de Mia, mi mejor amiga. Esa oscuridad que alumbro el nacimiento de Reichel—, nunca te he hablado sobre eso.
     —En realidad, has tocado muy poco tu pasado —nos detenemos.
     —Era muy joven cuando paso, y demasiado estúpida para darme cuenta de la realidad que pasaba ante mis ojos. Sabes una cosa Cat, tener tanto poder no significa que seas tan fuerte.
     Mis ojos se humedecen, mientras observo el pasado y me doy cuenta de que tuve todas las herramientas para detenerlas y no las use. Siempre estuve un paso delante
pero retrocedía hasta cinco en un instante.
     —Para mí eres muy fuerte —sonrió aunque las lágrimas corren por mis mejillas.
     —Lo soy ahora, pero no en el pasado —. De alguna manera los rasgos de Mia han permanecido en la familia de la Rosa, generación tras generación. Cordelia tenía
un gran parecido a ella, y su muerte es como si se repitiera la historia—. Cuando era muy joven tenía una amiga, sus ojos eran violetas como los tuyos y su cabello
negro. Era un felino De La Rosa, pero era tan amable, incapaz de lastimar a alguien. No se merecía morir de esa manera. No se merecía ser utilizada. Su vida tendría
que haber sido diferente, feliz, al lado de su hija, con su esposo. Pero él la traiciono, su boda, su supuesto amor. Todo fue planificado para que fuera usada por los
oscuros. Mia murió en pleno ritual, y no pude hacer nada para impedirlo. Murió igual que tu madre. Es como si el pasado estuviera repitiéndose otra vez. Fue como verla morir por segunda vez. Todo esto ha removido recuerdos. Se han llevado a tu hermano.
     Ella comprende mis palabras, aparta la vista.
     —Lo voy a encontrar —dice con firmeza.
     — ¿Cuando? —se gira. Hay un dolor mezclado con furia en su mirada violeta—. Conozco muy bien a Nariel, ella se oculta hasta sentirse fuerte y estable para volver a salir a la luz. Estuve años buscándolas, y nunca lo conseguí. Pensé por años que esa niña, Reichel estaba muerta. Pero sigue con vida.
     —No voy a descansar hasta encontrarlo.
     —Lo sé.
     La casa cruje en llamas. Nos detenemos un momento a mirar el inicio y el final de un hogar.
     — ¿Qué se siente ver a tu madre otra vez? —pregunta Camila con la voz apagada—, para mí fue muy contradictorio.
     —Sentí miedo, solo eso. Un profundo terror de verla. Ella no se ha ido por completo, lo que hice no la ha destruido solo he conseguido retrasar las cosas. Tu hermano es un ancla para ella en este mundo, y eso nos ocasionara muchos problemas —explico.
     —Problemas son los que tenemos justo ahora —ambas nos giramos al escuchar la voz de Maycol.
     — ¿Ahora qué? —pregunta Camila.
     —Arcángel ha quedado único al círculo de sangre, y Nicol está creando un camino espiritual con la sangre y heridas de él para ir por el libro. Marta sin recuperarse muy bien también se está uniendo al viaje —explica desesperado.
     Alcanzo su mano de inmediato, y hace lo mismo. Un vuelco en mi estómago y estamos de regreso a la Ciudad de las sombras, justo en el pasillo de habitaciones de la enfermería. Al felino blanco lo han dejado en medio del pasillo, ella esta desorientada yendo de un lugar a otro.
     No tengo que poner un pie dentro de la habitación porque en el pasillo se abierto un camino brillante que está siendo tragado por una desafiante negrura, y allí
esta Nicol se da vuelta.
     —Iré por el libro —su voz es un susurro que me hiela la sangre.
     De la habitación sale Marta y Arcángel, él se detiene a ver a su madre y sigue a Nicol. En cambio la bruja de ojos naranjas se toma un poco de tiempo para conversar.
     —Voy a acompañar a estos dos niños a buscar el libro de tu madre. ¿Algún mensaje que quieras enviar?
     — ¿Un mensaje? —pregunto desconcertada.
     —Saluda a Mia de nuestra parte —responde Sergio para en la puerta de la habitación.
     —Así lo hare —dice muy contenta Marta—. Estaremos de regreso muy pronto. Ni siquiera les daremos tiempo de que nos extrañen.
     El camino brillante es tragado por la oscuridad junto a ellos.

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Hola a todos.
Se que me demorado bastante con esta historia, y ya solo falta el epílogo para dar finalizada El secreto de la rosa. Y podré comenzar a escribir el siguiente.
Pronto les estaré presentando la portada y título para que estén al pendiente y puedan agregarlo a sus bibliotecas.
Los espero para el epílogo.
Besos y muchos abrazos.

Secreto de la Rosa. Guardianes 5. Gato MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora