6- Era un sueño, pero el terror despertó

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Así comenzó un constante viaje abismante. Levi salía de la ciudad subterránea al menos una vez por semana para recibir clases y pronto Hanji sintió la dicha de encontrar un estudiante extremadamente sobresaliente en el astuto ladrón, dando comienzo a una amistad correspondida y un tanto torpe para Levi quién no entendía mucho de mujeres dado a que la única imagen femenina en su vida era Isabel.

Incluso la pelirroja de la ciudad subterránea notó como cada vez Levi se alejaba más de ella y aunque quisiera evitarlo le era imposible, no podría retenerlo por siempre a su lado. Levi regresaba con menos frecuencia a visitarla y aunque fuera común que el ladrón desapareciera por períodos de tiempo considerables, de alguna u otra forma siempre regresaba a ella, pero esta vez era distinto y tal vez ya era tiempo de dejarlo ir simplemente. Isabel quién siempre había sido una mujer resuelta en la vida y completamente independiente, se sintió vacía de pronto al entender que ya no tenía nada a lo que aferrarse.

Mientras tanto en la superficie el sol brillaba para todos, incluso para Levi quién comenzaba a disfrutar de esa extraña paz que sentía cuando estaba junto a Hanji, la muchacha quién poseía un carácter extrovertido y divertido, con la cual le era imposible aburrirse estando junto a ella aunque fuera cazando sucios insectos en medio del bosque. Era como volver a ser un niño y de ese modo podía disfrutar de las despreocupaciones de la vida en general. Cuando estaba junto a ella olvidaba su pasado y la eterna oscuridad con la cual había crecido, otorgándole esa serenidad que tanto había anhelado su vida.

Oi, Hanji.

La castaña volteó a verlo y se encontró con esos azulados ojos que le observaban detenidamente.

—¿Si? —respondió la aludida.

—¿Qué harás cuando seas mayor? —preguntó Levi.

Hanji se detuvo a pensar mientras contemplaba el cielo despejado y aunque parecía obvia la respuesta, hubiera preferido no hablar de eso. De todas maneras no quedaba mucho tiempo para ser considerada una mujer adulta, solo que su inmadurez le hacía proyectar una edad que realmente no tenía. Su padre parecía consentirla más de lo normal por ser su única hija y su madre no poseía el carácter suficiente como para contradecir las órdenes de su marido. Sin embargo, irremediablemente algún día Hanji debería afrontar las responsabilidades de una mujer adulta.

—Casarme con quienes mis padres elijan, tener hijos y ser la ama de casa que todo hombre querría. Aunque prefiero honestamente enlistarme y ser parte de la legión de reconocimiento en vez de quedarme en casa cuidando niños, pero mi padre jamás lo permitiría. Las mujeres de la nobleza tienen una vida impuesta desde el momento en que nacen, nada de esto es mío, ni siquiera mi voluntad para decidir qué es lo que quiero —respondió la castaña.

—Oh, ya veo —Levi ni siquiera imaginaba en ese momento la magnitud de todo aquello.

—¿Y tú, qué harás? —Hanji preguntó.

Levi se mordió el labio inferior, la pregunta era bastante simple pero él no tenía una respuesta. En la ciudad subterránea había vivido día a día sin pensar en un futuro, sin embargo esa ambigüedad había desaparecido desde que Hanji irrumpió en su vida aunque él no tenía claro lo que sentía realmente hacia ella. Tal vez era simple admiración por sus amplios conocimientos académicos, o quizás la forma extraña y despreocupada de ver el mundo o la estúpida forma de sus largas pestañas que adornaban su bonito y estúpido rostro o posiblemente su sonrisa en aquellos labios que parecían a punto de besarlo en cualquier momento, su ridícula fascinación por insectos y toda clase de cosas sucias que le harían vomitar probablemente. La inminente atracción de dos personas completamente opuestas. La castaña se había acercado demasiado para su gusto y Levi sintió ansiedad de atreverse a cerrar aquella distancia, ya que si lo hacía quizás luego ya no querría soltarla. ¿Casarse con otro que eligieran sus padres? Una blasfemia. ¿Tener hijos y quedarse en casa cuidando a sus bebés? Una completa estupidez. Hanji definitivamente no había nacido para aquel destino.

—Háblame de ti, siempre preguntas cosas sobre mí y creo que ya sabes suficiente pero nunca me has contado nada sobre allá abajo.

El ladrón no sabía por dónde empezar, desde que tenía memoria las cosas eran como tal en la ciudad subterránea. La supervivencia era una prioridad para gran mayoría de los habitantes, el robo y el crimen eran constantes en su alrededor. La posibilidad de llegar a una edad avanzada era casi imposible, mucha gente joven moría producto del hambre o las enfermedades debido a la insalubridad.

—¿Tienes novia? —preguntó Hanji con ingenuidad.

Levi enrojeció hasta las orejas ante la última pregunta de la castaña que hablaba demasiado para su gusto, pero tampoco le molestaba realmente.

—Oh, vamos. Alguna mujer debe estar completamente enamorada de ti allá abajo.

—No— fue la fría respuesta del muchacho.

—¿Cuándo fue tu primer beso? —Hanji definitivamente se sentía muy curiosa.

—No lo recuerdo —masculló Levi quien comenzaba a sentirse malhumorado por el interrogatorio.

—¿Ella era linda?

Definitivamente Isabel era hermosa, pero Levi no lo admitiría jamás en voz alta y mucho menos a esa entrometida cuatro ojos que tenía en frente. Sin embargo su relación con la pelirroja era complicada y no tenía una definición específica, en Isabel tenía a una madre gruñona que le reprendía cuando se saltaba comidas, a una hermana que buscaba su bienestar y a una amante en las noches frías de la ciudad, sin embargo no sentía un particular sentimiento hacia ella y solo existía un mutuo acuerdo invisible para permanecer juntos para combatir en compañía la soledad.

—Quién sabe —respondió en un tono intrigante el ladrón.

—No estás respondiendo mis preguntas —se quejó Hanji formando un puchero en sus labios.

—No hay nada interesante qué saber sobre mí —replicó Levi, quitando los finos cabellos azabache que cubrían su rostro.

—¿Quién te ha enseñado a pelear?

Oi, basta.

Hanji dibujó una mueca de diversión, le era gracioso acosar al ladrón con sus preguntas incómodas. Entonces la fantasía de la eterna primavera se extinguió cuando en una pequeña fracción de segundos sus labios apenas se rozaron y la electricidad recorrió sus cuerpos ante la ingenua emoción del momento. El cielo soleado se cubrió de un repentino gris y un gran rayo cerca de la muralla María iluminó la ciudad, la tierra tembló y ambos se quedaron atónitos viendo como esa paz disfrazada llegaba a su fin desde las colinas en las afueras de la ciudad.

—Titanes... —fue lo único que Hanji logró balbucear entre la fascinación y el terror.

Levi no dudó y tomó la mano de la castaña para obligarla a correr tanto como fuera posible en medio del bosque para regresar a la ciudad.

—¡Espera! ¡Mis insectos!

—¡HANJI!

No había tiempo para preocuparse de banalidades y la supervivencia nuevamente era una prioridad. Todo parecía un sueño pero el terror de los titanes había despertado entre los habitantes de la ciudad.

—¡No me sueltes! —lloró Hanji mientras tropezaba con piedras al correr tras los pasos de Levi.

—Nunca lo haré, ¡lo prometo!

Regresar a la ciudad dejó sin aliento tanto a Levi como a Hanji, en solo minutos la ciudad estaba casi completamente destruida y a la distancia podían ver como los soldados entregaban sus vidas con tal de mantener a salvo a la humanidad.









La ciudad donde la luna no brilla [LeviHan/Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora