12- La señora Berner

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Bengala amarilla tras bengala disipándose en los cielos, Levi y Moblit parecieron convertirse en un buen dúo luego de aquella noche y las tensiones se alivianaron después de aquel enfrentamiento sin sentido. De todas maneras durante el día ambos permanecían lo suficientemente ocupados con sus respectivas labores, por lo que no había tanto de lo que charlar y una vez cayendo la noche cada uno dormía por su cuenta, sin embargo había desaparecido esa sensación de desagrado mutuo aunque Moblit jamás consideró a Levi como alguna amenaza, sino más bien lo contrario porque de ninguna otra manera una persona seria capaz de entregar su vida con tal de mantener a salvo a la humanidad, ni los más fuertes soldados podían compararse al capitán Levi.

Aquella tarde parecía bastante tranquila y Erwin se sentía completamente satisfecho ya que incluir a un médico entre sus filas definitivamente era un avance y las bajas se redujeron a un mínimo bastante positivo en comparación a expediciones anteriores, esa misma tarde se convertía en un buen momento para regresar a salvo dentro del muro. La misión fuera de las murallas había concluido con éxito.

La bengala azul confirmó que era seguro avanzar y regresar al muro. Había buen ánimo entre los soldados y muchos ya deseaban volver a casa con sus familias, excepto Levi, quien como siempre no tenía un lugar al que regresar más que al cuartel de la legión.

—Mi señora, el joven amo ha regresado —exclamó la ama de llaves.

Hanji aún se sentía somnolienta luego de su siesta, pero pronto todo el sueño desapareció cuando vio a Moblit con una sonrisa en el rostro al verla.

—Te prometí que regresaría y jamás te mentiría, no sabes lo mucho que me hiciste falta —dijo Berner finalmente al estrecharla entre sus brazos.

Solo transcurrieron un par de días, pero Hanji sintió como si fuera más tiempo, realmente había extrañado la serena compañía del médico.

—¡Cuéntamelo todo! —exigió Hanji con completa curiosidad de saber las aventuras de su esposo fuera de los muros.

—Ya habrá tiempo para aquello, quisiera tomar una ducha y algo de ropa limpia.

Por otra parte, el cuartel de la legión lucía completamente solitario y Levi sintió que no había razones para lamentarse ya que desde hace mucho tiempo su vida carecía de emoción y el ver a Hanji otra vez no influía en nada por lo que después de pensarlo decidió por aceptar la invitación del doctor Moblit Berner para cenar días después de completar la misión.

La noche parecía serena y Levi escogió su mejor traje para la ocasión. Quizás aquella cena era lo que necesitaba para convencerse que su destino era la soledad. Sin embargo viejos sentimientos que parecían muertos regresaron a su vida cuando traspasó el umbral de aquella casa y sintió la calidez de un hogar, el hogar de la familia Berner.

—Querido, aún no me has dicho quién vendrá esta noche. ¿Crees que mi guisado estará bien? O prefieres algo más elaborado para pedir ayuda en la cocina, sabes que no soy tan buena esposa como quisieras...

—Es el capitán de la legión de reconocimiento, es un buen tipo. Te agradará.

La respuesta pareció suficiente para Hanji, sin embargo su paz interior llegó a su fin en el momento que abrió la puerta y esos fríos azules ojos le paralizaron el alma.

—Buenas noches, imagino que es la señora Berner. Un gusto —saludó cortésmente Levi con completa serenidad.

—Capitán, permítame que los presente. Ella es mi esposa, Hanji.

—Levi —murmuró Hanji casi para sí misma.

—¿Has dicho algo, cariño? —preguntó Moblit.

—Encantado de conocerla finalmente en persona, el doctor Berner me ha hablado muy bien de lo excelente esposa que es. Me presento, soy el capitán Levi de la legión de reconocimiento.

La servidumbre tomó el abrigo del capitán y Moblit llevó a su invitado a conocer su oficina mientras se finalizaban los detalles de la comida en la cocina. Hanji debió morderse a sí misma para comprobar que no estaba soñando ni que era producto de su imaginación. Ese cretino había encontrado la oportunidad perfecta y no sabía qué era lo que realmente tramaba. Si bien Hanji consideraba a Levi como a un amigo en su juventud quién despertaba sentimientos más allá de la necesidad de amistad, estaba más que claro que aquello era un asunto del pasado de lo cual debía olvidarse. Sin embargo se alegró que Levi no hubiera muerto como ella creyó por largos años y en cierta forma se sentía en deuda con él por haberla salvado dos veces a lo largo de su vida. La castaña respiró profundo y se convenció a sí misma de que no había nada de lo que preocuparse, todos eran adultos y por lo tanto lo suficientemente maduros como para afrontar cualquier situación.

—Cariño, la cena está servida —dijo Hanji llamando a la puerta tocando ligeramente.

Los comensales se reunieron en la mesa e irónicamente Levi tomó asiento frente a Moblit, donde por último Hanji tomó asiento entre ellos.

—Querida, muchas gracias por preparar esta comida para nosotros —dijo Moblit agradeciendo a su esposa dedicándole una cariñosa caricia en su mano.

—Oh, vamos. Me hacen sentir incómodo ante su coqueteo de casados —se atrevió a bromear Levi.

—Lo lamento, capitán. Es que es imposible no poder decirle a mi esposa lo agradecido que estoy con ella. Lo entenderá quizás cuando tenga su propia familia.

Su propia familia, una frase que retumbó en la mente de Levi y le hizo sentir extraño cuando nunca había tenido una como tal. Al principio de la cena pensó en molestar a Hanji, pero luego se sintió irritado y al verla feliz junto a ese hombre que por lo visto era ridículamente bueno, no podía hacer nada contra eso.

—¿Cómo se conocieron? —preguntó Levi luego de beber algo de vino.

—Fue tiempo después de la caída del muro, Hanji llegó como refugiada junto a su familia ya que la tragedia no hizo distinción entre civiles y burguesía, pero pronto ella enfermó...

—Moblit... —interrumpió Hanji.

La castaña realmente había dejado en el pasado aquellos duros momentos, donde se negó a creer que Levi hubiera muerto y luego de eso perdió todo rastro de alegría en su rostro. De aquellos lejanos días grises surgió la visita del ese entonces joven doctor Berner. El muchacho quedó ensimismado con su belleza apenas la vio y aunque el sentimiento no fue mutuo, Moblit se esforzó en devolverle en parte la felicidad que aquella joven señorita había perdido y gracias a su dedicación, Hanji volvió a ser la misma chica intrépida y extrovertida de siempre. Fue entonces donde Moblit se armó de valor para pedirle una cita y aunque al inicio Hanji no deseaba hacerlo, le dio una oportunidad al carismático doctor.

La historia contada desde la perspectiva de Moblit resultaba bastante soñadora incluso para Levi quién ya comenzaba a marearse por tanta melosidad. Sin embargo flaqueó en el momento en que la mirada de Hanji se desvió hacia su rostro y ella sonrió.

—Capitán, cuéntenos cómo se unió a la legión de reconocimiento —dijo Moblit.

—Moblit, jamás lo creerías si te lo cuento —comentó el aludido—Pero fue por una mujer.

—Esto se está volviendo extrañamente interesante —añadió Hanji.

—El asunto es que luego de la caída del muro, recorrí cada maldito distrito sin poder encontrarla y justo cuando creía que todo estaba perdido descubrí a esa mala mujer casándose con otro saliendo de una maldita iglesia. Genial, el capitán Levi también sufre por amor —comentó el azabache con ironía.




La ciudad donde la luna no brilla [LeviHan/Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora