one shots; harry styles

style; taylor swift

Editado

Charleen.

Bajo las escaleras hacia el primer piso al estar ya preparada para la salida, mis zapatillas con unos centímetros de plataforma resuenan en el piso al caminar, transformándolo en el único ruido en todo el lugar.

Al estar ya en el living observo mi celular para saber la hora, éste marca las 23:57 y solo hace que mis ansias aumenten. Muevo rápidamente mi pie derecho, demostrando lo impaciente que estoy por su llegada, hasta que una bocina se escucha en el exterior de mi casa.

Me levanto y acomodo mi ropa, focalizándome en la pequeña y apretada pollera que llevo puesta, intentando que se sienta un poco más cómoda, aunque por lo menos tiene un short abajo. Avanzo hacia la entrada y salgo, al instante de hacerlo reconozco su auto estacionado junto a la vereda, y puedo prever como la misma rutina de tantas veces se repite.

Es medianoche, él viene a recogerme, sin faroles que alumbren el lugar y nadie más a nuestro alrededor que nosotros mismos.

Camino hacia su vehículo y al posicionarme frente a él la puerta delantera se abre desde el interior, dejando salir su ronca voz desde allí.

- Entra.

Lo obedezco y me siento a su lado para luego volver a cerrar la entrada. Nos mantenemos en silencio unos minutos, en los cuales no me animo a hacer contacto visual, hasta que él habla.

-¿Piensas hablarme o siquiera mirarme?

Respiro lentamente y momentos después levanto la mirada hacia su dirección, teniendo finalmente sus verdes ojos frente a los míos.

Nos mantenemos quietos unos segundos haciendo nada más que vernos el uno al otro, hasta que de repente se acerca y me besa. Lo hace de un modo tranquilo y se termina unos segundos después, cuando me separo para tomar aire. Al estar separados unos centímetros, él observa mis labios y sonríe.

- Sigues trayendo el labial- resalta con un tono casi alegre.

- Siempre lo uso cuando nos vemos- aclaro mientras me coloco el cinturón.

- Lo he notado- comenta antes de prender el auto- Es una cosa clásica que me gusta. No dejes de usarlo, por favor.

Lo último lo dice mirándome, para después arrancar el auto y hacernos desaparecer ante la vista en las extensas calles, que serán nuestro trayecto de ida a un largo viaje.

Esto podría terminar ardiendo en llamas o en el paraíso, pero ya me acostumbré a la sensación de incertidumbre que me genera eso.

Nos quedamos en un silencio que sólo es atenuado por el bajo volumen de la radio, la cual transmite una estación de pura música del siglo XX. Decido interrumpir la tranquilidad de la situación con un comentario.

- Ha pasado un tiempo desde que he oído de ti- visualizo el paisaje a través de la ventana y el constante cambio de éste para evadir sus ojos-. Ya sabes, no hablamos mucho desde hace unas semanas.

Pasan unos segundos hasta que da una respuesta.

- He estado ocupado, los estudios me causan un estrés constante- se excusa-. Por eso quería salir contigo, para distraerme y sentirme bien.