Secuestro

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Capítulo 30: Secuestro

Sergio

     La tensión en la manada es palpable. Las noticias que hemos recibido son muy malas. El concejo ha decidido ejecutar a Bruno. Y como si fuera poco han matado a Naim, un sacrificio más de los oscuros. Me siento en
medio de una encrucijada. Me siento responsable de la manada, mi padre fue el alfa hace muchísimo tiempo.
     Nunca imagine que la manada que una vez fue representada por mi familia se mantuviera unida después de lo que paso con mi vida, después de la muerte de mis
padres. Pero aquí están, abandonaron Pétalos de Oscuridad y construyeron un nuevo hogar en el mundo humano. Un hogar que los oscuro amenazan con la
destrucción.
     Las directrices que ha dado Gustavo Arias han sido muy precisas, enfrentar al concejo por ende a cada guardián que intenta asesinar a Bruno. La manada
nunca ha estado involucrada con los oscuros, siempre siendo parte de los guardianes bajo las órdenes del concejo. Ser señalados ahora de esa manera es indignante, una apuñalada por la espalda que ha levantado la ira de la manada.
     Además, esta Dulce. Esa chica la hemos involucrado demasiado es toda esta guerra, y temo de que todo se nos escape de las manos. La amenaza que representa
Sonia Riquelme des demasiado grande y está en un libro.
     — ¿Quién va a decírselo? —pregunta Gustavo Arias. Sacándome de mis pensamientos. Hemos discutido mucho la situación de bruno y aun no llegaos a nada en concreto pero en cuanto a la muerte de Naim, estamos igual que al principio. No sabemos qué hacer. Él ha muerto, pero Dulce no lo sabe.
     —Yo no soy capaz de hacerlo —responde su esposa. Julia le ha tomado mucha estima a esa jovencita.
     —Yo menos —digo antes de que me den la responsabilidad.
     Dulce está sola en el mundo, le ha tocado vivir momentos muy duros en su corta vida. El destino se ha encaprichado para hacerla sufrir.
     —Bien, yo lo hare —dice Marta.
     Los demás respiramos quitándonos un gran peso de encima. Lo de Bruno aún podemos detenerlo, pero la muerte de Naim no tiene retorno.
     —Ahora, Sergio. ¿Estás seguro de que la ciudad oscura no ha sido tomada por los oscuros? —pregunta Gustavo.
     —Completamente Gustavo, ya tengo gente allá para cuidar de Bruno. Nadie va a tocar al chico —no se ya cuántas veces hemos hablado de este tema.
     A Bruno no le va a pasar nada mientras se encuentre en la ciudad oscura. Todos nuestros planes se han acelerado, ya es evidente el control de los oscuros sobre
el concejo, sobre cirvius dentro de poco tomaran todo Pétalos de Oscuridad. Lo único que aún se en posesión de los guardianes es la ciudad de las sombras.
     —Lo que nos urge en estos momentos es sacar el libro de la tienda de antigüedades —nos recuerda Marta.
     —Lo primero es traer a Dulce con la manada, ponerla a salvo. Solo por precaución —dice Julia.
     —Lo haremos hoy. No podemos esperar más tiempo —índico—. Los oscuros están desesperados, el ataque a Cirvius mas que una distracción es el reflejo lo exasperados que deben estar.
     —Muy bien, enviaremos a alguien para que reemplace a Dulce en la tienda. Y comenzaremos la extracción —anuncia Gustavo.
     Alguien intenta tumbar la puerta con los golpes que da. Ni siquiera esperan a que les indique entrar. El joven que abre la puerta es nuevo en la manada, y por su frenética respiración algo va mal.
     —Señor, yo lamento interrumpirlo pero la tienda de antigüedades está destrozada, y no encontramos a la chica.
     — ¿No está en la tienda, o no la encontraron en todo el mercado negro? —pregunta Julia con voz autoritaria.
     —En la tienda señora, pero ya la están buscando por el mercado. Me enviaron a avisarles —responde el chico intimidado ante sus alfas.
     Antes de que Gustavo de alguna orden me levanto y salgo. Las fuertes pisadas de Marta me siguen hasta las afueras, hasta el boscaje donde se encuentran las residencias de la manada.
     El mercado negro es un caos. La manada se ha desplegado por cada rincón en busca de Dulce. Marta y yo nos detenemos en la tienda de antigüedades, solo para ver que tanto se han llevado. Los vidrios de la
tienda están esparcidos por la acera y el interior del local.
     Las estanterías rotas y cada libro decoran el suelo de la tienda. Solo nos toma un minuto saber que el libro Riquelme tampoco está aquí.
     —No entiendo. Si consiguieron el libro, ¿porque se han llevado a Dulce? —dice Marta con la mirada perdida en todo el desastre.
     —No lo sé. Pero tenemos que encontrarla —respondo—. ¿Puedes ubicarla, o al libro?
     —No está en el mercado negro. Vamos a casa, desde allí la puedo rastrear mejor —comienza a caminar.
     Los callejones están bastante movidos, no solo la manada está aquí también guardianes se pasean de un lugar a otro. Ya se ha corrido la voz, el libro ha desaparecido. Por más que el concejo haya sido invadido por los oscuros, los guardianes están haciendo sus elecciones en silencio.
     Ya en la casa, Marta se toma tiempo que no tenemos para preparar café, saborearlo y luego detenerse a mirar la taza. Comienza a exasperarme cuando alza la mirada.
     —Ya la he ubicado —dice. Deja la taza en la mesa—. Hare una puerta directo a donde la tienen. Ya de ahí veremos cómo manejar la situación.
     En el tiempo que ella ha invertido para el café yo busque algunas armas, un par de cuchillos, una espada.
     En ocasiones ser un lobo no siempre es suficiente, tener un arma puede hacer la diferencia en muchos aspectos.
     — ¿Tu forma de rastrear es por el café, o lo que queda en la taza? —pregunto extraño por sus métodos.
     Pero que podrá esperar de una bruja tan extravagante como ella, nada más hay que mirar sus ojos.
     —El café siempre me ha mostrado lo que necesito —es lo único que dice.
     Nos disponemos a ir a la puerta detrás de la cocina cuando el tocar de la puerta nos detiene. ¿Quién puede ser en este momento?
     Marta se desvía de regreso a la sala. Para cuando vuelve viene con compañía. Me sorprende un poco ver a Selt, con todo lo que ocurrió en cirvius no llegue a pensar
que ella podría venir tan rápido. Ha venido preparada para luchar, una delgada y larga espada se cruza en su espalda y como nunca esta vestida de negro. Ropa de cuero cubriendo su piel, como un guardián. Lo que me recuerda el tiempo que ha pasado, todo lo que ha cambiado. Ella no es la misma jovencita temerosa, de su propia familia que conocí y de la que me enamore.   En mis recuerdos ella siempre llevaba un largo vestido, el cabello recogido en esos delicados moños. Ahora su cabello está recogido en una coleta, y con una mirada
confiada en sí misma.
     No está sola ese chico, Sebastián que ha estado en cada círculo de sangre y una jovencita de ojos verde esmeralda.
     —Estábamos por irnos —dice Marta pasando a mi lado hacia la puerta que te muestra cualquier lugar en el mundo.
     — ¿Cómo lo supiste? —pregunto intrigado. Nosotros apenas y nos hemos enterado, no hay forma de que las noticias llegaran tan rápido a pétalos de oscuridad.
     —De alguna manera Cat está manejando magia de nuevo, no me pregunten porque no tengo idea de cómo ha ocurrido. Tampoco sé cómo ella lo supo, solo me
aviso y salí de cirvius en cuanto tuve oportunidad —dice mi esposa.
     — ¿Es buena idea llevarla? —pregunto. La jovencita de cabello rizado no lleva ningún tipo de armas. Comienzo a pensar que puede ser una carga para nosotros.
     —No, pero tampoco podía dejarla en cirvius. Nicole es un buscador de almas, mis hermanas ya intentaron tenerla. Dejarla allá es más peligroso que llevarla con
nosotros —explica Selt.
     —Ella se puede quedar aquí —dice Marta.
     —Nuestra puerta esta lista. Este lugar es seguro para ella, nadie entrara por esa puerta. Además, con todo lo que está
pasando lo mejor es no darle un buscador a los oscuros.
     —Entonces me quedare —dice Nicole.
Sebastián le da un beso de despedida.
     —Regresaremos pronto —susurra Sebastián a su novia.
     Marta abre la puerta, no se ve nada del otro lado. Sabremos a donde vamos en el momento en que la crucemos. Tomo la mano de Selt, nuestras vidas no serán normales hasta que su familia no deje de existir.
     Doy un paso hacia la puerta y me detengo.
     —Selt —llama Nicole—. No permitas que usen el cuerpo de Dulces.
     — ¿Qué quieres decir? —pregunta Selt con la misma cara de terror que tenía cuando me conto lo de sus visiones sobre Mia, y la muerte que no pudimos detener.
     —Tengo un mal presentimiento, no creo que Dulces regrese con vida pero por lo menos asegúrate de que tus hermanas no lo usen. Quizás es el cuerpo que Nariel necesita —explica Nicole.
     —Espero que estés equivocada —dice Selt.
     Atravesamos la puerta, unos segundos de completa oscuridad nos deja frente a unas rejas oxidadas dando la bienvenida a un camino de tierra serpenteado de árboles.  Desde aquí puedo ver la sombra de la antigua casa de la familia de Fabián, quien fue mi amigo y que termino siendo un traidor. Su último aliento fue agonizante.
     Este lugar fue mi cárcel por más de un siglo, encerrado en el sótano con la única compañía de la voz del demonio dentro de mi cabeza. Aquí también se derramo la sangre del esposo de Tanils. El primer día
que me trajeron aquí tuve un momento de liberación que aproveche muy bien, aun puedo escuchar los gritos de
     Tanils mientras devore a su esposo. Perdí completo control de mi naturaleza humana, me deleite con el sabor de su sangre con su lenta muerte. No quedo mucho de él para recoger, sus pedazos quedaron esparcido frente a la casa.
     —Está dentro —dice Marta haciéndose camino hacia la casa.
     Sebastián se detiene a mirar con desconfianza el lugar. No parece haber nadie alrededor.
     — ¿Dónde estamos? —pregunta Selt siguiendo el mismo camino que Marta.
     —Esta casa era propiedad de la familia de Fabián —solo con mencionar el nombre Selt se detiene buscando una explicación en mi rostro—. Estuve aquí más de un siglo, y Fabián está muerto. Me encargue de él personalmente.
     —Yo estoy un poco perdido —dice el chico.
     —Él es Sergio, mi esposo —dice Selt como única explicación.
     Seguimos a Marta que ha recorrido mitad de la entrada. Nadie sale de entre los árboles para atacarnos.
     Los oscuros están cortos de personal, y poner distracciones los ha dejado en desventaja. La casona está deteriorada como abandonada. Pero es todo el daño que se cuso dentro de sus paredes lo que la está destruyendo. Esta casa está cargada de tanta energía maldita que es imposible vivir en ella. Subimos los seis peldaños de frente a la puerta de madera.
     —Hemos llegado tarde —murmura marta con pesar.
     Las palabras de Nicole comienzan a hacerse realidad y ni siquiera hemos cruzado el umbral.
     Sebastián toca la puerta, algo así como si viniéramos de visita y nos esperaran. Para mi sorpresa nos abren la puerta. Ashlyn De La Rosa se queda paralizada al vernos, esperaban a alguien y definitivamente no era a nosotros. La tomo de un brazo y Sebastián del otro la sacamos de en medio de la puerta, ella rueda por los escalones. Marta y Selt han ingresado a la casa.
Doy un paso al interior, no hay muchos oscuros en la sala. Solo Nariel en un cuerpo agonizante que lucha por abandonarla después de tantos años usurpándolo.    Como siempre preside el ritual. Su hermana Tanils tan joven como cuando la conocí a su derecha, el bastardo de Alonso a su izquierda. Sasha, la nueva heredera del
círculo de sangre en la cuarta punta de la estrella, y la esquina libre supongo que era donde iba Ashlyn. Dulce yace tendida sobre símbolos y letras dibujadas en el suelo. Un cuerpo sin vida esperando por su próximo
portador.
     Nariel cae de rodillas mientras que el ritual es interrumpido. Cada uno de sus integrantes abandona su lugar, dejando una latente oscuridad alrededor del cuerpo de Dulce y Nariel. El cambio de cuerpos no se ha conseguido, pero si está en camino de hacerse real.
     Desde el exterior podemos escuchar los desgarradores gritos de Ashlyn.
     —Marta, tu encuentra el libro —ordena Selt.
     Tanils intenta tomar control de mi mente, su poder ejercer presión dentro de mi cabeza como manos invisibles intentado alcanzarme, atravesar mis propias barreras. En el pasado ella nunca fue capaz de
doblegarme con su poder, el demonio nunca permitió que ella entrara a mi mente. Ahora que él ha nacido de nuevo, no hay nada que me proteja de ella.
     Creo murallas alrededor y me preparo para recibir los impactos de Alonso, en un principio soy lento pero afianzo la muralla y tomo mi espada. Él está desarmado,
solo con sus garras. Mis habilidades se vuelven torpes con las manos de Tanils golpeando mi muralla. Entre deslizar el filo de mi espada en el felino e intentar
mantener a Tanils lejos de mi mente no me doy cuenta de que he ido retrocediendo hacia la salida. Alonso me lleva ventaja, ha conseguido encastras sus garras por mi
abdomen y brazo derecho pero tampoco voy tan mal el metal ha dejado dos bonitas aberturas en sus piernas.
     Un paso hacia atrás y estoy de vuelta en los escalones. La muralla se agrieta, golpe, golpe, y se cae por completo como una nube de polvo que me ciega. El impacto en mi mandíbula tampoco ayuda mucho,
tropiezo con los escalones y termino de espalda contra el suelo. Pierdo el agarre de la espada mientras lucho por mantener la cordura entre el mar de sensaciones que
crea Tanils para mí. Mis peores horrores, temores se adueñan de mi mente.
     El dolor se extiende por todo mi pecho, me ahogo con el aire que entra a mis pulmones perdido en una pesadilla y con el corazón atravesado por el frío del metal. Mi propia espada en manos de Alonso se desliza causando más dolor al ser retirada de mi cuerpo, vislumbro el filo de regreso a mi cuerpo. Pero antes de que pueda abrir otra herida en mi pecho la espada se sale de sus manos. Cae a un lado de mi cabeza,
cortando un poco mi oreja. Estoy mareado de dolor y miedo sin poder liberarme de las garras de Tanils.
     Alonso se sostiene la cabeza entre gruñidos. Alguien se ha apoderado de su mente así como lo han hecho con la mía.

Secreto de la Rosa. Guardianes 5. Gato MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora