13 - Y O O N G I

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El mayor giró al moreno para tomar sus mejillas entre sus manos a la vez que ladeaba su cabeza y le besaba, juntando sus labios a un compás suave, no quería arruinar aquel momento, buscaría que fuera perfecto para ambos, deseaba con ansias probar la piel del más bajo mientras le escucha decir su nombre una y otra vez, sin embargo tuvo que salir de su ensoñación cuando el rubio se separó.

– Espera, YoonGi...

– Respeto Jimin... – susurró mientras el menor bufaba con un leve puchero.

– Me hablas de respeto y estas casi con la mano entre mis pantalones – mencionó haciendo que el mayor soltara una leve risilla, pues su niño estaba en lo correcto.

– ¿Por qué quieres que me detenga? Creí que ambos queríamos esta situación – susurró acercando peligrosamente su rostro al del rubio a la vez que este cerraba sus ojos, otorgándole una hermosa vista al pálido mientras le dejaba ver sus mejillas coloreadas.

– Porqué alguien nos puede ver... Además... Es mi primera vez y no la quiero en la cocina – susurró a manera de reproche mientras soltaba un suspiro y miraba al mayor al sentir sus dedos casi en su ingle.

– No es que quiera que la tengamos aquí, es que dudo que pueda contenerme – susurró, no mentía, su mano se movía sola ante el placentero toque que le otorgaba la piel del rubio, sabía que Jimin se estremecía bajo su tacto, eso le empezaba a volver loco.

– Puedes contenerte... Alguien podría venir hasta aquí y vernos – el menor tenía razón, pero el pálido ya tenía un problema en su pantalón y dudaba seriamente en sí debería detenerse o no.

– Jimin, definitivamente debes ayudarme – mencionó para retirar su mano de la piel del menor y tomar una de las ajenas para dirigirla a su "problema".

– ¿Cómo es posible que estés así con tan solo un beso? – el rubio realmente estaba asombrado.

– No es solo un beso, duermes en frente de mi con posiciones extrañas ¿quieres que me contenga teniéndote así? – el mayor tenía razón, además aquellas caricias también habían hecho efecto en él y necesitaba ayuda, en cierto momento sintió leves caricias por parte del menor, cosa que le hizo soltar un suspiro mientras sonreía.

– No tendremos sexo – eso desconcertó al mayor ¿no le dejaría probar su piel?

– Jimin, ¿cómo planeas ayudarme entonces?

– Existen diferentes maneras, no es necesario utilizar la más conocida ahora... No estoy listo para eso... – susurró aun sin apartar su mano del pantalón del mayor, se le quedo mirando por unos segundos para luego suspirar y besar castamente sus labios – Trae una manta, te estaré esperando en el sillón – susurró bajito para dejar a un YoonGi confundido en la cocina.

Por su parte, el chico vio como el menor se dirigía a su destino con el vaso que contenía el agua que antes intentaba tomar, soltó un suspiro y con una pequeña incomodidad se dirigió a su habitación para tomar una manta lo suficientemente grande y salir de allí con cautela, sin despertar al mayor del grupo. Al volver vio a su pequeño en el sillón, con sus piernas recogidas y con las mejillas completamente rojas, Jimin estaba igual que él y eso de cierta manera le encantaba.

– He vuelto – mencionó en un susurro para sentarse junto al menor y otorgarle la manta que anteriormente le había pedido, el menor lo miró, tomó la manta, la extendió sobre ellos y una vez cubiertos se giró para tomar las mejillas de su novio y besar sus labios de una manera enternecidamente demandante, haciendo que YoonGi volviera a desear con fuerza su piel.

Sus labios danzaban juntos en un ritmo armonioso, ninguno quería separarse pero ambos mantenían aquel pequeño problema que debían solucionar y por más que quisieran, sabía que solo besos no les era suficiente. El pálido sintió como unos pequeños y tiernos dedos rozaban la piel de su abdomen por debajo de la camiseta ¿desde cuándo Jimin tenía la habilidad de dejar su timidez atrás? Se preguntó el mayor sin queja alguna, pues aquellos deditos se volvieron una palma que ahora acariciaba a su amigo despierto, Jimin le miró cuando sus labios se separaron, le dedicó una sonrisa al menor para que se relajara y levemente se relajó a sí mismo para facilitarle el trabajo al más bajo.

Jimin estaba de la misma manera aunque no quisiera admitirlo, aunque su novio ya lo había notado, así que hizo la misma acción de su pequeño y llevo su mano a la entrepierna del chico para empezar a masajearla, sintió leves suspiros de su novio chocar contra su cuello a la vez que su pequeña mano se deslizaba por la tela para tocar directamente su extensión, YoonGi podía jurar que esa era la mejor sensación que había tenido hasta el momento.

– Minnie, me vuelves loco... – susurró contra la cabellera del menor para luego sentir una presión en su "amiguito", Jimin lo había apretado un poco, cosa que le hizo soltar un leve gemido, sin embargo aún con las manos temblorosas debido a las caricias del mayor en su zona baja, el menor subía y bajaba toda su extensión con su manita, acariciando y aumentando la velocidad de vez en cuando, lo que más quería era satisfacer a su novio y parece que lo estaba logrado, ya que el mayor soltaba leves suspiros y gemidos en su cabellera mientras él lo hacía en su cuello, cerrando sus ojos al sentir ese cosquilleo representativo, lo que siguió lo dejó helado, Min YoonGi estaba lamiendo el producto que se hallaba en sus manos, producto de las caricias que el mayor le había otorgado – Eres delicioso... – susurró sobre su oído mientras veía como el menor, hecho un manojo de vergüenza continuaba con su labor, hasta que no resistió y se corrió igualmente en la mano del menor, provocando que este casi estallara de la vergüenza, sin embargo Park Jimin no era de los que se quedaba atrás y llevó su mano hasta sus labios para imitar su acción, por su parte el pálido rezaba a todos los santos en su cabeza para que su amigo no se volviera a levantar una vez estuviera dormido nuevamente, sonrió al ver un poco de su esencia en las comisuras de su novio y se acercó a él para limpiarle con su lengua, provocando que el cuerpo que tenía entre sus brazos se estremeciera, convirtiendo aquella limpieza en un beso tierno y puro, sin dobles intenciones.

– También... También eres delicioso – susurro entre el beso para luego abrazar a su novio, no sin antes acomodar sus pantalones, no quería que eso pasara de allí.

– Definitivamente no hay nada en este mundo mejor que tú – los halagos del mayor se asomaban entre los roces que hacía con los labios ajenos, se acomodó la ropa y vio como una de las luces del pasillo se encendía, pero al fijarse era la de una habitación, la de SU habitación, YoonGi agradeció que no saliera un minuto antes, de lo contrario la situación habría sido realmente incomoda, luego de ello vio como Jin salía para adentrarse en el baño.

Por su parte, la pareja aprovechó aquello para dirigirse a la habitación, dejando la manta algo sucia entre la cesta de la ropa del pálido – el cual se comprometía en lavarla después –, el cual se hallaba de un salto en su cama, sin embargo se sorprendió al ver al más bajo pidiendo un espacio entre sus brazos.

– Jimin, ¿qué haces?

– Jin Hyung dijo que le dejáramos dormir, lo mismo que nosotros haremos, no creo que le incomode – susurró el rubio con una pequeña sonrisa que dejo sin palabras al azabache, por lo que aceptó y se acomodó para dejarle un espacio más cómodo a su novio, cayendo así en los brazos de Morfeo, no sin antes dejar un beso en la frente del menor.

La mañana llegó con una enorme luz que atravesaba la ventana, obligándole a buscar algo para ocultarse, escondiendo así su rostro en la nuca de su novio, al recordar su presencia lo aprisionó contra él, apegando sus cuerpos, haciendo que el menor acariciara sus manos, cosa que significaba que ya estaba despierto.

– Aun no te levantes, quiero dormir un rato más... – susurró sobre la piel del moreno para luego dejar un beso.

– Son las ocho de la mañana, YoonGi debemos desayunar – su tono de voz era suave y a la vez firme, sabía que el menor era siempre el primero en levantarse, eso le complicaba las cosas

– Sólo quédate un rato más así...

– Sólo cinco minutos...

– Me conformo con eso – mencionó para sonreír y seguir durmiendo abrazado a su niño por el tiempo que le restaba, pues sabía que cumplidos los cinco minutos, Jimin no tardaría en sacarle de la cama.

P I E L - Y O O N M I N (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora