14- Una noche solitaria

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—¡Vete de una maldita vez! —gritó Hanji perdiendo la paciencia.

—¿De verdad es lo que quieres? Solo mírate, estás jodidamente deseando que te haga mía —se burló el capitán con voz áspera y amenazante.

Era imposible detenerse y mientras más resistencia oponía, más fuerte se volvía el agarre de Levi. Sus respiraciones agitadas chocaban sobre los labios del otro y su corazón comenzó a latir con fuerza donde por un momento Hanji pensó que saldría de su boca. La astuta mano del capitán se atrevió a más y se deslizó bajo el vestido de la castaña quién se mordió el labio para evitar jadear mientras su rostro se tornaba rojo de ira, frustración y de una cantidad innumerable de emociones reprimidas.

Hanji despertó abruptamente y totalmente sobresaltada. Aún no amanecía y probablemente todo había sido producto de su imaginación que le jugaba una mala pasada. Sin embargo todo parecía real y el inquietante cosquilleo en sus labios aún estaba presente torturándole lentamente para su desgracia.

—¿Tenías un mal sueño? —preguntó Moblit a su lado.

—No lo sé —respondió la castaña sintiéndose confundida.

No había forma en que Hanji le dijera a su esposo lo que ese sujeto le provocaba y mentirse a sí misma se estaba volviendo una horrible costumbre. Era imposible que amara a dos hombres al mismo tiempo y le debía absoluta fidelidad a su marido tal como lo prometió en sus votos de matrimonio. Moblit la estrechó entre sus brazos y aquello le hizo sentir peor aún, su esposo realmente no merecía todo eso.

—Moblit...

—Te oigo —respondió el aludido.

La voz de Hanji se quebró antes de formular su idea, lo mejor para todos era centrarse completamente en su esposo, en sus planes como familia y vivir de ese modo hasta que el destino se lo permitiera. Fue entonces que en un arranque de impulsividad besó a Moblit y sus manos inquietas se deshicieron de su molesta ropa para sorpresa del doctor aunque para nada le desagradó.

Horas más tarde la luz natural irradió por toda la habitación. Hanji se sentía incapaz de moverse y el cuerpo le dolía un poco.

—Buenos días, hermosa —saludó Moblit inclinándose para besar los labios de su esposa.

—¿Qué hora es? —preguntó la castaña desperezándose.

—Casi es mediodía, vaya, realmente estabas cansada. Estuviste maravillosa anoche, por favor sigue descansando.

La castaña hubiera deseado seguir durmiendo, pero era imposible con tanta luz.

—¿A dónde irás? —preguntó Hanji con curiosidad.

—Al cuartel de la legión, debo supervisar la carga de suministros médicos enviados por el gobierno.

—¿Puedo ir contigo?

Moblit sonrió y asintió, le agradaba que su esposa se interesara en sus asuntos y siempre sería una grata compañía para él.

El sol estaba en lo alto para cuando el incesante rechinar de los caballos anunció la venida de visitantes. Levi alzó la mirada y divisó al doctor Berner quien para su sorpresa no venía solo y esa extraña mujer le acompañaba.

Hanji se entretuvo husmeando en la nueva oficina de su marido mientras Moblit supervisaba a los reclutas que comenzaban a desempacar el nuevo cargamento de medicinas e insumos necesarios para futuras expediciones. Por otra parte Levi no podía quitarle un ojo de encima a la castaña que parecía que en cualquier momento ocasionaría problemas.

La ciudad donde la luna no brilla [LeviHan/Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora