Marian Riquelme

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Capítulo 38: Marian Riquelme

Cat

     Frank ha decidido acompañarme mientras que May se encuentra en casa de mi abuela Francisca. El secuestro de mis padres la tiene desestabilizada, además ya los oscuros tienen a Nicol y Sebastián no quiero arriesgarlo a él también. En cuanto a mi primo, tampoco quise que viniera pero si en algo nos parecemos en lo terco que somos los dos. Así que aquí esta, a mis espaldas.
     La mansión De La Rosa una de las más lujosas de la ciudad con una puerta de madera robusta y elegante.
     —Dime que tienes una llave —digo mirando la cerradura.
     —Así es —responde mi primo entregándomela—, crecí en esta mansión. Tengo mucho tiempo que no vengo pero es mi casa.
     —Supongo que conoces a mi madre Marian —introduzco la llave y abro la puerta. Trato de hacer el menos ruido posible pero es imposible, las bisagras
delatan cada uno de mis movimientos.
     —La verdad es que no.
     Entramos en silencio atravesando el estrecho pasillo hasta la sala principal. En estructura se parece mucho a la casa Humboldt. Hemos llegado en el momento preciso toda la familia está reunida.
Frank se mantiene detrás de mí.
     — ¿Por qué esperamos tanto para despertar a la gran señora? —Ashlyn habla con ansias.
     —No falta mucho, solo ultimar algunos
detalles—responde mi madre. La reconozco de inmediato, ella no ha cambiado en nada sigue siendo la misma mujer de mis recuerdos, lo único diferente es la forma de vestir.
     Cornelius y Estela están cerca de su hija. Además un hombre lobo de piel oscura, Alonzo y Corina la madre de Frank.
      —Eso quiere decir que he llegado en buen momento —digo tajante. Todos voltean a mirarme.
     Corina se pone pálida al ver a su hijo detrás de mí. En cambio los demás solo esperan las acciones de mi madre.
     —Cat—dice mi madre tan sorprendida de verme que por unos segundos solo pueda verla en el pasado. Como esa madre preocupada que recuerdo, pero tenerla frente a mí en el presente certifica las palabras de mi padre antes de morir.
     —Soy yo madre —no puedo evitar sentir repulsión por ella. Que ella solo sea un recuerdo de una vida pasada me ayuda mucho a odiarla.
     —Vienes a unirte a la familia —dice ella como si fuera un hecho.
     — ¿Unirme a la familia? —suelto una carcajada. De todas las cosas que ella puede decir, pensar que he venido a aceptar mi destino es lo único que dicen sus labios. Como hay que ver que no me conoce lo
suficiente—. En realidad crees que yo voy a unirme a tu secta de maleficios y oscuridad después de todos estos años muriendo y regresando a la vida, solo para saciar tú
sed de poder. Dime madre ¿de que más me tengo que enterar? Yo no vine a unirme a tu flamante familia, ¿sabes a que vine? A destruirla.
     —Ya veo que tu padre te ha llenado la cabeza… Él nos hizo a daño por mucho tiempo, yo todo lo he hecho por tu bien —es su única respuesta y justificación.
     — ¿Quién demonios te crees para decidir por mí? —le grito.
     —Tu madre —ella también alza la voz —. Lo hice porque te amo cariño.
     —Ah… —sonrió por la ironía—, lo mejor para mí, ¿porque me amas? —bajo la voz. La excusa más utilizada en el mundo sin importar la época ni la situación—. Entonces, para ti lo mejor que podría pasar en el mundo es ser un monstruo, como lo fue Sasha que no tiene control de sí misma.
     —Es diferente Camila, tú eres especial.
     — ¿Especial? Te parece especial que pueda matar a alguien sin que me tiemble el pulso, que pudiera matarte sin llegar a sentir el más mínimo remordimiento, ¿eso te parece especial?
     —No serias capaz soy tu madre —dice tan convencida que me causa risa lo errada que esta.
     —Sí. Eres mi madre y también eres la culpable de todas mis desgracias, de todos mis sufrimientos, de todas mis pérdidas, yo creí que eras una excelente persona, una mujer noble y caritativa que jamás dañaría ni una mosca, y después de tres vidas me entero que eres todo lo contrario, un ser malvado, despiadado, capaz de destruir todo a su paso sin importarle a quien
se lleva por delante.
     —El amor de una hija hacia su madre no se puede borrar, en el fondo me amas.
     —Tienes razón, en el fondo muy pero muy en el fondo allá en el último rinconcito de mi corazón debo quererte, ¿pero sabes cuál es el problema?... que no es suficiente.
     Mi madre palidece y parece que se ha pegado mucho más al sillón. Hay miedo en su mirada, puedo oler el miedo desprendiéndose de su cuerpo.
     —Es admirable lo valiente que eres de presentarte en esta casa cuando eres un simple gatito —la voz gruesa de Cornelius me irrita.
     —Espero que pienses lo mismo cuando desgarre tu garganta —intento controlar mi ira pero se me está complicando bastante.
     —No creo que estés en condiciones de amenazar, tenemos a tu madre y dos de tus amigos —interviene Estela.
     —Eso es muy cierto —afirmo Marian. Ahora mi madre se siente apoyada.
     —Entonces debo hacer lo que ustedes quieran, porque estoy en sus manos —digo.
     —Si no quieres que ellos mueran —secunda Ashlyn.
     Sus palabras son el detonante de mi ira, la magia pica sobre mi piel y sí, estoy entre la espada y la pared pero eso no significa que me voy a doblegar a su voluntad. He
sentido tantas veces el fuego arder desde mi interior hasta consumirme que mi querida prima hoy experimentara la desesperación que en dos oportunidades me obligue a sentir.
     Sus gritos hacen que Alonzo se levante de un salto de su asiento, ella está desesperada intentando sacar algo dentro de su pecho con sus propias garras. El olor a sangre llena la estancia, antes de que su madre pueda alcanzarla con su don de sanación ella está envuelta en llamas, y al siguiente segundo solo sus cenizas cayendo al suelo.
     —Es una lástima le di una oportunidad y ella la desaprovecho —digo con fingido pesar. Puedo sentir la tensión de Frank a mi espalda.
     —Imposible —expresa mi madre desconcertada— tu magia la tenía Sasha.
     —Así es. Yo misma se la regale. Pero como el destino es caprichoso la tengo devuelta, sigo siendo el gato mágico. ¿No les parece algo maravilloso?
     El chico moreno que es un lobo se abalanza sobre mí y saco una de mis espadas de mi espalda. El filo de mi espada lo recibe con gusto hasta desprender su cabeza, la sangre sale disparada de su cuello manchando todo y la cabeza rueda hasta los pies de Marian. Me preparo para ser atacada nuevamente en cambio una niebla negra se cubre toda la sala.

Secreto de la Rosa. Guardianes 5. Gato MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora