Recapitulemos, había discutido con su Hyung hasta el punto de abofetearlo, sin embargo ambos se disculparon luego el uno con el otro, eso fue ayer. Hoy es otra historia, despertó y por arte de magia lo único que tenía para ponerse era un suéter del mayor con su nombre y los dos últimos números de su año de nacimiento, al salir este se hizo el desentendido, se quedaron a solas y el mayor fingió no querer cocinar para llevarlo a almorzar afuera, en donde una velada muy bien elaborada se hizo presente, tardaron alrededor de dos horas en ese lugar, el ambiente estaba ameno y hablaban de cosas triviales, luego de aquello salieron a caminar a petición suya, el mayor aceptó y estuvieron rondando sin rumbo – o eso pensaba él – hasta que entraron a una tienda de "chucherías antiguas" en donde encontró varias cosas de su agrado, e incluso vio el gran mural lleno de post-it que el mayor había realizado para pedirle que fuera su "eterno atardecer".
Ahora mismo el menor se encontraba siendo jalado por su Hyung hasta quien sabe dónde para hacer quien sabe qué. Alrededor de unos diez minutos llegaron a lo que parecía ser un invernadero, en donde diferentes flores de distintos colores se encontraban, al igual que un curioso camino de petalos – artificiales – de rosas que le dirigían a una especie de altar.
El menor abrió sus ojos sorprendido por el empeño que había puesto su mayor en esto, realmente era la perfección y sería sin duda un día que no olvidaría jamás, prestó atención al azabache, quien sostenía su mano y regalaba pequeñas caricias en esta para luego dejar un casto beso sobre su lomo.
– ¿Te gusta?
– Esto es precioso... ¿Cuándo lo hiciste?
– Eso no tienes porqué saberlo, solo disfruta de lo que está pasando ahora – susurró para acercarse al menor y dejar un leve pero muy tierno beso sobre los labios de su hermoso acompañante.
– Hyung ¿puedo responder ahora?
– Sólo sí tú quieres, no es necesario.
– Quiero hacerlo ahora, pero... Quiero preguntar algo primero, tengo esa duda rondando en mi cabeza y sinceramente quiero una respuesta – pudo sentir como el azabache se tensó, cosa que no supo cómo interpretar.
– Puedes preguntar lo que desees.
– Va a sonar extraño, realmente extraño pero... ¿Recuerdas un día en el que te desperté?
– Han sido demasiado Minnie – respondió sereno, soltando una pequeña risa ante el comentario del menor.
– Uno en específico... Ese día tenías un problema, uno que tuviste desde que entré a la habitación y que seguía ahí hasta que me fui – el menor estaba nervioso, le daba algo de vergüenza realizar esa pregunta, pero tampoco se podía imaginar cómo estaba el mayor al recordar aquello. Ese fue el día en el que Suga tuvo aquel sueño con Jimin, uno que se repitió en dos o tres ocasiones más, los colores subieron hasta toparse con el rostro de ambos, un silencio se creó que aquel bello paisaje hasta que el mayor respondió.
– No creo que quieras saberlo – negó, de seguro sí Jimin escuchaba aquello pensaría que es un depravado.
– Quiero, tengo curiosidad... ¿Es posible que te guste una persona pero tengas esa reacción con un sueño en el que se encuentra otra? – él sabía la respuesta, ambos la sabían, era un no. Porque el menor ya lo había experimentado y el mayor igual.
– No lo creo.
– ¿Entonces por qué tuviste esa reacción?
– Jimin, no lo quieres saber.
– Quiero.
– ¿Por qué?
– Porque no quiero que la persona que me guste tenga esas reacciones al soñar con alguien más.
ESTÁS LEYENDO
P I E L - Y O O N M I N (Editando)
Fanfic<< Esa piel de porcelana me tiene loco... >>